ELIO EDGARDO MILLÁN VALDEZ.
Pensemos en la impresionante confluencia y los resultados de los avances tecnológicos que abarcan amplios campos, como la inteligencia artificial (IA), la robótica, el internet de las cosas (IoT), los vehículos autónomos, la impresión 3D, la nanotecnología, la biotecnología, la ciencia de materiales, el almacenamiento de energía y la computación cuántica, por nombrar unos pocos.
Muchas de estas innovaciones están en sus albores, pero ya están llegando a un punto de inflexión en su desarrollo a medida que se construyen y amplifican mutuamente en una fusión de tecnologías a través de los mundos físico, digital y biológico. A esta confluencia de tecnologías los economistas le han puesto nombre: la cuarta revolución industrial. Esta transformación está marcada por la convergencia de tecnologías digitales, físicas y biológicas, que anticipan que nuestro que en el futuro nuestras nuestras relaciones sociales y económicas cambiarán el mundo tal como lo conocemos.
En efecto, estamos al borde de una revolución tecnológica que modificará radicalmente la forma en que vivimos, trabajamos, nos relacionamos y hasta soñamos. En su escala, alcance y complejidad, la transformación será distinta a cualquier cosa que el género humano haya experimentado antes», vaticina Klaus Schwab, autor del libro «La Cuarta Revolución Industrial», publicado por Amazón este año.
Los ‘nuevos poderes’ del cambio vendrán de la mano de la ingeniería genética y las neurotecnologías, dos áreas que parecen crípticas y lejanas para el ciudadano de a pie. Pero las repercusiones impactarán el cómo somos y nos relacionamos hasta en los rincones más lejanos del planeta: la revolución afectará «el mercado del empleo, el futuro del trabajo, la desigualdad en el ingreso y sus coletazos impactarán la seguridad geopolítica y los marcos éticos.
LA FÁBRICA AUTOMÁTICA Y MUY, MUY INTELIGENTE
“Entonces, ¿de qué se trata el cambio y por qué hay quienes creen que se trata de una revolución? Lo importante, destacan los teóricos de la idea, es que no se trata de desarrollos ciberespaciales, sino del encuentro de esos desarrollos. Y en ese sentido, representa un cambio de paradigma, en lugar de un paso más en la carrera tecnológica frenética”, señala el autor de la Cuarta Revolución Industrial y Director Ejecutivo del Foro Económico Mundial.
«Hay tres razones por las que las transformaciones actuales no representan una prolongación de la tercera revolución industrial, sino la llegada de una distinta: la velocidad, el alcance y el impacto en los sistemas. La velocidad de los avances actuales no tienen precedentes en la historia… Y está interfiriendo en casi todas las industrias de todos los países», apunta el WEF.
Ahora, el cuarto giro trae consigo una tendencia a la automatización total de la manufactura – su nombre proviene, de hecho, de un proyecto de estrategia de alta tecnología del gobierno de Alemania, sobre el que trabajan desde 2013 para llevar su producción a una total independencia de la mano de obra humana a través de una fábrica inteligente que podría agregar US$14,2 billones a la economía mundial en los próximos 15 años. La Revolución 4.0, como es también denominada, podría acabar con cinco millones de puestos de trabajo.
A QUIÉN BENEFICIARÁ ESTA REVOLUCIÓN.
La cuarta revolución tiene el potencial de elevar los niveles de ingreso globales y mejorar la calidad de vida de poblaciones enteras, apunta Schwab, las mismas que se han beneficiado con la llegada del mundo digital, pero edén no ocurrirá sin la lucha de los que quedarán sin trabajo. Por lo pronto, este proceso de transformación sólo beneficiará a quienes sean capaces de innovar y adaptarse.
«El futuro del empleo estará hecho de trabajos que no existen, en industrias que usan tecnologías nuevas, en condiciones planetarias que ningún ser humano jamás ha experimentado», resume David Ritter, CEO de Greenpeace Australia/Pacífico, en una columna sobre la cuarta revolución para el diario británico The Guardian.
Aunque los empresarios parecen entusiasmados – más que intimidados- por la magnitud del reto: un sondeo revela que 70% tiene expectativas positivas sobre la cuarta revolución industrial, según la medición que publica General Electric cada año y que recoge opiniones de más de 4.000 líderes y personas interesadas en las transformaciones de 23 países; pero no todo es miel sobre hojuelas, otros sondeos reflejan las preocupaciones de empresarios por el «darwinismo tecnológico», donde aquellos que no se adapten no lograrán sobrevivir. Y si ello ocurre a la velocidad que predicen los entusiastas de la Cuarta Revolución, el efecto puede ser más devastador que el que generó a su turno la tercera revolución. «Pero el entusiasmo no es injustificado, estas tecnologías representan avances asombrosos. Pero el entusiasmo no es excusa para la ingenuidad y la historia está plagada de ejemplos de cómo la tecnología pasa por encima de los marcos sociales, éticos y políticos que necesitamos para hacer buen uso de ella», remata Bdale Garbee, un especialista en proyectos de cibercomputación.
LA ÚLTIMA Y NOS VAMOS.
*Este artículo se elaboró con la información de la BBC de Londres y la del Periódico EL País de España.
*El autor del libro y fundador de Davos, el pasado octubre abrió una oficina del Foro dedicada específicamente a esa cuestión en San Francisco, en pleno centro tecnológico del planeta. El profesor alemán describe así la audacia de las compañías de Silicon Valley: “Allí, todo lo que no está prohibido está permitido. En Europa, sin embarg