Afirma el periodista Raymundo Riva Palacio: “La muerte de tres normalistas de Ayotzinapa –tres personas más fueron abatidas por confusión– y la desaparición de 43 estudiantes en Iguala, no tiene sentido. Hay causas que permitieron esos hechos, como la debilidad institucional, la corrupción y la subordinación ante el crimen organizado, que no explican sin embargo por qué una banda que secuestra, asesina, extorsiona y, decidió aniquilar a un grupo de estudiantes. La noche del 26 de septiembre en Iguala es aún un misterio (El Financiero. Raymundo Riva Palacio.10/10/2014).
En Guerrero, convertido en el reino de la simulación, a los prestidigitadores les han robado los polvos mágicos de la chistera. Buscan, buscan, rebuscan y vuelven a buscar y no encuentran a los 43 estudiantes del turno repentino de la normal de Ayotzinapa. Y cada día que pasa los tres órdenes de gobierno y partidos políticos que los alimentan, se hunden más en el fango del descrédito en el que siempre estuvieron. “Pero sea como fuere, Iguala y su barbarie continúan todavía como un misterio. No hay nada claro, salvo que la capacidad de fuego e impunidad que se ha visto en Guerrero como un desafío directo al Estado mexicano” (Opus cit.).
HIPÓTESIS CHABACANAS.
1.- Varios aprendices de brujo han afirmado de manera contundente: La barbarie de Iguala fue un crimen de Estado. Suena muy hermosa la frase sobre todo porque las metáforas como las abstracciones se elevan del suelo hasta el cielo y se vuelven polvareda. Pero esa acusación no resuelve el porqué los secuestraron y quiénes cometieron ese crimen de lesa humanidad. Y ese polvo vuelve a veces s a la tierra convertido en cortina de humo, donde la metáfora de disuelve o se arrastra como las hojas de otoño hasta que se disuelve. Pero al final el misterio sigue el pie: ¿quiénes y porque secuestraron a los normalistas?
2.- Los policías de igualtecos en contubernio con narcotraficantes secuestraron a los estudiantes y éstos los mataron como si fuesen narcotraficantes, mutilándolos e incendiándolos. Los autores intelectuales de esta barbarie fueron el ex presidente municipal de Iguala y su “distinguida” esposa, hoy prófugos o muertos, porque no querían que les estropearan el festejo que siguió luego del informe sobre el estado guardaba el DIF. Dos objeciones: a) Si bien este par sin par eran delincuentes, pero no eran estúpidos: no iban a hipotecar su seguro futuro político asesinando a estudiantes, que pronto se irían de Iguala en unos camiones que habían tomado “prestados”. b) A los Guerreros Unidos tampoco les convenía perder su nicho de producción, venta y lavado de dinero cometiendo un crimen de esa magnitud. Esa hipótesis supone que políticos y narcotraficantes, en un arranque de demencia, dispararon sus metrallas poniéndose sus cañones en el corazón.
3.- Una tercera suposición parecida a la anterior, pero mayormente refinada señala que se enfrentaron el pasado representado por una guerrilla anticuada y una omnipresente como moderna banda de narcotraficantes, como si en América Latina ambos fenómenos no hayan sido complementarios, y casi indistinguibles cuando han tenido que enfrentar las envestidas del ejército y la policía federal. Raymundo Riva Palacio, al inicio de esta barbarie sugirió que los normalistas
habían sido sacrificados al ser confundidos por los narcotraficantes Guerreros Unidos con el cartel rival de los Rojos que se han apoderado de Chilpancingo y que le disputan Acapulco y a sus autoridades con todas las armas a su alcance. Ambas hipótesis suenas bien, pero los normalistas eran inconfundibles primero porque sus señas de identidad es realizar “boteos” y hacer mítines relámpago y segundo, porque está en su código genético secuestrar autobuses, en este caso para ir a la marcha del dos de octubre en la Ciudad de México.
Y ENTRE TANTO LOS SIMULADORES DE QUEMAN EN SU TINTA.
Existe una hipótesis que resuena en los guetos partidarios, según la cual esta barbarie fue cometida por alguno de los partidos contrarios al PRD, con el objeto de desprestigiarlos –sí, desprestigiarlos- para despojarlos del gobierno guerrerense en las elecciones del 2015, en la se pondrá al mejor postor la gubernatura. Justamente por esta “certidumbre” la dirigencia nacional del PRD se había negado a tirar al gobernador Ángel Aguirre Rivero al cesto de la basura; pero al mismo tiempo suponen también –con pruebas a favor y en contra- que los causantes del infierno en Iguala son los izquierdistas más duros de dentro y de fuera de PRD, pues tienen la pretensión de descarrilar la candidatura de Senador Armando Ríos Piter, que en las encuestas está posicionado como seguro ganador de la gubernatura en ese descoyuntado Estado; claro, si no se ponía en operación un evento excepcional, no como el de Iguala, ahí se les fue la mano.
Ni afirmó ni niego esta versión, pero si ésta fuera cierta, todos los partidos políticos serían culpables de un crimen de lesa humanidad. Por ello no solamente no valdría la pena darles un solo voto, sino eliminar su registro. Y si esta barbarie se cometió por razones estrictamente electorales, seguramente quiénes rastrean a los normalistas secuestrados, los buscan en “un vació medio lleno”: por razones de Estado necesitan encontrarlos, porque hoy está en vilo la estabilidad del país; pero al mismo tiempo algunos partidos necesitan esconderlos, porque al hallarlos vivos o muertos, hablarán y seguramente con el índice acusarán a sus secuestradores, así como las motivaciones políticas tuvieron para hacerlo.
Si ello ocurriera, estas revelaciones crearían un cataclismo político en México; pero sino los hallan, México de convertirá en un infierno, en el que también arderán los grupos hiper/anti/sistémicos que sueñan que, en cada movilización y quema de palacios, se hallan en el umbral de la toma del Palacio de Invierno. Y esto sería el cataclismo en el futuro: se enfrentarían la utopía y el cinismo. Los primeros ajusticiarían a los “malos” para “salvar”; los segundos asesinarían para seguir haciendo sus trapacerías a costillas de la ubre pública que tienen en su poder. Ojalá que esta suposición sea una simple criatura de una pesadilla en una noche de insomnio.
La última y nos vamos…
Hoy pidió licencia al Congreso del Estado el góber labioso, Ángel Aguirre Rivero, para retirarse del cargo. Su gesto y su mensaje “republicano” no produjeron las lágrimas del respetable, provocó, sí, algarabía en algunos lugares de Guerrero y por supuesto en muchas ciudades del país. Pero más allá de ello: ¿Quién y porque razones secuestraron a 43 normalistas? ¿Dónde están? Estarán vivos o muertos? ¿Se salvará el PRD de la repulsa por haber sostenido al góber labioso?