La embajadora de México en Estados Unidos dijo que la delegación mexicana que visita Washington, encabezada por el presidente Andrés Manuel López Obrador, entrará en dos ocasiones a la Casa Blanca
La delegación mexicana que visita Washington, encabezada por el presidente Andrés Manuel López Obrador, entrará este miércoles en dos ocasiones a la Casa Blanca, un sitio magnífico, de acuerdo a la descripción que hace la embajadora de México en Estados Unidos, Martha Bárcena, pero “nada como Palacio Nacional y su majestuosidad”.
En la víspera del que será el primer encuentro entre el presidente de México y el de Estados Unidos, Donald Trump, la embajadora recibe a los medios en el mismo lugar donde se alojará el presidente López Obrador: la embajada mexicana.
Bárcena reiteró que los temas centrales de la reunión entre ambos presidentes serán la entrada en vigor del T-MEC y la reactivación económica de la región. Por eso consideró que la cena de trabajo con empresarios mexicanos y estadunidenses en la Casa Blanca “se va a interpretar de manera muy positiva y con mucha expectativa, porque hay que recordar que los gobiernos negocian el marco jurídico en el que se dan las relaciones económicas, pero las relaciones económicas las hacen básicamente las empresas, sean del sector público o privado”. Por eso consideró que “los empresarios están muy conscientes de las oportunidades que se abren con la entrada en vigor del tratado y con esta relocalización de las cadenas de valor”.
La embajadora no descartó que en las reuniones se toquen otros temas como el migratorio y el de seguridad.
Le toca ser anfitriona, no solo porque es la embajadora de México en Estados Unidos, sino que el presidente se hospeda en la embajada
Así es. Fíjate que cuando las embajadas se comenzaron a instalar hace ya muchos siglos, era normalmente la práctica que cuando había un viaje el jefe de Estado se hospedaba en la encasa del embajador, esa práctica pues fue cambiando después, ya sea porque el Estado que te invita tiene casas especiales o porque empezaron a llegar a hoteles y pues ya dejaron de quedarse en las residencias que son casas, pero en esta ocasión la Casa Blair, que es la casa de invitados del gobierno de los Estados Unidos está bajo reparación, entonces el gobierno de los Estados Unidos ofreció el hospedaje y cubrir el hospedaje, pero el presidente, que refleja muy bien su carácter de austeridad y que aparte le gusta lo que significa estar en la residencia, estar en territorio mexicano, me pidió llegar aquí y ara mi es un gran honor poderlo tener en la residencia de México.
¿Cuáles son las expectativas del viaje? Es el primer viaje internacional y el primer encuentro en persona con el presidente de Estados Unidos, uno de los países con mayores relaciones.
Sí. Relación comercial, relación de inversiones y de la enorme población mexicana que vive en Estados Unidos. Las expectativas es justamente resaltar la relevancia de la relación. En la práctica tradicional de las relaciones entre los dos países casi siempre que había un presidente mexicano recién electo viajaba a los Estados Unidos, con la elección del presidente López Obrador cambió la práctica, primero fue una delegación de Estados Unidos a visitarlo. En julio de 2018 estuvo una delegación encabezada por el secretario de Estado, Mike Pompeo, y después es presidente decidió que en su primer año de gobierno no iba a salir para abocarse a la problemática y a las prioridades internas. Eso hizo que esta práctica o esta tradición en las relaciones bilaterales no pudiera tener continuidad y teníamos pendiente esta visita. Siempre encontrar los tiempos es muy complejo porque nunca hay un tiempo perfecto, se nos atravesó el covid-19 y ahora se escoge esta fecha por la entrada en vigor del T-MEC, que representa una nueva era en las relaciones.
El T-MEC es un tratado realmente moderno, que incluye capítulos que ningún otro tratado comercial había incluido en materia de derechos laborales, en materia medio ambiental, de lucha anticorrupción, de género, de pequeños y medianos empresarios. Es un tratado, un acuerdo que va a ser el modelo de referencia para cualquier otro acuerdo que Estados Unidos negocie con otros países. De ahí su importancia.
El presidente Trump dijo que iba a cancelar el TLCAN y el TPP, se retiró del TPP, pero el TLCAN se logró renegociar. Este tratado nos da un marco jurídico de certidumbre que muy pocos países tienen.
¿Cómo se interpretará la reunión de este miércoles en la Casa Blanca que se tendrá con empresarios de ambos países?
Yo creo que se va a interpretar de manera muy positiva y con mucha expectativa. Efectivamente va a haber una cena de trabajo al final del programa en donde estarán empresarios de México y de Estados Unidos, porque hay que recordar que los gobiernos negocian el marco jurídico en el que se dan las relaciones económicas, pero las relaciones económicas las hacen básicamente las empresas, sean del sector público o privado. Los empresarios están muy conscientes de las oportunidades que se abren con la entrada en vigor del tratado y con esta relocalización de las cadenas de valor.
