*Armienta Calderón, hombre controversial
*Sancionaron a todos los partidos políticos
*Una venganza contra desalmada conductora
FRANCISCO CHIQETE
Gonzalo Armienta Calderón fue todo un personaje en la vida pública de Sinaloa por un prolongado periodo: de los años cincuenta a la primera década de este siglo estuvo intermitentemente en los primeros planos, para bien y para mal, lo que le convirtió en un personaje controvertido como el que más.
Armienta, quien ayer falleció en Culiacán, fue colaborador principalísimo de Antonio Toledo Corro en la Presidencia Municipal y por tanto, se convirtió en damnificado político del enfrentamiento con Leopoldo Sánchez Celis, lo que le llevó a una especie de exilio disfrazado de tonos académicos.
Volvería a Sinaloa acogido por el gobierno de Alfredo Valdez Montoya nada mnás y nada menos que para ser rector de la Universidad Autónoma de Sinaloa, a la que intentó gobernar con autoritarismo, al estilo de los más rancios cánones priístas de la época, con fuerzas de choque y toda la cosa.
Entre esos posturas impositivas y su enfrentamiento con Francisco Rodolfo Álvarez Fárber, secretario general de gobierno, la universidad se les salió de las manos y el rectorado terminó abruptamente, manchado con la sangre de los mártires del siete de abril de 1973.
Fue una situación paradójica, pues Armienta tenía una bien cimentada fama de hombre brillante, de jurisconsulto de muy altos vuelos, preocupado por la educación y la cultura. Fue él quien convenció a Dámaso Murúa para que hiciera para la Universidad una magnífica revista literaria, Albatros, que no ha tenido parangón en todo este tiempo. Sin embargo, fue él quien intentó gobernar a la institución con fuerzas y actitudes retrógradas.
Se fue de regreso al Distrito Federal e hizo una brillante carrera. Sus libros sobre diversos aspectos jurídicos siguen siendo fuente de consulta en los sitios más especializados y la variedad de sus conocimientos lo llevaron a ser presidente del Tribunal Fiscal de la Federación.
Cuando su amigo Antonio Toledo Corro llegó a la gubernatura, vio llegado el momento para concretar su revancha contra quienes encabezaron el movimiento que lo echó de la Universidad Autónoma de Sinaloa, y que por esas cosas de la vida, estaban a su vez, al frente de la institución.
Con Toledo Corro Armienta pudo consolidar el proyecto esbozado apenas contra la voluntad de quien ocupaba el gobierno de Sinaloa: Alfonso Genaro Calderón Velarde. Se trataba del Centro de Estudios Superiores de Occidente, convertido después en Universidad de Occidente. La piza se cerraba con el Colegio de Bachilleres de Sinaloa, que, pretendía la dupla Toledo Armienta, acabaría por desmembrar a la UAS, privada primero de sus escuelas preparatorias, y luego sometida a una guerra intensa para la que se utilizaría a la U de O.
No contaron sin embargo con una reacción formidable de parte de la ciudadanía, que se volcó en un apoyo impresionante a la UAS. Con la fuerza de esa legitimidad, la universidad logró sobrepasar primero al ataque y luego al sexenio toledista. Al final de esa parte del conflicto, obligado a reconocer a la UAS su derecho a la educación preparatoria y a reintegrarle el subsidio que le retuvo por medio año, Toledo Corro tuvo que decretar un curioso empate: “ni vencedores ni vencidos”, dijo después de aceptar su retroceso ante la Secretaría de Gobernación, que llamó a las partes a pactar un orden, que no una reconciliación.
De esa experiencia quedó, de todos modos, la Universidad de Occidente, que a estas altura, con todo y sui consolidación como una alternativa viable, real, en la diversidad educativa, no ha conseguido ser reconocida como Universidad Pública Estatal, con todo y que los trámites van muy avanzados.
Armienta siguió en la capital del país, en puestos de relevancia, en la vida académica, donde recibió muchos y grandes lauros, hasta que Juan Sigfrido Millán Lizárraga lo trajo de regreso, con una inmejorable carta de reinserción: lo nombró secretario general de gobierno. Millán, por lo visto, tenía una gran relación con el ex rector universitario, al extremo de lanzarse a una acción que pudo haber generado reacciones fuertes, pues la izquierda todavía gobernaba a la UAS. Obviamente, el político rosarense había concertado también en ese flanco, o los activistas del antiarmientismo habían envejecido ya y no se embarcaron en una movilización social.
