*Radamés quedó exonerado: es buen funcionario
*Garrido Achoy y el PRI regalan Villa Unión
*Polémica por los regidores: ¿gratuitos o pagados?
FRANCISCO CHIQUETE
Se queda.
Radamés Díaz Meza, el subsecretario de promoción económica que solicitó y obtuvo créditos por dos millones de pesos para rescatar su negocio, el de su hermano y el de su suegro, afectados los tres por el huracán Ismael, se queda en su puesto,. El dictamen es que es un buen funcionario, de modo que no hay para qué correrlo.
Indudablemente debe ser bueno, pues los resultados de sus gestiones son contundentes: de tres negocios afectados que hubo en su familia, los tres fueron autorizados para ejercer créditos procedentes de los fondos de emergencia. Y eso que la competencia era intensa. Como les comentamos en la entrega de ayer, de dos mil afectados, trescientos setenta y cinco pidieron créditos y sólo ochenta y uno los alcanzaron, entre ellos los tres propuestos por el buen Rada.
La bondad en el gobierno del estado pasa, como en la iglesia católica, por el arrepentimiento. Aún el más grande pecador del mundo tiene oportunidad de salvar su alma si se arrepiente oportunamente de aquello que hizo mal ante sus semejantes o ante sus credos y compromisos religiosos.
Rada, el bueno, rechazó la tentación en el último momento, y tras un acto de contrición, dejó de lados los dos millones de pesos al son de “yo no los necesito”. Ese sólo hecho bastó para que salvara si no su alma, sí su trabajo. Por supuesto, en la búsqueda de explicaciones al hecho de ponerse por delante de la sociedad a la hora de recibir los apoyos que su dependencia coadministra, ensayó una que no tiene desperdicio: “yo tengo una línea de crédito desde hace unos ocho años, y mis bancos son los que buscan donde fondearla”, aseveró. Imagínese usted al banco haciendo solicitudes ante el Fonden, para un pobrecito subsecretario que además tiene la capacidad de decidir en nombre de su suegro y de su hermano.
A pesar de este desconcertante final, no todo está perdido. El gobernador dejó la decisión final en manos de la Unidad de Transparencia y Rendición de Cuentas, que también deberá investigar si hay otros funcionarios metidos en la lista de beneficiarios de los programas de emergencia gestionados y obtenidos a partir de los huracanes del año pasado y que no son para ellos (los funcionarios) según la expresión del propio gobernador.
Una investigación así, realizada en serio, permitiría no sólo detectar anomalías existentes, sino además sembrar un procedente de vigilancia y transparencia para evitar que otros Radas, de hoy o del futuro se dejen llevar hasta los límites de lo ético y lo moral por la tentación del tráfico de influencias.
Por lo pronto el gran perdedor con estos escándalos es el titular de la citada dependencia, Juan Pablo Yamuni, quien ha terminado enterándose de las irregularidades o “casos especiales” a través de los medios, y no de su equipo de trabajo, que ni ha podido aplicar o promover exitosamente sanciones importantes, ni tampoco ha podido prevenir la comisión de agandalles ejercidos con recursos públicos, ni siquiera cuando éstos vienen de áreas tan delicadas como los programas de apoyos emergentes a damnificados de fenómenos naturales.
¿ELECCIÓN PERDIDA, O
DE PLANO ENTREGADA?
Con mucho orgullo, Martha Tamayo Morales anunció que enviaría a Mazatlán a una delegado, que se hiciese cargo de la conducción del Partido Revolucionario Institucional, porque los grupos locales están muy divididos y ninguno de ellos garantiza la unidad o la influencia que permita avanzar hacia una reconstrucción efectiva.
Con ese mismo orgullo vino y trajo al profesor Eduardo Garrido Achoy, haciéndose lenguas de la experiencia, capacidades, pasión partidista y demás virtudes de un hombre al que no le importaba, después de ser dirigente estatal, asumir el papel de delegado en un municipio.
Muy poco tiempo ha pasado sin que se demuestre que Garrido no tuvo la fuerza ni la influencia necesarias para sacar adelante su tarea. El primer reto es el de las elecciones de síndicos y comisarios, y reprobó desde antes dela fecha electoral. Baste con señalar que el experimentado profesor no tuvo capacidad para sacar un solo candidato a síndico en Villa Unión. Mientras el PAN lanzó a un hombre con muchas posibilidades de éxito, el Revolucionario Institucional no pudo registrar su planilla verde para esa sindicatura, la más importante del municipio, de modo que hay otras dos, encabezadas por militantes tricolores que por aspiración legítima o por capricho y nostalgia caciquiles están en la contienda, allegándose por si mismos candidatos que los acompañen desde algunas de las comisarías.
