*Lo que puede llegar a costar un estadio
*Mercado Flores Magón trae nuevas broncas
*Badiraguato no recibe lo que genera su mal
FRANCISCO CHIQUETE
Todo gobernante tiene derecho a defender sus proyectos y sus puntos de vista. Pero también el ciudadano tiene derecho a los suyos. Cuando el gobernador Mario López Valdez dice que está dispuesto a poner en riesgo su chamba por tal de sacar adelante la construcción de un nuevo estadio de béisbol Ángel Flores, aunque sea por una gracejada, como seguramente lo fue, corre el riesgo de colocarse contra las disposiciones legales que juró cumplir y hacer cumplir.
Muchos ciudadanos pensamos que la inversión gubernamental en estadios que tienen como destino una concesión multianual a empresas privadas constituye una distracción importante de recursos que siempre urgen en otras áreas.
Pero el gobierno tiene el derecho de pensar en que mediante esa inversión genera empleos, da valor a alguna zona de la ciudad en que se esté trabajando, y en que la facilitación de un espectáculo de tanto arraigo popular como el béisbol profesional, es una tarea adecuada para la estructura gubernamental.
El caso es que en estos puntos de vista encontrados, un grupo de particulares promovió y obtuvo un amparo contra la obra. El juicio está en proceso y el gobernador se incomodó por la detención, al extremo de jugar con esa idea de que estaba dispuesto a poner en riesgo la chamba.
¿Aún ese sentido de juego, vale la pena poner en riesgo la chamba de gobernador del estado por ver cristalizado el sueño de dejar un nuevo estadio para la capital del estado? Un día antes el propio gobernador había dado a conocer su idea de intercambiar el terreno que actualmente ocupa la Novena Zona Militar por un espacio más amplio en las afueras donde la milicia pueda operar más adecuadamente. ¿Por qué no pensar igual con el estadio? Y más aún: ¿por qué no dejar a la empresa beisbolera que desarrolle su propio proyecto, con todos los apoyos e incentivos, con la certeza de que se trata de una obra de ellos y para ellos?
La experiencia de Mazatlán, que seguramente es la misma de todas las ciudades con estadios en que hay béisbol profesional es que la empresa concesionaria lo tiene para sus fines, que frecuentemente se reducen sólo a la temporada de la Liga Mexicana del Pacífico, sin que los deportistas aficionados tengan acceso a un espacio que en teoría es de la comunidad.
En última instancia el gobernador estará dando a conocer, hoy o mañana, una vez agotado el plazo que él mismo se dio, la decisión sobre el futuro inmediato del estadio. Si se derrumba para esta temporada o el proyecto espera un año más.
Por lo pronto el colofón del asunto lo da el alcalde culiche Sergio Torres, quien por supuesto, respalda el proyecto del estadio, más por quedar bien que por ver a los tomateros de estreno en la siguiente temporada.
LE CAYERON AL REPARTO
EN EL NUEVO MERCADO
Durante la sesión de Cabildos de ayer se presentó un dictamen según el cual, hay pruebas de que sí se dieron asignaciones irregulares en el nuevo mercado municipal de la colonia Flores Magón. Funcionarios municipales allegados al alcalde Alejandro Higuera y hasta familiares y la dirigente panista que recién fue relevada, son mencionados en ese dictamen, aunque los puestos salieron a nombre de esposas, madres, hermanos y hasta empleados de los personajes descubiertos.
El tema sorprende no por la novedad del hallazgo. En realidad los Sherlock Holmes parecen haberse quedado cortos. Sorprende porque el alcalde Carlos Felton había dicho ya que investigaron y no encontraron ninguna irregularidad. Es cierto que este nuevo dictamen lo entregó el regidor innombrable y que ello le pone una enorme carga de resentimientos personales.
El caso es que el dictamen anterior obedecía mucho a la idea de acabar con los enfrentamientos entre los grupos, de atender el llamado del tercer piso para acabar con la guerra de desgaste contra actores políticos como Alejandro Higuera Osuna.
