ELIO EDGARDO MILLÁN VALDEZ.
En una entrevista con el Diario Británico Financial Times, Peña Nieto dijo lo siguiente: “Tanto el caso de los estudiantes supuestamente asesinados e incinerados en Iguala, Guerrero; así como las sospechas de conflicto de interés, han causado una pérdida de confianza” entre los mexicanos; sin embargo –agregó- aún hay “tiempo para mostrar resultados (Animal Político. Redacción. 02/03/15)
Casi 10 días antes el Secretario de Hacienda, Luis Videgaray Caso, en el Financial Times Norteamericano, aceptó que el gobierno Mexicano pasa por una crisis de confianza. Y señaló: ”Necesitamos abordar lo que realmente importa a la sociedad mexicana, que es no [solo] la corrupción y la transparencia. Va más lejos: tiene que ver con la confianza. No solo se trata de reformar, reformar, reformar. Podríamos llevar a cabo diez Reformas Energéticas, pero si no le sumamos la confianza, no abarcaremos todo el potencial de la economía mexicana”. (Sin Embargo. Redacción. 02/17/15).
Ese “voto de confianza”, que le llama también consenso, que otorgan los ciudadanos a un gobierno al darle autorización – así sea ausente o pasiva y sobre todo activa- para que acometa tareas determinadas. La confianza es el fundamento de toda relación humana. Nadie puede caminar junto al otro sin tener la certeza de que puede confiar en él. Sin confianza es imposible avanzar y crecer; y más aún cuando se trata de la relación entre sociedad y gobierno. Pareciera que EPN entiende el concepto de confianza y sabe que la necesita para salir adelante, a juzgar por sus declaraciones; pero por alguna razón misteriosa hace justamente lo contrario y dilapida este voto que tanto necesita para ganarse la confianza de los mexicanos.
LA PRENSA LITERALMENTE PRENSA.
Ricardo Rafael da cuenta de los vientos que ha sembrado y ha ido cosechando Enrique Peña Nieto
“Tiene razón, sí hay una conspiración en su contra. Es la conjura, el complot, la colusión de muchos que se han ido inspirando y contagiando. No es una mera cacería de brujas, lo que se trama es derrocar las costumbres, los modos, la cultura y las instituciones que han normalizado la corrupción en México. Se equivoca el ingenuo que quiere suponer la existencia de una mente maestra detrás de la revuelta. Sólo ocurrió que los astros se alinearon a favor de la sedición simultánea de los muy distintos. (Milenio. Ricardo Raphael. 16/ 02/15).
Me gusta como metáfora la expresión de Ricardo Rafhael sobre el consenso que se ha creado en contra de la corrupción; pero no es certera su apreciación, porque sí hay varias manos que mecen la cuna: por ejemplo, los aguerridos guerrerenses que mecen una parte de esa hamaca de niño, otros son los afectados por las reformas llamadas estructurales, los políticos del “Viejo y “Nuevo” PRI” , los ciudadanos de a pie que están hasta la coronilla de las tranzas de la clase política y Et. Al. Creo Ricardo Rafhael, en el contexto de esa polvareda, pierde de vista que en ese ‘consenso’ por “derrocar las costumbres, los modos, la cultura y las instituciones que han normalizado la corrupción en México”, existe, como en La fiesta de Serrat, todos “comparten su pan/ su mujer y su galán/ gentes de cien mil raleas. //Hoy el noble y el villano/ el prohombre y el gusano/ bailan y se dan la mano/ sin importarles la facha.
Por su parte Carlos Puig afirma que el nombramiento de Medina Mora, a la Suprema Corte de Justicia de la Nación, ha dividido a columnistas colegas de un mismo diario; a colaboradores de los mismos noticiarios de radio; a los participantes de las mismas mesas redondas en televisión de paga; a académicos de las mismas instituciones; a abogados, juristas y magistrados; a senadores del PAN; a legisladores del PRD; y, sobre todo, a un círculo rojo ya crispado. Las razones para provocar esta polarización no son evidentes. (Milenio. Carlos Puig. Fecha (?)