Millán, sin embargo, le dio a Armienta el puesto, pero no el gobierno. Los asuntos de la secretaría general de gobierno estuvieron a cargo de Raúl René Rosas Echavarría, el famoso Chito Rosas, y del hoy compadre incómodo, Joaquín Vega Acuña, quien entonces presumía de ser “el más millanista de los millanistas, marbete que se arrancaría con el tiempo.
Armienta todavía continuó en activo, yéndose a la rectoría de la Universidad de Occidente, donde su avanzada edad le hizo caer en situaciones tristes hasta que optó por el retiro que tanto había pospuesto.
SANCIONADOS
El Consejo Estatal Electoral decidió ayer castigos económicos para los partidos políticos que violentaron los reglamentos de fijación de propaganda en las diversas etapas del proceso electoral desarrollado a lo largo de este año.
En realidad fueron multas simbólicas, cantidades que los partidos habrán de pagar “como quien arranca un pelo a un gato”, pero sirven para mostrar la falta de interés de parte de los políticos por cumplir con reglamentos básicos, a sabiendas de que el castigo no les pone en riesgo ni la estabilidad económica, ni los logros alcanzados en el proceso.
El Partido Sinaloense fue el único sancionado por hacer propaganda antes de la precampaña, lo que le costó 46 mil 35 pesos. Pero también lo multaron con tres mil 69 pesos por la propaganda irregular manejada durante la precampaña. Y con 18 mil 414 por no retirar su propaganda dentro de los quince días siguientes a la jornada electoral.
Podrá decirse que el PAS paga aquí su novatez, que es el primer proceso en que participa, aunque la realidad es que muchos de sus cuadros ya habían militado en otros partidos y participado en otras campañas, aunque en casi todos los casos era de manera testimonial, de suerte que lo que hacían o dejaban de hacer no tenía trascendencia ni consecuencias. Hoy no fue así.
A la Coalición Unidos Ganas Tú -PAN, PRD, PT- le tocaron multas por partida doble: 15 mil 945 pesos por la publicidad irregular durante la campaña, y 61 mil 300 por no retirar sus carteles callejeros en el plazo de quince días posteriores a la elección. Fue el monto mayor y en buena medida se lo deben a Eduardo Ortiz, el candidato a alcalde en Culiacán.
La Coalición Transformemos Sinaloa tuvo su coscorrón de 30 mil 690 ´pesos, también por no retirar la propaganda a tiempo; y finalmente al Partido Movimiento Ciudadano le tocaron seis mil 138 por lo mismo.
No tendrán que ir a pagar. La tesorería del estado les va a hacer el descuento de manera automática.
LAS COMPENSACIONES
Casi tres amargos años pasó Jorge Abel López Sánchez antes de volver a pasarla bien en la actividad pública. Retirado de la presidencia municipal en medio de una escandalosa campaña de linchamiento a la que en buena medida contribuyó, el alcalde mazatleco la sufrió incluso durante los meses de proselitismo de su candidato Enrique Peña Nieto, sufrimiento que se prolongó ante la tardanza de una posición dentro del gobierno.
Por fin le llegó la reivindicación con la delegación de la Semarnat y ayer empezó a hacer política gratificante, aunque sea en las lamentables condiciones de la tragedia ocasionada por el huracán Manuel.
Jorge Abel pasó por Mocorito, Salvador Alvarado y su natal Angostura, repartiendo cheques como santo clos, para que se incorpore a afectados por Manuel a un programa de Empleo Temporal, En total serán treinta millones de pesos y le tocará acudir a once municipios a hacer las entregas.
Las vueltas de la política.
PROPUESTA
No sé si será realidad, o sólo una broma de las que abundan en le Facebook, pero ayer se le atribuyó a la lamentable conductora televisiva Laura Bozzo el anuncio de que, tras su éxito del estado de Guerrero, acudirá también a apoyar a damnificados de Sinaloa y de Tamaulipa.
Muchas y muy malas cosas debimos haber hecho para recibir semejante castigo, pero en un acto de contrición, propongo que nos resignemos y nombremos a una comisión ad hoc para recibirla y atenderla como contactos únicos de la señora durante su estancia en Sinaloa: que vayan El Chenel Valenzuela, alcalde de Angostura, y Jorge Rodríguez Pasos, regidor electo en Mazatlán. Y si usted quiere infligirle más castigo a la mujer, piense en nombres por ese estilo pata aumentar el daño.