Ayer el alcalde prometió hacer las revocaciones necesarias en las concesiones otorgadas indebidamente, a sabiendas de que eso puede alterar de nuevo el curso de las cosas, cuando en el PAN empieza a vivirse la batalla por la sucesión, y a duras penas se había logrado generar una unidad de los cuadros ligados al malovismo o a la institucionalidad, para que apoyen a Gustavo Madero Muñoz.
Por cierto que no falta quien pensara que Felton tiene una buena coartada: la presión del innombrable, a quien en determinadas cosas “es imposible” detener, aunque dé la impresión de que él es la mano del gato con que se sacan las castañas del fuego.
NO TODO LO QUE
RELUMBRA ES ORO
El alcalde de Badiraguato, Mario Valenzuela López, vive días difíciles a causa de una serie de amenazas que se le han hecho llegar a través de mantas impresas dejadas afuera de su domicilio particular, y luego a través del Facebook, donde le advierten que si sigue con obras que le han sido criticadas, y que supuestamente tiran casas o afectan otros intereses.
Las amenazas son atribuidas a “gente nueva”, que se supone ews el grupo delictivo que da guerra por el centro-norte y norte del estado, pero el alcalde considera que no es algo que tenga que ver con el crimen organizado, sino con la actividad política. Es gente enferma que no ha sabido aquilatar adecuadamente los resultados electorales, aventura.
Pero más allá de las amenas y de las denuncias que formalizará en el transcurso de 4este día ante el procurador general de Justicia del Estado, hay una parte de la entrevista que anoche tuvimos para Guardianes de la Noche, la que nos llama la atención.
Cualquiera que oye hablar de Badiraguatom, dice, piensa que se trata de un municipio rico, en el que fluye el dinero gracias a tanto personaje destacado del narcotráfico que nació en esa demarcación, pero no es así.
Ni el Chapo Guzmán, ni Rafael Caro Quintero, ni Juan José Esparragoza, ni los hermanos Beltrán Leyva, Ernesto Carrillo Fonseca, el mismísimo “señor de los cielos, que vivió en Navolato, pero nació en Badiraguato, ni ninguno otro de los muchos personajes nacidos en el municipio, han dejado aquí obras importantes: ni escuelas, ni iglesias, ni techumbres, ni hospitales, ni empresas en las que haya trabajo para los badiraguatenses. Nada han generado. Quizá apoyos personales de mil, dos mil pesos u otras cantidades que sin embargo, no se extienden más allá. Tienen casas, por supuesto, pero son casas suyas, de sus familiares, no son de beneficio colectivo en modo alguno.
Es, indica, un estigma que no le ha dejado nada al municipio, insiste, aunque luego rectifica y reconoce que hay ahí quienes se dedican al narcotráfico y mantienen una actividad ilícita que contamina. Es una actividad que se desarrolla desde 1945, cuando terminó la segunda guerra mundial y Estados Unidos trajo laboratorios para la elaboración de opio, como los trajo y los llevó a otras partes del mundo.
A raíz de la detención de Joaquín Archibaldo Guzmán Loera López Valenzuela ha sido objeto de múltiples entrevistas por parte de periodistas de medios nacionales e internacionales. Todos llegan con la idea de que vienen a un lugar muy rico, donde corre el dinero generado por el tráfico de drogas en beneficio de toda la gente.
En realidad el municipio tiene un magro presupuesto de ciento treinta millones de pesos para este año, lo que le coloca entre los ayuntamientos con menos recursos de entre los dieciocho que tiene la entidad. Sus esperanzas más inmediatas están en una obra monumental: la carretera Parral-Badiraguato, a la que le faltan 75 kilómetros para vencer lo agreste de la Sierra Madre Occidental. Cada kilómetro tiene un costo de 75 millones de pesos, pero no se ha avanzado porque los diputados federales no asignaron ni un solo peso para estos trabajos, ni en 2013 ni en este 2014.
La cuna del narcotráfico, como es conocido este municipio, no presenta, al decir de su alcalde, los beneficios económicos de la actividad ilícita más importante en el mundo, a pesar de que ahí nació buena parte de los grndes capos.