– Uno de los más poderosos líderes sindicales de la historia, murió en el ostracismo político.
– Llevaba varios días sedado informa su hijo.
Falleció Joaquín Hernández Galicia, “La Quina”, en la madrugada de este lunes en el Hospital Beneficencia Española, luego de permanecer varios días sedado, debido a que a la edad de 91 años tenía severos padecimientos de colón que lo tenían postrado desde el pasado 28 de octubre, informó su hijo Joaquín Hernández Correa. Dueño de una de las hojas de vida más impresionantes de la vida política, caciquil y sindical de nuestro país, era uno de los pocos sobrevivientes del autoritarismo corporativista de buena parte del siglo pasado hasta que se enfrentó a la furia del mismo sistema político que lo creó, cuando decidió apoyar en el proceso electoral de 1988 las aspiraciones políticas de Cuauhtémoc Cárdenas Solórzano como candidato de las fuerzas de izquierda.
Carlos Salinas de Gortari, fue quien instrumentó desde la oficina principal de Los Pinos, teniendo como testigo presencial al también desaparecido cacique sindical, Carlos Jonguitud Barrios, entonces líder la SNTE; un operativo de índole militar donde presuntamente se le encontró armamento e incluso el cuerpo de un asesinado. La Quina pasó 9 años en prisión, a pesar de ser sentenciado a 35 años, y al salir libre se refugió en Ciudad Madero, Tamaulipas, donde vivió los últimos años de su existencia, hasta ser sorprendido por la muerte. El golpe político dado al poderoso Joaquín Hernández el 10 de enero de 1989 dio origen al surgimiento de un nuevo concepto en el idioma de la política mexicana, el llamado “Quinazo”. Sin embargo, el famoso golpe al líder petrolero, se empezó a gestar desde el inicio del gobierno de Miguel de La Madrid, según afirmó él mismo a la periodista Carmen Aristegui, aunque el senil ex presidente se retractó en su momento.
El resentimiento del también desaparecido inaugurador del modelo neoliberal en nuestro país, se debía, dijo a que en muchas ocasiones lo amenazó y “fue hostil con mi gobierno”. Hoy también le tocará verlo en el otro mundo. Joaquín Hernández Galicia nació un 12 de agosto de 1922 en la zona de la huasteca y siempre estuvo viviendo en el estado de Tamaulipas, desde donde fundó su imperio petrolero teniendo como base Ciudad Madero. Incluso se le considera fundador de la empresa Petróleos Mexicanos a la cual ingresó en el mismo año en que Lázaro Cárdenas expropió la industria en 1938. Con los recursos que controlaba del sindicato construyó cientos de tiendas, cooperativas, empresas de distribución además del equipo de futbol Tampico-Madero, campeón de la Primera División en 1986.
Cuenta la leyenda que como parte del festejo tanto La Quina como su heredero en el poder, por breve periodo de tiempo por ciento, Salvador Camacho Barragán, también denunciado por corrupción años después; arrojaban billetes a la afición. En sus casi cuatro décadas de control logró catapultar al sindicato de Pemex como el más poderos de América Latina, lugar que después le disputaría la SNTE. A las cinco de la tarde su cuerpo será cremado luego de una misa solemne en la iglesia de la Santa Cruz y sus cenizas serán arrojadas en la playa Miramar de la misma Ciudad Madero, ya que a decir de su hijo, esa fue su última voluntad. No ha habido, hasta estas horas ni un solo pronunciamiento oficial de pésame mucho menos de luto, ni siquiera por aquellos sobrevivientes que disfrutaron de su gloria. “La Quina” pasa a formar parte del panteón de los emblemáticos caciques sindicales que navegaron por más de cincuenta años en los mares procelosos del autoritarismo político mexicano, convertidos en leyendas que, solo en el caso de los jóvenes, generan desinterés.