Por: Miguel Gómez Ochoa
Desde las últimas horas del domingo es todo lo que hemos escuchado los mexicanos, la abrumadora victoria, y golpe sobre la mesa, de Claudia Sheinbaum sobre la pobrísima candidata de la oposición, Xóchitl Gálvez. He de admitir que para mí es muy complicado describir a una persona, siempre he batallado con la simple tarea de describirme frente a un desconocido, por eso siempre me sorprende tanto (para bien y para mal) lo fácil que lo hacen con los políticos, tacharlos de ‘x’ o ‘y’ con mínimas acciones o tildarlos de “derecha” o de “izquierda” sin siquiera entender los conceptos.
A qué voy con esto, cuando escuché el primer “ganó Claudia” por supuesto que venían de los medios oficialistas y los alineados al régimen <>, quienes con solo el 15% de las actas contadas ya confirmaban su inevitable victoria. No tardó mucho en repetirse el mensaje en los demás medios de comunicación, en los no tan alineados y ya al final cuando había más de 5 millones de votos de distancia, los de oposición; pero es curioso cómo cada uno carga con una imagen distinta de una misma persona.
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