Durante el covod, Estados Unidos se dio cuenta que no podía ser tan dependiente de los insumos para su producción final de China o de la India o de otros países de Asia. En cambio entre México, Estados Unidos y Canadá, nuestras cadenas de valor se alinear. Hubo algunos retos pero siguieron funcionando.
La idea con el TMEC es fortalecer América del Norte como centro productivo por excelencia y dejar de depender de otras regiones en tan alto nivel de dependencia como teníamos antes, esto nos abre muchas oportunidades para los empresarios.
¿Cómo se sitúa el tema migratorio en este marco de entrada en vigor del TMEC?
Hay varios aspectos que se pueden resaltar. En esta pandemia se vio la dependencia de la economía de Estados Unidos de los llamados trabajadores esenciales, como los trabajadores agrícolas y dentro de los trabajadores agrícolas hay un porcentaje altísimo de trabajadores mexicanos documentados e indocumentados. Los trabajadores mexicanos que estaban en los rastros, en las plantas empacadoras de carne, donde hemos tenido problemas de contagios y los consulados de México han estado muy atentos a que se proteja a los trabajadores a que se les dé la asistencia sanitaria a que se cierren las plantas cuando hay brotes de contagios. Han estado también en los hospitales, han estado en las tiendas donde tienen que despacharse los alimentos. En síntesis, gracias a los trabajadores esenciales, de los cuales los mexicanos son fundamentales los americanos han tenido alimentos en sus mesas.
Otro tema son los dreamers, a los que México ha apoyado a través de los consulados ayudándolos con asesoría legal y hasta con apoyo financiero para que cubran la cuota que tienen que cubrir para su registro, hasta presentando dos recursos conocidos como “amigo de la Corte” uno a nivel regional y otro en la Suprema Corte. Cerca de 30 mil soñadores o DACAS han estado en la primera línea del frente de la atención al covid.
El tercer tema es que no sabemos cómo se van a reconfigurar los mercados laborales. Tenemos un enorme reto y una enorme oportunidad para capacitar a los trabajadores para las nuevas líneas de producción para las cadenas de valor.
Entre México y Estados Unidos siempre hemos tenido una diferencia de enfoque. Para los Estados Unidos tradicionalmente el tema de migración es un tema interno y de seguridad nacional. Para México es un tema interno, pero también de derechos humanos, de fenómenos internacionales y sobre todo es un fenómeno económico y social de complementariedad de perfiles demográficos y de mercados laborales.
A un año de la amenaza de imposición de aranceles, que se solucionó frenando el flujo migratorio entre ambos países, ¿en esta reunión se planteará el compromiso de Estados Unidos para contribuir en el desarrollo de Centro América?
El presidente López Obrador lo ha dicho muy claramente. La migración debe de ser una opción y no una necesidad y lo que le hemos repetido al gobierno de Estados Unidos es que la manera de enfrentar este fenómeno migratorio es atacando las causas profundas de la migración. En algún momento, en la cena o en la reunión ampliada podremos abordar el tema justamente de los retos que enfrentamos ahora después del covid, porque se está configurando una situación de inseguridad alimentaria, la gente no tiene qué comer y cuando no tiene qué comer, pues toma medidas desesperadas y una de ellas es migrar por necesidad.
¿Por qué no habrá reuniones con la comunidad mexicana?
Porque teníamos que respetar las normas que imperan en Washington DC, que no haya reuniones de más de 50 personas. Organizar una reunión en un espacio privado de 200 personas hubiera sido una gran irresponsabilidad. Queda la posibilidad de una virtual o conforme se vayan levantando las restricciones de un gran encuentro en México con el presidente.
Sí bien el encuentro obedece a un tema comercial, se requiere que haya seguridad para el tránsito de las mercancías. Este tema, a un año de que Estados Unidos se comprometió a reducir el tráfico de armas a México, ¿podría tocarse en las reuniones?
Seguramente, pero la prioridad es enfocarnos en el TMEC, en la reactivación económica. En la cooperación en materia de salud, en los retos que tenemos en la frontera donde hay un alto índice de contagios.
El tema de seguridad llegó para quedarse en la agenda bilateral. Nunca va a desaparecer. Va evolucionando y tiene que ver con el combate al crimen organizado, al tráfico de drogas y de armas.
Sí quisiera subrayar un área en la que hemos tenido un avance sustancial a raíz del gobierno del presidente López Obrador, que ha sido en bloquear las cuentas del crimen organizado. Me lo dicen constantemente las autoridades estadunidenses: “no habíamos logrado este nivel de cooperación con autoridades anteriores”. Se han bloqueado muchísimas cuentas del crimen organizado y como dicen los americanos: “follow de money”. Hemos seguido el dinero y ahí se está cortando mucha de la actividad del crimen organizado.
Información por MILENIO