*La tarea de los 60 mil millones de pesos
*Y encima, más apoyos para la agricultura
*Se prepara el aguinaldo de predial y agua
FRANCISCO CHIQUETE
La tarea anual de ir a convencer a los diputados federales de asignar un mejor presupuesto para Sinaloa es ahora más ardua que de costumbre. A la competencia de otros estados, se suman las limitaciones que provoca la condición macroeconómica, el precio internacional del petróleo y otros aspectos que como toda la vida, están fuera del alcance del país.
La reunión con los coordinadores de las bancadas del PRI, el PAN y el PRD recibió la respuesta positiva, el compromiso casi vago de que se hará todo lo posible y que se trabajará con mucho interés en cada uno de los proyectos que el estado ha presentado o presente en los próximos días al menos.
A la aspiración de alcanzar un presupuesto federal de sesenta mil millones de pesos hay que sumar la lucha por duplicar los recursos que hasta este año se han destinado a apoyar la comercialización agrícola, especialmente la de granos.
Antes que el gobernador empezara esta tournée anual, el único indicio sobre el futuro presupuestal de la entidad vino del diputado panista Jorge Villalabos (por supuesto, aquel de la fiesta con chamaconas, alcohol y viagra en Puerto Vallarta), quien resumió los recortes al presupuesto del 2015 diciendo que “el gobierno de Peña Nieto reducirá un 36 por ciento a los fondos que benefician a Sinaloa”.
Aunque todos saben que se hará un recorte en la capacidad adquisitiva del presupuesto, todavía no hay una determinación de los montos ni tampoco de las áreas que pueden quedar más desprotegidas. Esto da una idea del tamaño que tiene el reto de conseguir sesenta mil millones de pesos que además de pagar a la burocracia y al magisterio, permitan concretar proyectos como la presa Santa María, la canalización de la Presa Picachos, la elevación de canal Humaya, la modernización de los puertos de Mazatlán y Topolobampo y el inicio en la construcción de dos o tres nuevas plantas de generación eléctrica alimentadas con gas natural, entre otros elementos del ambicioso paquete que se ha acumulado a través de años y años.
Para tener un parámetro, hay que decir que el alcalde Carlos Felton habla de proyectos ejecutivos por mil millones de pesos, que aspira a que le sean financiados por la federación. Se trata de obras que no especificó, pero tienen que ver, de acuerdo con las explicaciones, con el desarrollo de Mazatlán, especialmente el turístico. Ello significaría que no se consideró ni el acueducto ni el drenaje, pues solos sumarían más de los mil millones de pesos a que aspira el alcalde, quien por cierto fue solo a hacer sus gestiones en México, pues ayer estaba ocupado con el regreso de los cruceros, y no pudo acompañar al gobernador, como sí lo hicieron otros alcaldes sinaloenses.
El asunto de los apoyos a la agricultura parece estar más en chino. Quienes conocen del asunto dicen que esté quien esté en la Presidencia de la República, lo que más odian en la propia presidencia y en la Secretaría de Hacienda, es entregar recursos para reforzar los precios de los productos agrícolas. Ya se vio en la pasada cosecha del otoño-invierno, cuando los compromisos de la Secretaría de Agricultura no fueron respaldados por los de Hacienda y es hora que cientos, miles de productores, están colgados de la brocha, haciendo efectivo aquel viejo adagio de lso tiempos salinistas, en que se determinó que al país le salía más barato comprar los granos en el extranjero, que seguir subsidiando a los agricultores mexicanos, teoría que se abrazó ardorosamente en el periodo de Ernesto Zedillo, en el de Vicente Fox Quezada y en el de Felipe Calderón Hinojosa.
YA PREPARAN ALCALDES SU
PAQUETE DE AÑO NUEVO
Ayer en el Congreso del Estado se presentaron las propuestas de revisión que hacen seis ayuntamiento al valor del suelo, lo que a fin de cuentas se traducirá en un incremento al cobro del impuesto predial. Culiacán, Ahome, Choix, Concordia, Elota y Cosalá. En el transcurso de esta semana aparecerán seguramente otros eis y a más tardar el martes, los seis restantes, pues no hay alcalde que quiera quedarse fuera del reparto de aumentos.
