*Hoy llega el primer embarque de Nissan
*No avanza el puerto; ya lo rebasó Topolobampo
*Quién manda lo que legislan los legisladores
FRANCISCO CHIQUETE
El horizonte luminoso que se le ofrecía al puerto de Mazatlán tarda en llegar. Hoy tiene un buen atisbo con la llegada del primer barco de carros importados de la Nissan, y con la posibilidad de recuperar cargas de la Chrysler y de la Ford.
Lo de la Nissan es un acuerdo obtenido con las gestiones del gobernador Mario López Valdez pero tardó aproximadamente un año en concretarse, sin que aquí supiéramos qué estaba pasando Cuando se consiguió hubo un gran despliegue publicitario, como debe hacerse con un logro de esta naturaleza, pero después no supimos nada, hasta que se filtró la pérdida del contrato y la posterior recuperación.
El propio gobernador López Valdez dio la pista principal durante una enumeración de las dificultades enfrentadas: hubo que hacer gestiones para bajar el precio de los servicios portuarios que estaban disuadiendo a los importadores de llegar por aquí.
Pese a la importancia estratégica que siempre se le ha atribuido a Mazatlán, los problemas para su despegue son inacabables. En los años setenta era el principal puerto comercial del Pacífico. Movía granos, algodón y una gran cantidad de productos de la región. A tal grado llegaba la jauja, que la avenida Emilio Barragán se convertía en una extensión del recinto portuario, con enormes pacas de algodón desplegadas en la vía pública.
En los ochenta se produjo una caída importante, pero la importación masiva de maíz permitió mantener niveles decorosos de movimiento. Eso acabó al inicio de los noventas.
Fue por esas fechas que Francisco Labastida Ochoa consolidó su proyecto de impulsar a Topolobampo con una terminal granelera que requirió el traslado hacia allá del equipo de la API, incluyendo máquinas ferroviarias. La gente se indignó entonces y lanzó una acusación que dura hasta nuestros días, veinticinco años después: “Labastida se llevó el puerto a Topolobampo”.
Cada uno de los gobernadores siguientes mantuvo –el que más, el que menos- su impulso al puerto ahomense, considerando con razón que se trataba de un activo importante para la economía del estado y para el desarrollo de la región. En cambio Mazatlán fue languideciendo.
Aun cuando al frente de la API ha permanecido el hermano de quien fue uno de los hombres más poderosos del país, el temido subsecretario de Hacienda con Carlos Salinas y el intocable secretario de Hacienda con Vicente Fox, Francisco Gil Díaz, el puerto no consiguió el menor avance.
Hay quienes dicen que el auge de los cruceros turísticos hizo que la API y la propia SCT se conformaran con el rendimiento económico, que hizo de la Administración Portuaria Integral uno de los organismos oficiales más sólidos.
Cuando llegó al gobierno Mario López Valdez, el interés por Topolobampo se acrecentó, en franca correspondencia a la ley del paisanaje, mientras Mazatlán incrementó sus penas viendo cómo se le iban también los cruceros turísticos, que ya volvieron, pero no del todo, porque se trata de salidas de tajo, pero regresos de ritmo lento.
En el reciente foro económico de Heriberto Galindo, el exdiputado Rubén Félix Hays aseveró que Topo está llamado a ser el puerto más importante del Pacífico, que para ello sólo falta la carretera que lo conecte con Chihuahua y de ahí con Texas. Pero especulaciones aparte, dio un dato revelador: Mazatlán maneja cuatro millones de toneladas al año, mientras que Topolobampo ya maneja cinco millones.
Claro que eso no tiene nada que ver con los veinticuatro millones anuales de toneladas que maneja Lázaro Cárdenas, pero el hecho es que Mazatlán ya está debajo de Topo y a pesar de los grandilocuentes proyectos que se anunciaron y se dieron como un hecho, no se ve por dónde se pueda mejorar la perspectiva.
Hace un año vino el presidente Enrique Peña Nieto y se comprometió a aportar una inversión de mil trescientos millones de pesos para dragar el puerto y quitar el famoso manto rocoso que toda la vida ha limitado nuestro crecimiento, pero ni la SCT no Hacienda supieron decir cómo ni cuándo, y nos quedamos como las novias de rancho, vestidos y alborotados.
Con todo y el corredor económico del norte, que se supone debe ejercer presión por significar casi una cuarta parte del Producto Interno Bruto, Mazatlán no está en las prioridades del gobierno federal, y si consigue concretar los proyectos de mejora que se han presentado, será porque consiguió inversionistas privados que vengan a concretar lo que el gobierno no va a hacer, o no tiene contemplado hacer en el corto plazo.
Obviamente necesitamos aquí una movilización de la sociedad, pero la verdad es que salvo algunas empresas importantes, muy pocos en Mazatlán tienen contacto con el puerto y por ello muy pocos tienen clara la importancia económica de una actividad que tradicionalmente sólo ha generado jornales para quienes trabajan en las tareas de carga y descarga, pero no una actividad comercial o industrial en derredor de los productos que por aquí se muevan.
La otra es que llegue un gobernador que le tenga a Mazatlán el cariño y el compromiso que por razones naturales le han tenido a Topo Labastida y Malova. Cuando “llegó la hora del sur”, Antonio Toledo Corro se fue inédito. No dejó más que la estela de desparpajo que ni las fuerzas armadas pudieron enderezar. Juan Millán encontró tantos frentes abiertos, que optó por lo que daba resultados inmediatos y relanzó la Marina Mazatlán. Adicionalmente llegaron la Picachos –todavía sin utilizar- y las bases de la Mazatlán-Durango.
El puerto todavía espera un buen padrino.
ENOJO PORQUE EL ESTADO
LES CORRIGIÓ LA PLANA
Ayer se concretó una de esas situaciones en que la teoría queda sepultada por la práctica. El gobernador envió recientemente una iniciativa para enmendar las irregularidades que los diputados metieron a la ley sobre niños y adolescentes, irregularidades dictadas por la presión de los grupos católicos de la entidad.
En su explicación, el gobernador y su equipo explican que tal como quedó la ley, tiene contravenciones con las disposiciones federales y con los tratados internacionales en la materia. De todos modos hubo enojos de parte de los promotores de aquellos chipotes agregados a la ley, y hasta de quienes votaron en contra, pero se enojaron porque la corrección llegó del gobierno del estado.
Por cierto que Guadalupe Carrizosa Cháidez todavía enfrenta problemas soterrados para coordinar a la bancada panista en el Congreso. Sigue pesando el hecho de hber recibido sólo seis votos a favor de diez posibles. Entre aquellos seis por supuesto, iba el propio, aunque los opositores se dividieron en dos votos en contra y dos abstenciones.
Por eso le sufrió para conseguir los votos que acompañaron a los priístas y que le permitieron honrar el compromiso con el Chuquique.