*Presentan al Congreso iniciativa de Reforma Política
*Reducción del periodo a siguientes gobernantes
*Al fin aparecerían las candidaturas independientes
FRANCISCO CHIQUETE
De acuerdo con las propuestas que ayer presentó al Congreso la mesa de concertación Compromisos por Sinaloa, el siguiente gobernador lo será por cinco años y diez meses, los ayuntamientos –con todo y alcalde por supuesto- van a poco más de la mitad: un año nueve meses, y los diputados por el estilo: un año once meses.
Todo esto es para forzar a que las elecciones locales se realicen a la par de las elecciones federales a partir del 2018.
Pero si usted cree que esas reducciones hacen que los aspirantes se la piensen, está muy equivocado. Aunque sea mocho, pero nadie renuncia a sus pretensiones de ser electo y salvar al estado, al municipio y a la nación entera, aunque por supuesto, a alcaldes y diputados les cabe la posibilidad de optar por la reelección a partir de ese momento.
También pensará usted que en el caso del gobernador dos meses no son nada, pero la realidad es que ya puestos en marcha, hasta el último segundo duele la despedida. Francisco Labastida Ochoa dilucidaba en la víspera de la entrega, si entregaba formalmente o no el Centro de Ciencias. El edificio ya estaba terminado, pero vacío, aunque el equipo ya había sido pagado. Los consejos fueron en el sentido de que no, pero lo entregó. Había que ejercer el poder hasta el último momento.
Renato Vega Alvarado se lo tomó con calma, pero hasta el último día estuvo en su oficina, atento a nada en particular. Jun Sigfrido Millán Lizárraga tuvo todo listo para la entrega varias semanas antes, pero aún en la última semana de diciembre se programó audiencias con colaboradores, evaluaciones de las tareas realizadas y las pendientes. Jesús Aguilar Padilla estuvo por lo menos un mes en pasmo tras la derrota electoral de Jesús Vizcarra, pero durante las últimas semanas de su periodo pasó en unas giras intensas que parecían campaña de reconquista del territorio sinaloense.
Mario López Valdez empezó a cerrar el changarro desde diciembre del año pasado, cuando se entrevistó con los funcionarios de Hacienda para conseguir recursos requeridos en los ayuntamientos (que al final terminaron en autoliquidaciones). Regresó de esas gestiones con la idea plena y pública de empezar a ordenar su salida con cuentas sanas. Y eso que estaba justo a la mitad de su mandato.
Pero hoy hay señales notorias de que si bien no ha renunciado al reordenamiento, habrá más énfasis en las cuestiones políticas, en los acuerdos, en la ubicación de seguidores que permanezcan en el Congreso de la Unión cuando el sexenio local haya terminado y aspira a que al menos tres o cuatro muy cercanos se integren al Congreso Local en el 2016 para que se conviertan en baluarte de las defensas previsiblemente necesarias.
Las pretensiones de los autocandidateados son una cosa. La otra es el descanso de los ciudadanos, que hoy tenemos que asistir a elecciones cada año. Uno, las federales; al siguiente, las locales; y el tercero, que se supone es de descanso, hay elecciones en el medio rural para decidir sobre síndicos y comisarios. Y al año siguiente empieza de nuevo el ciclo.
Con el nuevo calendario, se elegirá a gobernador, alcaldes y diputados en la misma fecha en que se elige a diputados federales; después habrá que esperar tres años para elegir Presidente de la República, senadores y diputados federales, junto con ayuntamientos y diputados locales.
Por supuesto, falta que todas estas reformas “transiten” en el pleno del Congreso, lo que no es un hecho, por más que se trate de un compendio de propuestas consensuadas entre todas las fuerzas políticas, que fueron sentadas por el tercer piso para negociar un nuevo tramado legal para el estado.
El paquete fue presentado por el secretario general de gobierno, responsable de la mesa de concertación, quien ha llevado también los paquetes anteriores, en uno de los momentos estelares de su paso por la conducción de las actividades políticas del régimen, que por supuesto, tienen propósitos aspiracionales.
Hasta el momento, con todo y mesa, lo que se ha hecho es homologar lo que ha salido de la legislatura federal, en tanto que las propuestas fuertes se han quedado en espera de discusión y aprobación. Por lo visto, para los representantes de los partidos políticos y de las bancadas legislativas –prácticamente lo mismo, pero con matices- está en el asunto político-electoral, es decir, en sus reglas de convivencia, esgrimidas siempre en nombre del interés ciudadano. Con todo, puede ser que no se alcancen a aprobar todos los rubros incluidos porque ya están encimados los dos procesos electorales, el legislativo federal del 2015, y el local completo del 2016. Eso hace que se potencien las diferencias, que se pretendan obtener ventajas que en tiempos normales parecerían irrelevantes.
Hasta este momento, como se ha dicho en otras entregas, El Tercer Piso controla completamente la vida de los partidos políticos de registro nacional con representación en Sinaloa. Aunque los de nuevo registro son una incógnita aún, todavía no tienen presencia en el Congreso, de modo que su oposición por el momento sería irrelevante.
A pesar de todo ello, las cosas pueden complicarse.
El PRI tiene hoy otros puntos de vista. Con un presidente priísta y un grupo compacto que maneja las cosas de manera especialmente vertical, puede negociar, pero no ceder en sus proyectos, incluso con un desgaste de imagen tan feroz y avanzado como el que se tiene. Al contrario, una forma de contrarrestar esto, es mantenerse inflexible en el interior.
El PAN busca sus propios salvavidas. Aunque no es una línea oficial de la dirigencia nacional, a Edgardo Burgos Marentes y su grupo les apareció como un puente a la gloria la enésima declaratoria de Heriberto Félix Guerra, quien en su calidad de pegaso dice que no se corta las alas para buscar la candidatura al gobierno de Sinaloa.
Habrá que ver si cuando Heriberto tome la decisión, existen las condiciones para que el calderonismo alcance una posición como esa, o si Gustavo Madero y sus cercanos mantienen la idea de impulsar por la candidatura a un malovista como Martín Heredia, quien a esas alturas, ya sin la diputación y sobre todo sin la secretaría de la Comisión de Presupuesto en la Cámara Baja, sólo tendrá sus propias fuerzas y las del gobernador para mantener la expectativa.
El PRD y los demás partidos de izquierda mantendrán sin duda la alianza con el malovismo, aunque sin grandes expectativas. Se trata de una tendencia en declive que curiosamente nunca tuvo pináculo sino como parte de la cauda del 2010.
Habrá que esperar a ver en qué quedan las reformas propuestas. Se trata de un paquete muy amplio, que incluye a las candidaturas independientes, a las que conmina para registrar sus pretensiones setenta días antes de los propios registros de candidatos, y trae para acá las nuevas sanciones y medios de impugnación.
Por cierto que también se consideran recursos como la consulta popular y el plebiscito, figurar a las que se debe poner mucha atención, pues se corre el riesgo de que como en la legislación federal, terminen convertidas en meros adornos legislativos, inoperantes e incapaces de ayudar a tomas decisiones serias y definitivas, como vimos con la lluvia de propuestas que hicieron PRD y Morena a propósito de la reforma energética y las jaladas del salario mínimo del PAN y de los diputados plurinominales del PRI. Ninguna pasó, por conceptos que sólo olieron a pretextos para eliminar la verdadera discusión.