La delincuencia no descansó durante el confinamiento: se adaptó a la nueva normalidad y reforzó sus vertientes cibernética y de extorsión para atacar a distancia.
Como si fuera actividad esencial en México, la delincuencia no descansó durante el confinamiento: se adaptó a la nueva normalidad y reforzó sus vertientes cibernética y de extorsión para atacar a distancia. Hizo home office.
La Unidad de Inteligencia Financiera (UIF) detectó que la pandemia fue un pretexto ideal para que grupos de defraudadores, usureros, prestamistas que lavan dinero, explotadores de personas y tratantes de mujeres y menores de edad se enriquecieran.
El titular de la UIF, Santiago Nieto, explicó que el consumo de pornografía infantil y las redes de servicios de prostitución en línea generaron un foco rojo en el sistema financiero, pues sus movimientos incrementaron.
También hubo quienes aprovecharon la crisis. En los primeros tres meses de la pandemia, la UIF detectó una red de extorsionadores que generaron tarjetas apócrifas para dar falsos apoyos del gobierno a cambio de inscripciones desde 300 hasta más de mil pesos.
Uno de estos grupos, en Chiapas, falsificó el diseño de las tarjetas de la Secretaría del Bienestar y pedía depositar en tiendas de conveniencia una cuota para activarlas y generar un fondo de ahorro.
Otros robaron la identidad de legisladores de Morena para hacer más creíble el apoyo. Nieto declinó dar a conocer de qué legisladores se trata para evitar entorpecer las investigaciones. En ambos casos las cuentas fueron bloqueadas y se indagan a los autores del fraude.
En estados como Quintana Roo, la UIF identificó la venta por internet de presuntos productos milagro que prometían curar el covid-19 y conferían inmunidad, pero nunca llegaban a los domicilios.
Nieto Castillo dijo que estas indagatorias van de la mano con el Insabi, el IMSS y la Oficialía Mayor de la Secretaría de Hacienda, además de que mantienen estrecha colaboración en las que lleva a cabo la Secretaría de la Función Pública, de delitos detectados en los primeros meses de la pandemia. Uno de ellos fue la compra de ventiladores al hijo de Manuel Bartlett.
También están en curso investigaciones relacionadas con la compra de cubrebocas que pasaron de venderse de ocho dólares a 15, cuando en el mercado chino tenían un precio de 2.5 dólares.
Empeños para lavar dinero
La crisis económica abrió una vertiente adicional empleada por la delincuencia, al duplicarse los empeños y con ellos la usura. De la mano de estos préstamos se detectaron intentos por aprovechar ese flujo de recursos para lavar dinero.
La UIF detectó que en el periodo de marzo a mayo de 2019 recibieron 69 mil 967 avisos de empeños, solicitudes de préstamos y créditos, y en el mismo periodo de este año, en medio de la contingencia, se dispararon a 110 mil 938.
“Esto conlleva el riesgo de que estemos transfiriendo el sistema de préstamos formal a un informal, donde puedan presentarse prácticas de usuras”, señaló Nieto.
Explicó que estos grupos además pueden aprovechar este tipo de empeños para lavar dinero, por lo que alertó y pidió a la ciudadanía acercarse a instituciones reconocidas.
Información por MILENIO