Ciudad de México. Evo Morales salió de Bolivia, como es natural, pero Bolivia no ha salido de él. Y con Bolivia se alude aquí a una crisis viva, con violencia represiva y personajes autoproclamándose presidentes –lo que va que vuela a deporte latinoamericano– y un ex presidente en el exilio que, en rigor, sigue siendo presidente puesto que su renuncia, para ser plenamente legal, tiene que ser entregada y procesada en el congreso nacional, donde la mayoría la tiene el partido de Morales, Movimiento al Socialismo.
Claro, el respeto a cualquier norma no es prioridad de quienes están reemplazando al gobierno del renunciante. Según las leyes, Morales continúa siendo presidente porque, además, la Constitución boliviana permite al presidente salir del país hasta por diez días sin permiso legislativo.
Quizá con esas consideraciones en mente es que Morales, al ofrecer su primera conferencia de prensa en México, dedica apenas algunas palabras a la “presidente interina” autoproclamada y se concentra en proponer a todos los actores políticos de Bolivia “un diálogo nacional con agenda abierta” para salir de la crisis y detener la confrontación. “Las balas no paran las marchas”, dice luego de recordar varios episodios de la historia reciente de su país en que la represión no contuvo el descontento popular.
Morales llama a los distintos actores bolivianos a participar en un diálogo nacional, acompañado por países “amigos” y organismos internacionales. «Si mi pueblo pide, estamos dispuestos a volver para apaciguar, pero es importante el diálogo nacional», señala. «Vamos a volver tarde o temprano. Que mejor lo antes posible para pacificar Bolivia».
En el mismo tenor, llamó a los mandos militares y policiales de Bolivia a que “dejen de usar armas contra el pueblo”. “Si renunciamos, ¿por qué siguen con la violencia?”, preguntó a sus adversarios.
Según Morales, la Organización de Estados Americanos adelantó la presentación de su informe sobre el proceso electoral y le dio un sesgo en su contra. “La postura de la OEA fue política, no técnica ni jurídica”.
Contó que así se lo hizo saber a los representantes de Luis Almagro, secretario general de la OEA, quien frente a la postura del gobierno mexicano ha dicho que en Bolivia hubo un “autogolpe”: “Con esto, ustedes van a llevar a Bolivia a una matanza”.
El renunciante presidente contó también, ante un nutrido grupo de periodistas, algunos detalles de su accidentado viaje a México e hizo un recuento de las agresiones contra sus partidarios y de los logros de su gobierno.
El expresidente de Bolivia, Evo Morales, dijo hoy que «si mi pueblo lo pide, estamos dispuestos a volver» al país, para «pacificar», pero subrayó que para ello es importante el diálogo nacional.
En una conferencia de prensal, Morales llamó a los distintos actores bolivianos a participar en un diálogo nacional, acompañado por países “amigos” y organismos internacionales.
«Si mi pueblo pide estamos dispuestos a volver para apaciguar, pero es importante el diálogo nacional», dijo Morales, y añadió: «vamos a volver tarde o temprano. Que mejor lo antes posible para pacificar Bolivia».
Desde Ciudad de México, donde llegó la víspera como asilado político, Morales también llamó a la policía y a las fuerzas armadas a no reprimir a la gente. “No se manchen con la sangre del pueblo”.
Acusó a la Organización de Estados Americanos (OEA) de servir más a los intereses de Estados Unidos que de los pueblos latinoamericanos y dijo que su misión de observación electoral en Bolivia asumió posiciones políticas y no legales.
Aseguró que nunca pidió a ninguna institución de su país cometer irregularidades durante el proceso electoral y que incluso él mismo se dijo dispuesto a realizar nuevas elecciones.