LA CHICA QUE MURIÓ EN UN LÚGUBRE PANTEÓN.

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Usted ha ido al panteón a las tres de la mañana y ha salido vivo.

Alguien mató a la chica?

Se murió de miedo?

Dios se la llevó al cielo?

 

La protagonista, cuyo nombre se desconoce, era una joven tímida. Más por el trabajo de su padre, ella y su familia cambiaban constantemente de ciudad y de amigos.

En uno de esos traslados, un grupo de compañeros retó a la joven a una prueba de valentía: debía ir al cementerio de noche y clavar una nota en la última tumba del camposanto en la que decía: “Yo estuve aquí”.

Esa noche lúgubre, tenebrosa;  llena de misterios y grillos, a la chica el corazón le latía como queriéndosele salir del pecho. Su alma y su cuerpo le pedían correr y abandonar ese juego macabro, pero automáticamente empezó a caminar hacia el frío mármol, a las siluetas de las cruces y a las sombras de los ramos de flores marchitas que perecieron  encima de las tumbas.

Cuando por fin llegó a la última tumba, sus ojos estaban desorbitados, empañados de lágrimas y sus manos temblaban como las hojas cuando les cae el rocío de la madrugada. Con un martillo clavó la nota en la que demostraba su valentía; pero al levantarse para salir corriendo, algo enredó su falda, atrapándola tras maullido lastimero de un gato.

La mañana siguiente, al no tener noticias de la joven, el grupo de chicos se dirigió al camposanto. Allí encontraron su cuerpo inerte, con la falda anudada en la cruz de la tumba del cementerio. La Joven había muerto, para morir de horror tenía ya la boca, la nariz y los oídos llenos de hormigas. A lo lejos un búho canta su infortunio.

 

Alguna ves tú haz ido a un cementerio a demostrarle a tus amigos que eres más valiente que ellos?