*El accidentado paso de Manuel
*La calificación de los políticos
*Cien años de Alfonso Calderón
Manuel fue un caso extraño para la meteorología y sobre todo para la población sinaloense. Mazatlán lo tuvo por días completos prácticamente al alcance de la mano, recibió niveles históricos de lluvia y sin embargo no se produjo una sola inundación. En cambio Culiacán, que nunca estuvo en la mira del fenómeno, está catalogada como una ciudad semidestruida por las inundaciones.
Pero hay más cosas de las que se advierten a primer avista. Hay historias de personas afectadas, desde los dos sinaloenses que perdieron la vida a causa de este fenómeno hasta las que no han podido regresar a sus casas porque quedaron invadidas por las aguas.
Pero además hay autoridades que supieron cumplir con su deber y otras que exhibieron su pobreza, más allá de las incapacidades tradicionales de políticos que se han atenido a la popularidad y al populacherismo.
En Mazatlán la naturaleza fue benévola: con un huracán formándose a cien kilómetros de distancia, las cosas no pasaron a mayores. Por fortuna las lluvias fuertes se presentaron cuando la marea estaba de bajada (y no cualquier marea: la más alta del año). Pero también hay que decir que las instituciones en nuestra ciudad tienen muy bien aprendido el sistema de alertas y apoyos en materia de Protección Civil.
La coordinación de esa especialidad, a pesar de los cambios que se dan cada tres años, saca sus tareas adecuadamente y la policía preventiva tiene también bien hecha la rutina de acudir a las zonas bajas a hacer recorridos de vigilancia y cuando es necesario a mover gente para colocarla fuera de peligro.
Ha habido ocasiones en que hay fallas, pero no fue éste el caso. Hasta la limpieza de los canales fue oportuna y suficiente para que rodara el agua generada por la tormenta Manuel. Ese por cierto es uno de los problemas anuales: la falta de oportunidad con que usualmente se inicia ese trabajo.
Mazatlán pasó la prueba.
El otro extremo es el de Angostura. Desde el miércoles se sabía que Manuel se iba de gira hacia el norte, pero el alcalde de ese municipio, pobre entre los pobres, pensó que no era para tanto y se fue de pesca. Dicen los que saben que el munícipe José Manuel Valenzuela se hizo acompañar nada menos que del coordinador de Protección Civil Municipal, aunque no se sabe si por lo menos valió la pena el producto de la jornada, aunque ¿puede el mejor de los márlins o de los dorados compensar el riesgo en que dejó a sus gobernados?.
Todavía al regresar, vaya usted a saber en qué estado, cansado quizá, o quizá peor aún, tuvo suficiente presencia de ánimo como para irse a dormir en lugar de hacer todos los preparativos para que la gente de las zonas bajas fuese acudida y en sus casos movilizada de manera preventiva.
Sólo hasta en la mañana se dio cuenta de la gravedad de la situación y aun así: en lugar de instalar una coordinación eficaz, se creyó súperman y se lanzó por los caminos rurales del municipio “a supervisar”, dijo. Por supuesto, el resultado es que se atoró ante los drenes desbordados, el tráfico enloquecido de gente de no tenía idea de cómo salir de las trampas en que se iban convirtiendo los caseríos y del miedo que el temporal les iba infundiendo. Como pudo logró llegar a un lugar seguro donde le dijeron que se lo estaban acabando en Radio Fórmula y todavía se puso a llamar para defender su honra, en medio de un caos mental que le impidió establecer una defensa creíble.
Ya tendrán tiempo los angosturenses de revisar las cosas que pasaron y de ponerse a pensar en qué clase de sujetos han elevado al rango de gobernantes.
Si en sus buenos tiempos el Chenel Valenzuela se caracterizó por hacer cualquier cosa por estar con la gente amolada. Cualquier cosa es cualquier cosa: desde robar aguacates de un patio privado para irlos a repartir entre su clientela electoral, hasta rifar ganado ajeno para ayudar a invasores o a jornaleros. Hoy sabemos que detrás de esas algaradas no hay más que un caos mental escondiendo a un triste clown que ignora cómo debe reaccionar en los momentos claves.
Un acucioso analista me hizo una pregunta que no supe responder: ¿durante el recurrido fallido andaba ek Chenel en su minicooper nuevo?
