ELIO EDGARDO MILLÁN VALDEZ
Afirma Anthony Giddensi en su ensayo ‘El mundo Desbocado’ que de todos los cambios que ocurren en el mundo, ninguno supera en importancia a los que han tenido lugar en nuestras vidas privadas. Las transformaciones que afectan a la esfera personal y emocional, señala, van mucho más allá de las fronteras de cualquier país; precisamente por ello estos nuevos vínculos en están primera línea del conflicto entre cosmopolitismo y fundamentalismo.
Hay quizá más nostalgia del refugio perdido de la familia que de ninguna otra institución que hunda sus raíces en el pasado. Políticos y activistas diagnostican continuamente la crisis de la vida familiar y piden un retorno a la tradición.
La familia tradicional se parece mucho a un cajón desastre. Pero la familia en culturas no modernas tenía y tiene algunos rasgos que se encuentran más o menos en todas partes. La familia tradicional era y es sobre todo una unidad económica. En Europa las mujeres eran propiedad de sus maridos o de padres, como lo reconocía la ley.
MUJERES ERAN CONSIDERADAS COMO SERES INFERIORES
La desigualdad entre hombres y mujeres se extendía, por supuesto, a la vida sexualii. En la familia tradicional no eran sólo las mujeres las que no tenían derechos, tampoco los niños. La ausencia de contracepción eficaz significaba que para la mayoría de las mujeres la sexualidad estaba, inevitablemente, vinculada estrechamente al parto.
La separación entre sexualidad y reproducción es hoy total. La sexualidad por primera vez es algo a ser descubierto, moldeado, transformado. La sexualidad que solía definirse tan estrictamente en relación al matrimonio, tiene ahora poca conexión con ello. No debemos ver la aceptación creciente de la homosexualidad sólo como ofrenda a la tolerancia liberal. Es un resultado lógico también de la ruptura entre sexualidad y reproducción.
Sólo una minoría de gente vive ahora en lo que podríamos llamar la familia estándar, ambos padres juntos con sus hijos, la madre era ama de casa a tiempo completo y el padre se ganaba el pan en el trabajo. El matrimonio y la familia se han convertido en lo que Giddens denominó como instituciones concha, por esos hoy se llaman igual, pero han cambiado en sus características básicas.
CÓMO ES AHORA LA NUEVA FAMILIA
Hoy la pareja casada o no está en el núcleo de la familia. El matrimonio nunca antes se había basado en la intimidad-comunicación emocional- por supuesto esto era importante para un buen matrimonio, pero no su fundamento, en cambio para la pareja moderna es fundamental. La comunicaron es, en primer lugar, la forma de establecer el vinculo, y también el motivo principal de su continuación.
Emparejarse y desparejarse son ahora una mejor descripción de la situación de la vida personal que el matrimonio y la familia. En la familia tradicional el matrimonio era un poco como un estado de la naturaleza. Estaba definido como una etapa de la vida que la gran mayoría tenía que vivir. La posición de los niños en todo esto es interesante y algo paradójica. En la familia tradicional los niños eran un beneficio económico. Hoy por el contrario, en los países occidentales un niño supone una gran carga económica para los padres.
Hay tres pares principales en las que la comunicación emocional, y por tanto, la intimidad están reemplazando los viejos lazos que solían unir las vidas privadas de la gente: 1º las relaciones sexuales y amorosas. 2º las relaciones padre e hijo. 3º la amistad. Para analizarlas Giddens utiliza la idea de la relación pura, una relación basada en la comunicación emocional, en la que las recompensas derivadas de la misma son la base primordial para que la relación continúe.
¿QUÉ SIGNIFICA LA RELACIÓN PURA?
La comunicación emocional o intimidad se convierte, pues, en la clave de lo que todas ellas significan. La relación pura es implícitamente democrática. Si uno observa cómo ve un terapeuta una buena relación, en cualquiera de las áreas mencionadas, es impresionante el paralelismo directo que hay con la democracia pública.
La relación pura se basa en la comunicación, de manera que entender el punto de vista de la otra persona es esencial. Hablar es la base para que la relación funcione, tiene que haber confianza mutua. Cuando se aplican estos principios emerge lo que Giddens llama una democracia de las emociones en la vida diaria.
La igualdad sexual no es solo un principio nuclear de la democracia. Es también relevante para la felicidad y la realizaron personal. Muchos de los cambios que está experimentando la familia son problemáticos y difíciles. Poca gente quiere regresar a los papeles tradicionales del macho y de la hembra o a la desigualdad sancionada legalmente.
i Anthony Giddens (Londres, Inglaterra, 18 de enero de 1938) es un sociólogo británico, reconocido por su teoría de la estructuración y su mirada holística de las sociedades modernas. También adquirió gran reconocimiento debido a su intento de renovación de la socialdemocracia a través de su teoría de la Tercera Vía. Es considerado como uno de los más prominentes contribuyentes modernos en el campo de la Sociología, es autor de al menos 34 libros publicados en no menos de 29 idiomas -publicando en promedio más de un libro por año-. También se lo ha descrito como el científico social inglés más conocido desde John Maynard Keynes
ii Las actitudes hacia la homosexualidad también estaban regidas por una mezcla de tradición y cultura. Estudios antropológicos muestran que la homosexualidad, al menos la masculina, ha sido tolerada o abiertamente aceptada, en mas culturas de las que ha sido proscrita. Las sociedades que han sido hostiles a la homosexualidad la han condenado normalmente por considerarla intrínsecamente antinatural. Las actitudes occidentales han sido de las más extremas hace menos de medio siglo: la homosexualidad era considerada, en general, como una perversión, y así venia descrita en manuales de psiquiatría.