Por supuesto, todo lo hacen para poder disponer de recursos que le permitan atender las necesidades de los ciudadanos, que son los destinatarios de tan justos esfuerzos, como gustan decir los propios munícipes. En todos los casos se jura y se perjura que se trata de propuestas ponderadas, orientadas “sólo a recuperar el poder adquisitivo”.
Y algo pasa en estas decisiones, que normalmente los diputados encuentran la fórmula para que en el papel se trate efectivamente de incrementos modestos, medidos, pero que a la hora de hacer las aplicaciones, terminan por generar cobros estratosféricos que llegan a multiplicar hasta por cuatro o por diez los pagos hechos en el año previo.
Por supuesto, no es eso todo. En los mismos paquetes de las Leyes de Ingresos de cada municipio y de sus organismos paraestatales, aparecen también las alzas a las tarifas por consumo de agua potable y uso del alcantarillado y saneamiento.
Por lo pronto el ayuntamiento de Salvador Alvarado ya está empeñado en esa tarea, y el de Mazatlán recientemente inició los trabajos de escarceo muy al estilo del alcalde Felton, quien fiel a su idea de sociedad, anuncia que este proyecto de alza será socializado entre los integrantes de la Intercamaral y otros organismos que operen en el municipio.
A lo largo de su exitosa carrera política, Felton ha ido una y otra vez a pedir el voto, y lo ha obtenido mayoritariamente en casi todas las oportunidades que ha tenido, exceptuando por supuesto la derrota del 2001 en pos de la alcaldía. De ahí en fuera, ha ganado cada vez que ha ido a lar urnas, lo que le permitió desarrollar una sólida carrera legislativa, lo mismo en el ámbito local que en el federal.
En todas ocasiones ha demostrado una intensa capacidad de trabajo que le ha llevado por todas las colonias populares, las rancherías y los fraccionamientos, planteándole a la gente su idea de la representación social que buscaba desarrollar. Que se sepa, en ninguna campaña se limitó a preguntar a los de la intercamaral y otros organismos privados si estaban de acuerdo con que llegara a alguna Cámara Legislativa. Si entonces fue a la gente ¿por qué entonces no va hoy a decirles que piensa aumentarles el costo del agua potable?
El gerente de la Junta, Rigoberto Félix Díaz explica que Mazatlán es el municipio que más bajas tarifas tiene en el estado, y que se necesita un incremento en los ingresos de por lo menos cien millones de pesos por año, a fin de hacer frente a los compromisos y proyectos que se pretenden ejecutar.
Seguramente tiene razón en las dos cosas, aunque como en el predial, uno tiene que hacer maestría de altas finanzas en Harvard para poder entender cómo es posible que con un alza del 18 por ciento en las tarifas, como fue la ocasión anterior, los cobros se hayan multiplicado por dos, por tres y hasta por cuatro, incluyendo viviendas de bajo consumo y hasta casas solas.
El problema es el de siempre: los gobernantes sacan sus estadísticas, sus proyecciones, sus hojas cuadriculadas desplegadas a lo largo de sus pantallas, y cuadran los números a como mejor conviene a sus proyectos, sin tomar en cuenta la situación de los causantes, los consumidores que llegan al nuevo año con un gravísimo déficit en el poder adquisitivo (cuando lo tienen) y encima deben afrontar ese castigo de su autoridad más cercana.
Después de los errores de diciembre de 1994, cuando el peso se hizo puré y los mexicanos enfrentamos la navidad más terrible en décadas, la salida gubernamental fue volver a incrementar el IVA, que Salinas de Gortari había bajado al diez por ciento convencido de que el Tratado de Libre Comercio no América del Norte nos traería dinero por carretadas (también ahí se equivocó).
El impuesto al valor agregado quedó de nuevo en quince por ciento. Cuando los encuestadores hicieron un estudio para conocer el estado de ánimo de la población, más que el enojo por la nueva loza económica que les habían impuesto, la mayoría de los entrevistados manifestó su frustración porque el gobierno buscó una solución para sí mismo, a costa de la ya maltrecha economía de los ciudadanos. Fue un sentimiento de abandono, de traición, que por lo visto es necesario avivar cada año, desde cualquier nivel de gobierno.