JAPÓN Y COREA DEL SUR, AY QUE PASADO TAN PESADO.

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Una disputa comercial entre Japón y Corea del Sur amenaza con extenderse más allá de sus fronteras y convertirse en un riesgo para los suministros de electrónica. El origen de las tensiones está en la decisión de Tokio de restringir la exportación de materiales industriales que Seúl necesita para fabricar semiconductores y pantallas de visualización. Esta controversia estalló hace por lo menos un mes: Japón alegó motivos de seguridad para justificar las nuevas restricciones, consideradas por Seúl como «injustas».

En la práctica, estas nuevas medidas implican que Corea del Sur ya no tendrá acceso a procedimientos simplificados para la compra de materiales y tecnología de origen japonés susceptibles de uso militar, pero sus efectos van más allá del ámbito de la defensa; porque afectan también la industria automovilística y la petroquímica. El presidente de Corea del Sur, Moon Jae-in, acusó este viernes a Tokio de «atacar deliberadamente» la economía surcoreana y advirtió que su gobierno dispone de «métodos» para responder que podrían causar «enorme daño» a Japón.

PODRÍA PARECER INCREÍBLE, PERO ESTE PROBLEMA SE REMONTA A 50 AÑOS ATRÁS.

Los dos países comparten una historia complicada que incluye el dominio colonial de Japón sobre Corea del Sur desde 1910 hasta la derrota de Tokio en la Segunda Guerra Mundial en 1945. El año pasado los coreanos, que jamás olvidaron esta afrenta, emitieron en Corea del Sur fallos judiciales que ordenaban a las empresas japonesas pagar a los surcoreanos una indemnización por haber sido forzados a trabajar en los tiempos de la guerra. En efecto, Japón reclutó a millones de coreanos como soldados o trabajadores forzados y a decenas de miles de mujeres como esclavas sexuales y las retuvo durante años en prostíbulos creados para los soldados nipones.

Eran las llamadas «mujeres de consuelo» y se estima que hubo unas 200.000 de ellas, incluyendo coreanas, chinas y filipinas. Aunque de esta barbarie han pasado más de 70 años desde aquellos hechos, el tema sigue causando fricciones y hasta disputas comerciales entre Japón y Corea del Sur (Redacción de la BBC. News Mundo). Tokio ofreció disculpas por sus atrocidades por primera vez por ello en 2007, aunque muchos no las consideraron sinceras, ya que varios japoneses aún siguen negando la existencia misma de las esclavas sexuales durante la Segunda Guerra Mundial. Y el 28 de diciembre de 2015 las autoridades de Corea del Sur y Japón sellaron un acuerdo con el que esperaban pasar definitivamente esa amarga página de su historia.

LA SORPRESA DE TOKIO Y Y SEÚL Y CHINA SE FROTA LAS MANOS.

«Detendremos las maniobras militares –que se hacen con Corea del Sur- y nos ahorraremos una cantidad de dinero tremenda, a menos que veamos que las negociaciones no van como deben». Con estas palabras, el presidente de Estados Unidos, Donald Trump, anunció la que para muchos fue la mayor concesión de Washington a Corea del Norte, tras la histórica reunión con el líder de este país, Kim Jong-Un. Pero esta decisión fue recibida con sorpresa por Corea del Sur y Japón, dos de los principales aliados de EE.UU. en la región. Seguramente Trump con esa amenaza, quizá forzar a un arreglo rápido las disputas en sus principales aliados en esa región asiática.

Estados Unidos, Reino Unido y otros países han criticado durante mucho tiempo la construcción de islas y los despliegues militares de China en aguas disputadas, mientras que Pekín defiende que las pistas de aterrizaje, los aviones de combate y las instalaciones de misiles en ese mar para proteger a su barcos pesqueros.»Más bases militares sólo servirán para aumentar las tensiones y crear más falta de confianza entre los demandantes [de las islas disputadas]», dice el teniente coronel Christopher Logan, portavoz del Pentágono, que rechazó comentar evaluaciones específicas de Estados Unidos sobre la situación en el Mar de la China Meridional.

PERO LOS PAÍSES EN DISPUTA TIENEN LOS OJOS PUESTOS EN EL PASADO.

Pero ni el peligro que representa por china por ser un país imperial expansión y que tiene una larga disputa con ellos, ni las amenazas de Trump -un país imperial de larga data-hacen que los gobiernos de Japón y Corea del sur busquen pactar un acuerdo duradero que les permita de la estabilidad y el desarrollo que han gozado después del final de la segunda guerra mundial. En estos últimos meses han afirmado que establecerán un concordato para superar sus diferencias, pero hasta ahora sus propuestas de solución parecen cortinas de humo para acordar que nada pueden acordar.

Tokio sostiene que Corea del Sur comenzó la última disputa, cuando sus tribunales el año pasado determinaron que las compañías japonesas deben compensar a los coreanos reclutados para trabajar en fábricas y minas para la máquina de guerra imperial de Japón. La preocupación ahora es que las tensiones entre los principales socios comerciales y aliados de EE.UU. podrían salirse de control. Por supuesto Seúl atiza ese pesado pasado. Pareciera que en está etapa de la globalización los nacionalismos crecen y sus líderes buscan un enemigo externo para consolidarse políticamente. ¡Vivimos tiempos difíciles!