UNA SOCIEDAD EXIGENTE
En las redes sociales la gente se ha vuelto cada vez más exigente. Ayer publicaron una foto el gobernador Mario López Valdez y el alcalde electo de Ahome, Arturo Duarte, haciéndose mutuamente señas que nadie sabe descifrar. Los reclamos no se hicieron esperar, lo mismo a López Valdez, que a Duarte, pero más al segundo, a quien acusaban de andar de gira en lugar de estar al pendiente de los acontecimientos del huracán que amenazaba a su municipio. Al final el huracán no hizo nada en Ahome, pero sobre todo, ocurre que Duarte es apenas alalde electo, y todavía con la amenaza de un último suspiro impugnatorio de parte de sus rivales, de modo que si bien tiene un fuerte compromiso moral con sus electores y con quienes no votaron por él, que fueron muchos, cualquier reclamo de ese tipo corresponde al alcalde en funciones Zenén Xochihua Enciso, quien por cierto sí estuvo al pie del cañón.
En cambio en las propias redes sociales hay un reconocimiento a quienes desde esos mismos espacios supieron aprovechar la oportunidad para guiar a ciudadanos voluntarios para acudir en rescate de personas atrapadas por las aguas en Culiacán. Hubo grupos de la sociedad civil que se movilizaron en sus propios vehículos para hacer este tipo de trabajo
CORDOVA CELAYA. UNA
VOCACIÓN PERMANENTE
Mientras los funcionarios de diversos niveles y especialidad se dedicaron a hacer sus chambas en las oficinas o en las áreas correspondientes, hay alguien que por su cuenta tomó las redes sociales prácticamente por asalto, para participar en las tareas de rescate.
Mientras algunos de sus colegas utilizan las redes para presumir a dónde fueron de vacaciones o cómo se pasaron el fin de semana en alguna playa u otro centro de distracciones, el secretario de Turismo Frank Córdova Celaya se puso a divulgar dónde están los refugios temporales de Culiacán y de paso se puso a armar un centro de acopio de ayuda a damnificados.
Aunque Córdova Celaya no está entre mis amigos del Facebook, tampoco recuerdo haber tenido algún antecedente de que utilizara así las redes sociales durante el tiempo en que el actual responsable de la imagen turística de Sinaloa oficiaba como secretario de Seguridad Pública.
A decir verdad no es algo que haya hecho el actual secretario, ni en esa tarea ni en la de coordinador del Consejo de Protección Ciudadana.
CIEN AÑOS DE
CALDERÓN V.
Usualmente se rinde homenaje a don Alfonso Genaro Calderón Velarde en el mes de abril, durante su aniversario luctuoso (14 de abril de 1990), pero ayer se cumplió un centenario de su nacimiento, de manera que se le organizó un evento conmemorativo que fue encabezado por Juan Sigfrido Millán Lizárraga, que es el político más importante surgido del grupo calderonista y por Jesús Enrique Hernández Chávez, quien también vio impulsada su carrera durante los seis años del calderonismo.
Don Alfonso dejó no sólo la huella de su obra de gobierno (unidades administrativas en cada municipio de la entidad, espacios culturales hasta en sindicaturas importantes, además de lo que cada lugar tuvo según sus condiciones. En la sierra de Sinaloa realizó una impresionante obra carretera que dejaron caer en el siguiente sexenio.
Pero además, pasó a la historia política del país al convertirse en el primer gobernador obrero del país. Tras él vinieron muchos otros en diversos puntos del país, incluyendo a Juan Sigfrido Millán Lizárraga y luego Jesús Aguilar Padilla.
Hoy el sector obrero no alcanza ni regidores, mucho menos gobernadores. Calderón estaba llamado a ser sucesor de Fidel Velázquez, pero no le alcanzó la vida. Luego el propio Juan Sigfrido estuvo en esa lista, pero prefirió asegurar la gubernatura que ir a pelear contra una gerontocracia voraz que sigue ahí, a pesar de que la central obrera se les está cayendo a pedazos.
Calderón construyó tiempos inéditos en su proceso político, pero hoy la realidad es muy diferente.
Poco a poco la generación de políticos que tuvieron participación importante en los tiempos de Calderón van desapareciendo o dejan su turno en la política a las nuevas generaciones, aunque está el caso de Millán Lizárraga y por extensión, de Aguilar Padilla, que eran los chavalillos de la época, y que siguen vigentes incluso después de pasar por tiempos adversos y hasta de haber tomado caminos diferentes, como en 2010.