Garrido partió en su tarea de reconstrucción desde un diagnóstico inobjetable: el PRI está dividido en grupos irreconciliables; la dirigencia estaba en manos de uno de esos grupos, que tenía totalmente ladeado el Consejo Político Municipal. Todo está corrompido por el manejo que le dio ese grupo, ha dicho a los pocos mazatlecos con los que se ha sentado a platicar en busca de un frente que lo ayude a construir una nueva dirigencia que se integre con la óptica culiche. Ya hay quienes hablan de que Garrido, por instrucciones de Martha Tamayo, intentará hacer presidenta a la regidora Esperanza Kazuga.
Lo que se preguntan muchos es por qué Garrido se da cuenta hasta hoy de la situación del PRI, si ésta ya existía cuando él era dirigente estatal. A Garrido le tocó negociar con el grupo y entregarle posiciones o ceder ante presiones; con ese grupo han negociado todos y cada uno de los dirigentes estatales, cualesquiera que haya sido su procedencia.
Por cierto que ante el panorama de dejar prácticamente abandonada la sindicatura de Villa Unión, hay quienes se preguntan si no se trata más de una de las negociaciones interpartidistas en que la gente de Culiacán cede espacios como Mazatlán, a condición de que les permitan seguir operando en solitario y con impunidad en la capital del estado.
Durante doce años, Alejandro Higuera Osuna fue el hombre fuerte ante los gobernadores priístas Juan Sigfrido Millán Lizárraga y Jesús Alberto Aguilar Padilla. Toda decisión tomada en torno a Mazatlán era consultada u orientada con la referencia de Alejandro Higuera, quien a cambio dio la posibilidad de sacar votaciones atoradas en el Congreso, o se convertía en el símbolo de una convivencia civilizada con una fuerza partidista diferente. La situación llegó a tal punto, que en su más reciente participación en el Congreso del Estado, Higuera se daba el lujo de ofrecer a los priístas que les abría la puerta para que platicaran con el gobernador, lo que muchas veces no podían conseguir por si mismos. En realidad la oferta sólo era para generarle disgustos al coordinador tricolor Javier Luna Beltrán, pero tenía muchos visos de realidad.
Por ello ahora que Higuera se fue, y se fue en derrota, los priístas pensaban que las cosas iban a cambiar, pero Culiacán manda a un dirigente que ve con displicencia la derrota anunciada en la mayor sindicatura del municipio y se preguntan si no hay una reedición de las negociaciones, ahora con el alcalde Carlos Eduardo Felton González.
LAS DISCUSIONES DEL FORO
COMPROMISOS POR SINALOA
Aunque el foro de Compromisos por Sinaloa en Los Mochis sólo tuvo impacto regional, y más para convocar a los abajopresentes de siempre, la cercanía del foro de Culiacán empieza ya a generar posicionamientos y discusiones que seguramente enriquecerán los temas a discutir.
Ayer el diputado Jesús Burgos Pinto, a quien se atribuye el encarnar personalmente las posiciones opositoras, hizo honor a esa etiqueta y se pronunció contra una de las ideas más difundidas de la reforma política que se propone sacar esta consulta.
Burgos Pinto está contra el carácter honorario que se le quiere dar a los regidores. Dice que con ello se afectaría a la institución que representan y señala que para reducir el costo de la operación del ayuntamiento puede revisarse el salario y la cantidad de ediles que haya en cada municipio, estableciendo una proporcionalidad adecuada.
Burgos Pinto se pronuncia también contra la posible desaparición de los síndicos procuradores y considera que por el contrario, debe fortalecérseles incluso con una elección en boleta separada.
Al final estima que si los compromisos por Sinaloa se limitan a proponer exclusivamente una reforma política, se habrá perdido una oportunidad y sugiere que se trabaje en el área de transparencia y rendición de cuentas.
Son temas fuertes. Hay gente a la que le gusta la posible gratuidad de los regidores, pero en términos generales la clase política prefiere que siga siendo una posición bien remunerada. Su problema es que al tratarse de una propuesta del gobernador, no hay muchos que se atrevan a expresarlo públicamente.
Por lo pronto las declaraciones del diputado priísta calienten el ambiente con miras al foro de mañana. Aunque efectivamente fuese por hacer oposición, hay que recordar aquel planteamiento de don Jesús Reyes Heroles: “lo que resiste apoya”.