*Regresa hoy el Congreso a la actividad
*El asunto de los hospitales, a la palestra
*Se enojó Gomercito con el Auditor Vega
FRANCISCO CHIQUETE
Llega abril y con él la actividad del Congreso del Estado. Hoy inicia formalmente el periodo ordinario de sesiones aunque por supuesto, los señores diputados tendrán oportunidad de disfrutar sus vacaciones de semana santa, porque la primera sesión real llega hasta el martes siete. Seguramente se lo merecen.
Aunque son muchos los temas importantes a tratar en este periodo, lo que destaca sin duda es el caso de los hospitales que el gobierno del estado busca concretar a través de las asociaciones público-privados, proyecto que ha resultado tan polémico, que ha debido posponerse hasta por dos ocasiones.
Aunque el gobernador insiste en que quiere convencer a la sociedad de que “no es el robo del siglo”, como se ha deslizado en algunas críticas, la percepción negativa permanece, y eso que el estado realizó ya sus mayores esfuerzos de divulgación, con un foro de especialistas que destacó las bondades de los proyectos de los hospitales, una campaña de spots promocionales en los cines de toda la entidad y hasta algunas manifestaciones públicas de líderes colonos afines al régimen.
El caso es que el gobierno ha puesto mucho énfasis en la necesidad de los dos hospitales planeados –uno en Mazatlán y otro en Culiacán-; en la experiencia de las empresas que ganaron los contratos; en la funcionalidad y avances que significan las instalaciones y equipamiento de los nosocomios, y aunque algunos han rechazado o contradicho esas especificaciones, la inmensa mayoría de la población está de acuerdo con todo.
El problema en realidad se centra en la viabilidad financiera de los dos hospitales. Aunque se insiste en que las asociaciones público-privadas no generan deudas, sino pagos por servicios y construcciones financiadas por empresarios, existe mucho temor de que se produzca un endeudamiento que desborde la capacidad del estado para pagar esos compromisos sin afectar partidas correspondientes a otros rubros de la administración pública.
El más persistente de los opositores es el doctor Víctor Manuel Díaz Simental, quien ha advertido incluso que si se ratifica la aprobación que ya tiene la construcción de los hospitales, el siguiente gobernador no tendría que esperar ni siquiera a su segunda legislatura para pedir que se reestructuren los adeudos que los hospitales van generando.
Los diputados de la legislatura anterior aprobaron las Asociaciones Público-Privadas y también aprobaron la licitación de los dos hospitales, que fueron asignados al Grupo Ángeles, en el caso de Culiacán, y a Gia, en el caso de Mazatlán. El problema es que Banobras, institución que aportará el crédito, exige una ampliación de garantías que incluya específicamente al Fondo de Fortalecimiento de Entidades Federativas en un 25 por ciento de su total durante veintitrés años.
Ese es el fondo de participaciones federales más importantes que recibe el estado, de modo que el riesgo de destinar dinero de otras actividades al pago de los hospitales es potencialmente muy impactante para las finanzas de la entidad.
Grupos empresariales y organismos no gubernamentales han dado la batalla contra la posibilidad de que se grave al Fafef y han hecho eco de las acusaciones de que se trata de una asignación que beneficia de manera interesada a las dos empresas mencionadas.
Al respecto, Jesús Enrique Hernández Chávez, presidente de la Junta de Coordinación Política del Congreso, dice que hay independencia entre los diputados, que han recibido toda la información, incluyendo las corridas financieras que han sido cuestionadas por los opositores, por lo que se podrá tomar una buena decisión al respecto.
De todos modos y por si acaso, el jefe de la bancada priísta enumera otros temas como prioridades. Habla de la armonización de la legislación sinaloense con la nacional en el renglón polítco, como habla de la transformación de la Procuraduría General de Justicia del Estado, los mecanismos que se establecerán para la designación de su titular y las tareas que habrá de desarrollar, amén de otros asuntos en que confluyen armonizaciones con leyes nacionales y decisiones propias, analizadas y discutidas en la Mesa de Compromisos por Sinaloa, por ejemplo. El tema de los hospitales queda medio revuelto en la agenda, pero eso no significa, de ninguna manera, que pueda llegar a pasar desapercibido.
En la ceremonia con que hoy se inaugura este periodo ordinario de sesiones, estarán presentes el gobernador Mario López Valdez y el presidente del Supremo Tribunal de Justicia del Estado, Antonio García Becerra. Es de las pocas ceremonias formales del Congreso en que está contemplada la participación del gobernador, aunque en otras ocasiones ha enviado al secretario general de gobierno, Gerardo Vargas Landeros. Hoy sí está programada la presencia de Malova, de modo que es posible que él y García Becerra puedan intercambiar opiniones sobre el problema del magistrado al que se acusa de tráfico de influencias. Es posible que ya lo hayan hecho antes, pero no se han encontrado públicamente desde que surgió ese problema.
¿QUÉ ENOJÓ AL GOMERCITO
CONTRA EL AUDITOR SUPERIOR?
El diputado local Gómer Monárrez Lara ha sido siempre un diputado a modo. Ni se le indisciplina al líder ni se sale de los guiones oficiales; mucho menos se rebela ante los dictados del jefe político. Y el jefe político de Gómer por supuesto, es el gobernador Mario López Valdez.
Por eso extrañó que ayer estallara contra el Auditor Superior del Estado, a quien advirtió que debía conocer, para aplicar, la legislación que norma la actuación de unos y otros en el Congreso: la Ley Orgánica correspondiente.
Todo fue porque al auditor Antonio Vega Gaxiola se le ocurrió rendir un informe de actividades directamente ante a diputados que no tienen vela oficial en el entierro de la supervisión. ¿Qué tanto puede haberles dicho Vega Gaxiola? ¿Qué tanto se pueden haber visto afectados los intereses del tercer piso y por tanto de Gomercito? Que aprenda a respetar a la comisión de Fiscalización, exige el legislador.
El auditor ha estado trabajando con mucho tiento, sin ocultar cosas, pero también sin poner en riesgo los intereses del régimen, de modo que el enfrentamiento protagonizado por Gomercito parece más bien un asunto de carácter personal, que en lenguaje swahili se traduce en “celos”. Políticos, pero celos. Otros le llaman el síndrome del ladrillo.