EN LA GRILLA

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*Le revisan hasta la lengua a Zenén Xochihua

*Hablaba de los políticos y hoy hablan de él

*Por fin ganó una la Sepyc ante los maestros

 

FRANCISCO CHIQUETE

 

Después de buscar, de mucho buscar, la única palabra posible es idiotez.

¿A quién se le ocurre revisar acuciosamente la camioneta perfectamente identificable de un candidato? Se trata además de un candidato opositor, el principal de toda la elección en ese distrito, del panista Zenén Xochihua Enciso, quien de eso estaba pidiendo su limosna: de un escándalo que le reditúe más presencia en los medios informativos.

Si además lo convierten en víctima, muchísimo mejor.

No puede ser más que una idiotez. Ahora hay que ver de quién.

Si de la policía, que en lugar de hacer las cosas como corresponde, se lanzan a atropellar a quienes los pueden denunciar, con lujo de barbaridad además, abriendo compartimentos, bolsas, maletines, como si trajesen una orden judicial y sin explicar de qué se trataba.

O si la idiotez es de la Presidencia Municipal, donde quizá piensan que pueden ablandar a la oposición con hostigamientos de esa naturaleza, en acciones tan burdas, que ya en los años setentas enseñaban la costura de la trampa política.

Es cierto que son tiempos difíciles en que las corporaciones policíacas en su incapacidad para ubicar a los delincuentes, nos convierten a todos en sospechosos que deben pasar por retener y revisiones arbitrarios. En tiempos y en zonas calientes, la autoridad recurre a estos elementos más para hacer sentir que está haciendo algo. Por desgracia en los retenes ya sólo caen los inocentes o los muy tontos que traen armas o droga pensando en que nunca les va a pasar nada.

Pero es inconcebible que en la Presidencia Municipal, o en la Policía Ministerial del Estado, que ejerce el mando único en toda la entidad, no haya quién advierta a los policías que no deben meterse con los candidatos. Por eso el candor, la idiotez, se convierten en sospechosos y hacen pensar que efectivamente, creían que con esas barrabasadas podían detener a quienes les ponen en riesgo el cálculo de los resultados electorales.

Por supuesto, la revisión, que arbitraria y absurda no llegó en realidad a ser más que una tontería, fue aprovechada de inmediato por Zenén y por el dirigente estatal del PAN, Edgardo Burgos Marentes, para lanzarse a los medios a hacer la denuncia correspondiente, con todo y las especulaciones que hagan más grande el asunto, como la aseveración de que pretendían sembrar armas en la camioneta.

Después de todo, tienen razón: por idiotez o por querer pasarse de vivos (que es otra forma de idiotez) se las pusieron en bandeja de plata, y sería una idiotez todavía mayor no aprovecharla.

EL BOOMERANG DE

LA GENERALIZACIÓN

Casi al inicio de la campaña, el candidato de Movimiento Ciudadano en el octavo distrito, Antonio Tony Acuña, se quejaba en su cuenta de facebook del mal trato de alguien a quien saludaba como parte de su campaña:

“BUENOS DIAS A TODOS ;HACE RATO NO ME DABA UN TIEMPO PARA PLATICAR CON TODOS,PERO HOY SI PIDO ORACIÓN POR UN SERVIDOR ;ME DUELE MUCHÍSIMO QUE NO SIENDO POLÍTICO ,CUANDO SALUDO A ALGUIEN ME TACHE DE RATERO , LO CUAL A DIOS GRACIAS NUNCA LO HE SIDO ANTES AL CONTRARIO LA MAYOR PARTE DE LO QUE EL SEÑOR ME HA DADO LO HE DONADO PARA QUIEN LO NECESITE .TODAVÍA CREO EN UN MÉXICO MEJOR. BENDICIONES”

Mientras la gente está fuera o lejos de la política, lo más normal es descalificar a quien esté relacionado con esa actividad. Todos, en mayor o menor medida, hemos opinado mal de los políticos, de los funcionarios y gobernantes, Ratero es seguramente el calificativo que se les aplica con mayor frecuencia, y siempre creemos que se lo tienen merecido.

Hay quienes se van más allá en la expresión de la rabia y tachan a los gobernantes de asesinos, obviamente sin tener ninguna prueba, como tampoco la tenemos quienes los consideramos rateros. Basta con la presunción generalizada para sentirnos legitimados en la calificación emitida. Lo más grave es que con frecuencia tenemos razón.

El hecho es que todos generalizamos y cuando alguien como Tony Acuña, atiende al llamado del deber cívico y se mete a tratar de corregir las cosas, se encuentra con esa situación en la que él mismo seguramente ha incurrido. En un posteo posterior, anuncia: “El TONY ACUÑA CON TREMENDA FIEBRE Y GARGANTA CERRADA, PERO VAMOS POR UN MEXICO LIBRE DE LADRONES CON FUERO”.

Esa es la indignación que los políticos han generado con sus abusos, sus excesos. Y son las conclusiones a las que llega el ciudadano, es el lenguaje de descalificación que hemos construido y que no ayuda a distinguir cuando hay alguien con verdadero interés en hacer que la política funcione a favor de la sociedad.

Por lo pronto al Tony Acuña se le volteó como una contrallave que lo dejó tan desorientado como recientemente, cuando lo hicieron comparecer a la Junta Distrital porque el PRI lo acusó de violar las leyes electorales. ¿Cómo podía ser? ¿seis abogados contra un ciudadano? Se preguntó Acuña. Es que ya es un candidato, no un ciudadano común, y su equipo de campaña amarró la propaganda a los postes, algo que está prohibido por las leyes electorales.

Alguien pudiera decir que llegó a hacer lo que sus rivales. En realidad Acuña no amarró sus cartelones, pero él es el responsable y la generalización lo colocó contra las cuerdas, aunque al final no haya más sanción que corregir lo que esté mal hecho.

Así de trabajoso es eso de meterse a la política. Y eso que no está en el foco de las descalificaciones.

LA ÚNICA ACUSACIÓN

QUE NOS FALTABA

La Secretaría de Educación Pública y Cultura puede decir que ganó la batalla del súperpuente, aunque haya habido ausentismo en muchas de las escuelas primarias, segundarias y preparatorias.

El titular de la Sepyc, Francisco Cuauhtémoc Frías Castro había advertido que se descontaría el día a los maestros que no acudiesen a dar clases este lunes, pues el único día de descanso oficial era el viernes primero de mayo y no se aceptaría un lunes sin clases para hacer puente hasta el martes, que sí es de descanso oficial en el sector educativo.

Muchos vimos el anuncio con escepticismo, pero realmente la respuesta de los maestros fue positiva. Claro que el jueves muchos habían anunciado que el martes habría clases, pero que no se pondría falta a los ausentes, pero el hecho es que estuvieron en las aulas y fueron efectivamente, los alumnos los que no cumplieron, por la razón que hubiese sido.

Fue una guerra de orgullo, pues a decir verdad no se habría perdido nada si la Sepyc cede y acepta que se traslade al lunes el descanso del martes. No lo hizo quizá porque le faltaba una manifestación efectiva de autoridad. Ya era hora, aunque fuese pírrica.

Por cierto que las autoridades siempre mandan matar al mensajero cuando porta malas noticias. No es el caso, pero sí le echa todas las culpas posibles. Ayer un subdirector de la Prepa Vasconcelos se dio el lujo de decir que fueron los medios informativos los que promovieron el puente. Ya nomás eso nos faltaba.