La estrella y los magos

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Ahí está, coronando el arbolito navideño, la estrella de Belén. Símbolo de la que guió a los Magos (así llamaban a sabios y astrólogos) hasta el sitio donde se hallaba el niño Jesús, según el evangelista Mateo.

“Nacido Jesús en Belén de Judea en los días del Rey Herodes, llegaron a Jerusalén unos magos de oriente, diciendo: ¿dónde está el rey de los judíos que acaba de nacer? Hemos visto su estrella al oriente y venimos a adorarle”.

Vayan a Belén –les dijo Herodes– “y averigüen todo sobre ese niño y cuando lo encuentren, avísenme, para ir a adorarlo yo también”. (Mateo 2, 1-10).

La estrella que habían visto siguió delante de ellos, hasta que se detuvo sobre el lugar del recién nacido, “y llegando a la casa, vieron al niño con María, su madre, y de hinojos le adoraron, ofreciéndole oro, incienso y mirra” (Mateo, 2. 10-11).

La estrella, los magos (aún no reyes), la matanza de menores y la huida a Egipto sólo están en Mateo. Como el censo, el pesebre y el anuncio a los pastores, sólo en Lucas. Pero éste no menciona a los magos ni a la estrella; tampoco Marcos ni Juan.

Ni Herodes, asombrado ante explicaciones de los magos al respecto de la señal celeste, vio ese objeto tan brillante y duradero. Parece que sólo fue visible para los magos.

 

La señal

¿Qué fue aquella señal, si es que existió. Nadie lo sabe.

¿Acaso un cometa que surcó los cielos de entonces? ¿Quizá una conjunción planetaria? ¿Tal vez fue una estrella en explosión lo que vieron las Magos? ¿Mito o acontecimiento astronómico?

Los astrónomos aún tratan de explicar el suceso de hace más de 2000 años.

En 1999, apareció “La estrella de Belén. La herencia de los Magos”, editado por la Rutgers University Press). Su autor, Michael R. Molnar, sugiere que esa “estrella” no sería otra cosa que una alineación de Júpiter, Saturno, el Sol y la Luna, en Aries, constelación asociada con los judíos. Es un caso verificado el 17 de abril del año seis antes de Cristo y reproducido en una moneda romana.

Esta conjunción habría dado lugar a una ocultación parcial de Júpiter por el disco de Venus.

¿Estrella nueva?

Kepler fue el primero en advertir, hacia el año 1606, un fenómeno muy luminoso que, según sus cálculos, tuvo lugar el año 7 a.C. Lo que modificaba la fecha del nacimiento de Cristo.

Se trata de la conjunción de Venus y Júpiter en la constelación de Piscis. De una de las tres las conjunciones de 1604, dedujo la aparición de una nova: la estrella de Belén. (A una estrella que aparecía súbitamente se le llamaba nova, o nueva). Al parecer estaba equivocado: la aparición de una nova no tiene nada que ver con las posiciones de los planetas.

También en 1999 apareció “La estrella de Belén: El punto de vista del astrónomo” (Princeton University Press). Su autor, Mark Kidger, del Instituto de Astrofísica de Canarias, sostiene que aquélla alineación fue sólo el anuncio de la auténtica “estrella”, es decir la aparición de una nova.

El astrofísico, Javier Armentia, dice que al triple encuentro celeste de Júpiter y Saturno en el 7 a.C. se sumó Marte un año después, y astrónomos chinos registraron en el 5 a.C. una supernova. La estrella navideña pudo ser cualquiera de esas cosas, “si se busca en el cielo un reflejo de la narración evangélica”.

Otros objetan estas hipótesis: si una supernova hubiera explotado sólo hace 2000 años, es imposible que no hubiera dejado ningún rastro en el firmamento. (Las supernovas, como usted sabe, son grandes soles que al agotar su combustible nuclear terminan con explosiones que liberan más energía que las emitidas por las estrellas juntas de una galaxia.)

 

¿Entonces, qué?

Si no fue Venus, muy bien conocido desde las civilizaciones antiguas; ni el cometa Halley cuya aparición más próxima al nacimiento de Jesús ocurrió en 12-11 a.C.; ni la conjunción de Venus y Júpiter, porque no es compatible con las fechas de Navidad, y tampoco una nova o supernova, ¿entonces qué fue?

En ausencia de la prueba definitiva, Kidger concluye con lo siguiente:

Los Reyes Magos probablemente tenían su atención atraída por la conjunción triple de planetas en la constelación de Piscis. Tal vez en combinación con la ocultación del planeta Júpiter por la luna en marzo o abril del 6 a.C., pero la estrella, en sí, casi sin duda, fue una nova brillante observada cerca de la Theta Aquilae en marzo de 5 a.C.

Salvador J. Ribas, de la Universidad de Barcelona, con base en los estudios de Kidger, apunta lo siguiente:

*A favor de la relevancia de la conjunción de Saturno y Júpiter es que, unos meses más tarde, hacia el febrero del año 6 a.C. hubo un nuevo fenómeno planetario entre Marte, Júpiter y Saturno en la constelación de Piscis.

Reyes magos

Del Capítulo II (versículos 1 al 12) del Evangelio de Mateo procede la primera y casi única referencia a los magos. La otra se encuentra los llamados denominados “evangelios apócrifos”.

Ni siquiera sabemos cuántos eran. Mateo no refiere el número ni los nombres de los Magos.. Hasta el siglo V el papa León fijaría oficialmente su número en tres, mientras la tradición ortodoxa mantiene que eran doce. Les llamarían reyes en el siglo VI o VII, y en el Siglo VIII les pusieron los nombres de Melchor, Gaspar y Baltasar.

Como sea, los Reyes Magos viven en la tradición mexicana, a pesar de su competidor nórdico, preferido por el comercio que hace su agosto en diciembre.

 

La Navidad

El 25 de diciembre celebramos la natividad de Jesús. De ahí se deriva navidad.

Pero los relatos de de Mateo y Lucas dicen poco de la Natividad, y sus versiones son contradictorias. Marcos y Juan no dicen nada. Ni una palabra. ¿Cómo saber el día y el año del nacimiento de Jesús?

Según las crónicas judías de Flavio Josefo, Herodes (el supuesto mata niños) murió antes de un eclipse de luna, ocurrido en el 4 a.C. Si es así, Jesús no cumpliría años este diciembre

Fue hacia el hasta el siglo IV que el Papa Julio I estableció como la fecha de Navidad el 25 de diciembre. Día en que los ritos paganos celebraban el Solsticio de Invierno (el Dios Sol vencedor).

“Sol Invictus”, como se conocía en época romana esta festividad, y en la que por cierto había la costumbre de ofrecer regalos a los niños.