Japón vivirá este martes su primera abdicación en más de 200 años, luego de que el emperador Akihito ceda el Trono del Crisantemo a su hijo, el príncipe Naruhito.
La era Heisei en Japón terminará este martes, cuando el emperador Akihito, de 85 años, renuncie al Trono del Crisantemo en una ceremonia de abdicación y ceda el poder a su hijo el príncipe Naruhito.
El actual emperador dio a conocer en agosto de 2016 que quería abdicar tras 30 años de reinado, por considerar que su salud no le seguiría permitiendo cumplir sus funciones con la debida energía.
“Me preocupa que pueda hacerse difícil para mí desempeñar mis responsabilidades como símbolo del Estado (…) Cuando un emperador enferma o su estado de salud es grave, me preocupa que, como ha sucedido en el pasado, la sociedad entre en punto muerto o la situación pueda impactar en las vidas de la gente”, dijo Akihito al anunciar su decisión.
Es el primer soberano japonés que renuncia al trono en 200 años, y para que pudiera hacerlo el Parlamento nipón tuvo que aprobar una legislación especial: la posibilidad de renunciar no estaba prevista en la ley.
Después de reunirse con miembros del Consejo de la Casa Imperial, el primer ministro Shinzō Abe, anunció que el 30 de abril de 2019 será la fecha de abdicación de Akihito.
Con Naruhito en el trono comenzará la era “Reiwa” (bella armonía), la quinta del Japón moderno, después de tres décadas de era Heisei caracterizada por la consecución de la paz.
Nacido el 23 de diciembre de 1933, Akihito es el hijo mayor varón y el quinto de Hirohito, en cuyo nombre luchó y perdió Japón durante la Segunda Guerra Mundial. Durante su infancia, fue testigo de los tumultuosos años de un Japón militarista, bajo la batuta de su padre y su ignominiosa derrota.
Tras convertirse en príncipe heredero, con 18 años, se graduó cuatro años después en la Universidad Gakushuin de Tokio. En 1959, Akihito rompió con la tradición, al casarse con Michiko Shoda, una plebeya e hija mayor del presidente de una compañía.
El matrimonio tiene dos hijos, el príncipe heredero Naruhito y el príncipe Akishino, y una hija, Sayako Kuroda, quien ya no es miembro de la familia imperial tras contraer matrimonio, así como cuatro nietos.
Desde que Akihito se convirtió en el emperador japonés 125, ha hecho esfuerzos por curar las heridas que dejó la Segunda Guerra Mundial en Asia.
En 1991, el emperador visitó Tailandia, Malasia e Indonesia, en su primer viaje oficial al extranjero. También viajó a China en 1992 y en 1993 a la isla japonesa de Okinawa (sur), donde tuvo lugar una de las pocas batallas terrestres en el país durante la Segunda Guerra Mundial.
En 2016, la pareja imperial visitó Filipinas para rendir tributo a los muertos en la guerra, ya que ese año se conmemoraba el 60 aniversario de la normalización de relaciones diplomáticas entre los dos países.
Durante la Segunda Guerra Mundial, “feroces batallas entre Japón y Estados Unidostuvieron lugar en suelo filipino, que tuvieron como resultado la pérdida de muchas vidas de filipinos y muchos filipinos heridos”, reconoció el emperador en Manila.
“Esto es algo que nosotros, los japoneses, nunca debemos olvidar y pretendemos mantener esto grabado en nuestros corazones durante nuestra visita”, agregó el soberano.
Durante sus 30 años de reinado, el país sufrió grandes desastres naturales. En 1995, un terremoto de magnitud 7.3 golpeó la ciudad de Kobe, en el oeste del país, dejando más de 6 mil 400 muertos.
En 2001, un terremoto y posterior tsunami dejó unos 18 mil 500 muertos y desencadenó el peor accidente nuclear sufrido por el país en la central de Fukushima.
El emperador ha sufrido varios problemas de salud en la segunda mitad de su mandato. Fue intervenido por cáncer de próstata en 2003 y sufrió problemas relacionados con el estrés en 2008. En 2012 se sometió a un bypass.
La nueva era
En conferencia de prensa, el secretario del gobierno japonés, Yoshihide Suga, divulgó las dos cualidades que identificarán el reinado de Naruhito: Reiwa, formado por kanji -ideogramas de origen chino- que se traducen, respectivamente, como “agradable” u “orden”, y “armonía” o “paz”.
De acuerdo con medios locales, su significado debe interpretarse como “el nacimiento de una civilización donde los seres conviven en armonía”, precisó después el primer ministro, Shinzo Abe.
El nuevo nombre para el mandato de Naruhito comenzará a utilizarse tan pronto el nuevo emperador suba al trono, dentro de un mes exacto, en monedas, calendarios, permisos de conducir o documentos oficiales.
Información de Aristegui Noticias