EN LA GRILLA

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*Al Chuquique ya le urge entregar

*El aspirante Heriberto Galindo Q.

*A Edgardo no se la han perdonado

Jesús Enrique Hernández Chávez considera que su relevo al frente del PRI en Sinaloa se producirá inmediatamente después de que termine formalmente el proceso electoral con que ese renuevan el Poder Legislativo de Sinaloa y los dieciocho ayuntamientos. Con la ratificación del resultado en Ahome, sólo quedan pendientes algunos detalles que seguramente no excederán de la quincena que ahora corre.

El PAN ha anunciado que recurrirá a las últimas instancias para seguir luchando por la alcaldía ahomense. En realidad lo que queda es un trámite ante la Sala Superior del Trife, donde seguramente les dirán que no hay de piña, como estarán por decírselos en los casos de El Fuerte y San Ignacio, que también fueron recurridos ya a la Sala Superior.

Lo curioso es que el propio PRI tiene entre sus pendientes el caso del XX Distrito, que planea impugnar ante la Sala Regional de Guadalajara, y luego llevar otra vez a la Sala Superior, donde ya una vez les habían cerrado la puerta. Claro que al Chuquique le gustaría ver triunfar la causa de Maribel Chollet, porque eso terminaría de despejarle el siguiente camino, pero por otra parte no hay posibilidades reales de que ello ocurra, y en cambio prolongará la vigencia jurídica del proceso por varios días más.

No es que el dirigente priísta tenga prisa por tomarse unas vacaciones. Su ritmo no es para eso. Lo que pasa es que en octubre habrán de empezar los trabajos preparatorios de la próxima legislatura, y lo menos que quisiera es que lo tomaran ocupados, de modo que eso sea pretexto para poner temporalmente a alguien al frente de la bancada tricolor.

Ya le pasó en 1998, cuando su posición como diputado plurinominal estuvo en un hilito, Las autoridades tardaron tanto en definir si al PRI le alcanzaba o no para que él entrara, que fue necesario poner a José Carlos de Saracho al frente de la fracción, lo que implicaba la posibilidad de ser el mandamás del Congreso (por esos tiempos no había Junta de Coordinación Política: el líder priísta era el jefe indiscutido. Vilipendiado, pero indiscutido).

De Saracho estaba advertido por el gobernador electo Juan Sigfrido Millán Lizárraga de que su posición sería temporal. Que el liderazgo estaba reservado para el Chuquique independientemente de los alegatos que se daban en la cuestión postelectoral, pero algo pasó por su mente y e aferró a la posibilidad de dejar fuera al Chuquique y se empezó a mover por todos lados, al extremo de terminar en una relación hostil con Millán Lizárraga, a pesar de la larga relación personal que habían mantenido durante sus respectivas carreras políticas.

Entonces, el que hoy se pudiera prolongar su presencia al frente del PRI, resulta más una amenaza, aunque sea difusa, que una satisfacción, sobre todo para alguien que ya ha estado tres veces en esa misma posición, aunque hoy sui nombramiento sea de “delegado del comité ejecutivo nacional encargado del despacho de la Presidencia del Comité Directivo Estatal”.

LOS QUE QUIEREN LLEGAR

Por supuesto, al frente de la lista está el diputado Heriberto Manuel Galindo Quiñones, coordinador de los diputados federales sinaloenses por el PRI. Galindo está en su mejor momento político. Tuvo al menos tres oportunidades con posibilidades de incrustarse en el sanctasanctórum de la política nacional: con David Ibarra y con Alfredo del Mazo perdieron el boleto para la final. Con Luis Donaldo Colosio las cosas estaban hechas. “Que no se te haga poco ser diputado, pero que tampoco se te haga mucho ser senador”, le dijo al pie de la escalera del avión en Culiacán, la mañana del día fatídico en que lo asesinaron.

Fue candidato a diputado y diputado con quien sustituyó a Colosio, , pero en un nivel lejano, ajeno a la burbuja de Los Pinos, lo que no le impidió ser después Cónsul mexicano en Chicago y embajador en La Habana. Pacientemente, junto con David López, se rehízo en el Estado de México, participando en la construcción de la gubernatura y luego la candidatura presidencial de Enrique Peña Nieto.

La dirigencia priista por supuesto, sería una antesala para pelear por la gubernatura de Sinaloa, de la que ya no quiere hablar sino hasta dentro de tres años, un plazo extremadamente largo. La dirigencia del PRI tiene el obvio propósito de darle el arraigo que sus posibles rivales deslizan en los corrillos. Un intento que ya hizo antes, en tiempos de Francisco Labastida Ochoa y que se quedó cerca, y al que aspiró después, en tiempos de Jesús Aguilar Padilla, sin resultados.