Pero esta fecha de “partición” de la opinión pública y publicada, puede fecharse meses antes, sobre todo desde que fueron descubiertas las “casas blancas y blanqueadas” que hizo descender la legitimidad de Peña Nieto a un rango peligroso, por supuesto después de los votos de confianza que perdió por lo ocurrido por el secuestro de los 43 normalistas de Ayotzinapa en Iguala. Creo que la versión de Carlos Puig es más verosímil que la de Ricardo Rafael, si se observa más allá de la evidente polvareda que impide observar con cuidado las múltiples interpretaciones que se esgrimen en el espacio público en torno a la figura presidencial.
PERO TAMBIÉN EN EL DESDORO HAY NIVELES.
Cierto, hay muchas manos que mecen la cuna para abonar a la falta de consenso del presidente Enrique Peña Nieto; y algunos de ellos están literalmente jugando con fuego. Pero no es menos cierto que el Presidente y sus intelectuales orgánicos le han echado mucha leña a la pira que quema todos los días su legitimidad. Pero no vayamos muy lejos para demostrar como se las juegan para evitar recuperar algunos gramos de confianza de los mexicanos ofendidos y humillados por el tiradero real y supuesto que guarda la administración pública.
Cuando emergió el asunto de la casa blanca, el presidente designó a su cuate y empleado, Virgilio Andrade, para que investigara si en la adquisición esa casa de marras había un conflicto de interés. La reacción fue inmediata: al unísono se supuso que el Secretario de la Función Publica sería una “tapadera” de ese acto de corrupción. Enseguida puso a Arely Gómez en la PRG, que pronto adquirirá el rango de Fiscalía una vez que hayan sido aprobadas las leyes secundarias de la recién aprobada ley anticorrupción. Haber impuesto a Arely, a través de “interpósitas personas”, constituyó otra vuelta a la tuerca de la ilegitimidad, amén que enlodó a la ley anticorrupción. Y lo de Medina Mora ya fue el acabose: fue enviado a la suprema corte…
Un político sabe que percepción mata carita. Y no se trata que Virgilio, Arely y Medina Mora sean unos funcionarios corruptos per se y demás adjetivos que se les endilgaron y les endilgarán; sino por que en estos momentos son personas tóxicas, pues abonan a la ilegitimidad del presidente por su estrecha cercanía con él. Es increíble, Peña nieto en vez de abrirse se cierra en el manto de los suyos. Como dice Fernando Savater, el que se encierra se entierra. Ante estos desatinos Jorge Castañeda en Milenio y Ricardo Alemán en El Universal, han cantado a dúo, ¿Pero qué necesidad?, del divo de Juárez. Y el primero ha agregado otra canción de Juan Gabriel al coro: “No vale la pena…” Carlos Puig, indicó molesto en el caso de Medina Mora, ¿Acaso no había otro? Y yo agrego: ¿Acaso no había otros…?
PERO AÚN HAY MÁS, COMO DECÍA UN CLASICO
En esta tesitura el presidente queda indemne. Y en esta indefensión, así como le cargaron el Caso de Ayotzinapa, ahora le agregan el despido de Aristegui y así sucesivamente.. Pero también desde otro flanco también le “llueve en su milpita” , para variar. La Primera Dama publicitó su imagen en la Revista HOLA!, haciendo ostentación de sus atuendos y los accesorios que engalanan. Aguilar Camín mostró su enojo con un énfasis que no es de este Mundo:
“Ya es odioso que se exhiban así los ricos y los famosos, como maniquíes de su riqueza y de su fama. Es inaceptable que lo hagan, con ostentación de joyas y atuendos de marca, quienes, a querer o no, representan a un país de tradiciones republicanas, cuya virtud obligada es la austeridad: la digna, sobria y orgullosa medianía. Que los políticos mexicanos, empezando por el Presidente, no practiquen esto y anden por su país y por el mundo exhibiéndose como ricos y famosos, rodeados de ostentación y privilegios, explica en parte del desprestigio que los persigue. Se lo están ganando a pulso. (Milenio. Héctor Aguilar Camín.17/03/15)
Y así cómo pues…. Y mientras las instituciones se debilitan, los duros nos descansan: Quieren imponer una república nuevecita con hombres nuevecitos que vuelen sobre el pantano de esta res pública imperfecta.