DESDE EL CENTRO

Como las cosas no suelen ser lineales, el hecho de que Heriberto Galindo sea tan cercado al primer círculo del poder, sería uno de los asegunes que se atraviesen en su camino. Entonces se habla de que una decisión verticalista, de esas que suelen ocurrir en el PRI incluso cuando parece que a nadie se le ocurriría, beneficiaría a la actual secretaria de asuntos jurídicos del comité ejecutivo nacional del PRI, Martha Tamayo, cuya carrera ha sido importante. En alguna ocasión estuvo al frente de la Comisión de Justicia Partidista, y como tal emitió el dictamen que expulsaba del tricolor a Elba Esther Gordillo, quien de hecho ya estaba fuera, pero tomó el asunto como una afrenta personal que cobró con especial énfasis en una acaudalada candidatura del profe José Mendívil Zazueta, en contra de la propia Martha. Mendívil no ganó, pero le quitó a Tamayo el número suficiente de votos como para que el triunfo se fuera a las filas del PAN. Después ella terminó su carrera administrativa al frente del Tribunal de lo Contencioso, donde se jubiló con una de las llamadas megapensiones que hicieron gran escándalo en la entidad.

DESDE EL TERRUÑO

Pero también en las agitadas tierras sinaloenses corre aire (y no sólo el que lanza Manuel). La lista de aspirantes locales es nutrida y en ella hay desde optimistas e ilusos, a personas con base, lógica y causa.

El optimista es el alcalde de Culiacán, Aarón Rivas quien ya dijo públicamente que sí quiere ser presidente de su partido, pero que si por favor lo pueden esperar unos diyitas, no más en cuanto entregue la presidencia municipal. Tantas ganas tiene, que sería capaz de sacrificar el feriado del primero de enero y acudir ese día a tomar posesión. Nomás ese chancecito pide.

Entre los ilusos está el diputado federal Jesús Valdez, que pidió licencia para ser aspirante a la alcaldía culiche, pero le madrugaron con Sergio Torres y aunque volvió luego a la curul, se quedó con ganas de seguir pujando por algo. Porque además alguien le ha hecho creer que si alcanza esa silla, tendrá también los tamaños para ir por la gubernatura.

Igual está levantando la mano la diputada local Rosa Elena Millán, quien tiene ya un largo recorrido en las estructuras priístas y parece encarnar una especie de lucha localista, sobre todo después que el grupo al que pertenece Galindo Quiñones, se ha quedado con buena parte de las posiciones federales que han cambiado en la entidad.

Lo que sí ha quedado aparentemente bien establecido, es que el nuevo dirigente priísta deberá reunir una condición de equidistancia que lo coloca en el riesgo de la tibieza, pero que atendería a una condición de la mismísima visión central respecto de Sinaloa: no debe ser alguien enfrentado al gobernador Mario López Valdez, pero tampoco alguien que le esté entregado. ¿alguien más que se apunte?

EN EL PAN, LA VIDA

ES MÁS SABROSA

En las filas blanquiazules pareciera no haber problemas, Edgardo Burgos Marentes dijo que no se quiere ir de la presidencia del comité directivo estatal y se apresta a quedarse. Su periodo está prácticamente recién nacido, aunque la derrota electoral del siete de julio le ha convertido en un viejo prematuro y achacoso.

Formalmente, Marentes no debería tener problemas para permanecer, pues los estatutos lo amparan y el PAN ha sido siempre un partido respetuoso de su legalidad. O lo había sido, hasta que últimamente le dio por las decisiones verticales, los acuerdos submecatum y todas esas pestes que tanto le criticó a su rival de siempre, que por cierto le es tan parecido hoy que parecen gemelos.

Sin embargo, la realidad es que la corriente de inconformes todavía acaricia la posibilidad de lograr un cambio. En este momento la esperanza de los inconformes es una decisión de Heriberto Félix Guerra, sólo que éste no se anima aún a enfrentarse con Mario López Valdez parea abrirse camino hacia la candidatura al gobierno.

Para empezar no ha querido cambiar su domicilio de nuevo a Sinaloa, dijo alguien que evidentemente trae ganas de atorarlo. Es curioso: cuando Félix Guerra estaba en el candelero nacional, actuaba como aspirante local. Hoy que ha quedado fuera de todo, insiste en mantenerse como cuadro de las grandes ligas.

Cuando empezamos a explorar por la situación del PRD, nuestros consultados francamente se rieron porque no quisieron llorarle a las quimeras de lo que algún día fue. Ayer Feliciano Castro urgió a la dirigencia actual para que “de una vez or todas” rompan con el gobierno de Mario López Valdez, pero aunque ya casi vence el plazo que se dieron a si mismos para decidirlo, a nadie le quedó el saco, de modo que nadie respondió.