*Primer tarascazo local del Diablo Higuera
*Felton siempre sí divulgará sus ingresos
*Ocho gobernadores por el puerto mazatleco
FRANCISCO CHIQUETE
No valieron ejercicios, novenas ni confesiones. El diablo vuelve a hacer de las suyas en Mazatlán. No es aquella vieja conseja de que Belcebú apareció en el restaurant La Chiripa, que alcanzó tanto vuelo, que fue noticia en los medios informativos internacionales. Tampoco es una reedición de las viejas leyendas que corrían por los viejos barrios cada vez que una mujer se rebelaba ante la golpiza que le propiciaba el marido. Es el diablo, el diablo único e irrepetible: El Diablo Azul.
Por supuesto que no se trata de que venga a tomar de nuevo la comuna o que empiece a preparar los terrenos para una enésima elección (no es para tanto, en realidad apenas sería la cuarta elección, y eso si la gana, porque ahora sí ya cabe la duda y abundarían las certezas en contrario). Se trata simplemente de la designación, la primera local, en el sistema que hoy tiene a su cargo Alejandro Higuera Osuna.
Hoy la militante panista Guadalupe Aguilar Soto protesta el cargo como directora del plantel dos de Conalep en Mazatlán, el del centro de la ciudad, con lo que empiezan los desplazamientos de que se ha venido hablando en Culiacán.
Desde que Higuera fue designado director del sistema Conalep en Sinaloa, se vino una serie de protestas de parte del PRD, que vio perdido su segunda posición más importante en el gobierno de Mario López Valdez. Ya es sabido que si bien el gobierno malovista es plural, los espacios conquistados por cada partido eran vistos como sagrados, de modo que la Secretaría de Desarrollo Económico, por ejemplo, era un santuario panista cuando estuvieron al frente Eduardo Ortiz y luego Roberto Ramsés Cruz Castro. Ninguno sin embargo como el PRD para pelear por los espacios. En la Secretaría de Agricultura, Ganadería y Pesca, los puestos importantes fueron para perredistas, y cuando se acabaron los de primer nivel, siguieron con las asesorías y coordinaciones más jugosas. En el Conalep los puestos administrativos no alcanzaban por supuesto, así que fue necesario seguir con las direcciones de los planteles, lo mismo que en el Instituto de Capacitación para el Trabajo –Icatsin-, donde Audómar Ahumada no tuvo pudor en colocar a sus cercanos, por encima de algunos intentos del propio Gerardo Vargas Landeros, quien desde la secretaría general de gobierno intentó algunas designaciones que por supuesto no prosperaron.
Por eso cuando salió el anterior director del sistema, Ildefonso Medina Robles, el exdirector Ramón Lucas Lizárraga montó en cólera. A Ildefonso ya lo anunciaron como funcionario in pectore, aunque no hay fecha para concretarle la promesa. El problema ahora es que detrás del director general se irán no sólo los funcionarios de la estructura burocrática, sino los directores de planteles, como ocurre hoy en el Mazatlán II .
Ahí estaba Abraham Eduardo Urrea Arenas, más conocido en el ámbito político como Abraham Urrea, antiguo militante priísta que un día se decidió a dar el brinco y se convirtió en candidato del PRD, un candidato decepcionante, pues no arrastró a nadie, pero que finalmente llegó a ser regidor. Partícipe de la coalición malovista, el perredismo lo premió con esta chamba del Conalep II, que ahora pierde, de modo que es muy probable que se le vuelva a ver por Rosario en plan de hacer grilla, no sólo en los tiempos libres que le dejaba la chamba.
Lupita Aguilar Soto, su reemplazo, fue encargada de la oficina mazatleca del Servicio Estatal de Empleo, donde la colocó Carlos Hermosillo Jacobo, el anterior director, en razón de la militancia o las simpatías partidistas, más que por perfil o estructura. Ahora va a Conalep gracias a que su grupo político dentro del PAN se la jugó con la planilla presentada por Alejandro Higuera Osuna, y que encabezó fallidamente Roberto Gutiérrez González.
Muchos esperaban ver ahí a alguien del grupo compacto del propio Higuera, pero no fue así. Ellos, aunque algunos necesitan acomodo, son piezas seguras y lo que necesita el exalcalde es reagrupar fuerzas, mantener la cercanía con quienes pudieran ser cooptados por alguna otra fuerza, especialmente la del presidente municipal Carlos Eduardo Felton González.
Por lo pronto este es el tercer cambio realizado por Higuera. Los dos primeros fueron simultáneos: en el plantel de Mocorito, en beneficio del ingeniero José Jaime Miranda Valdez; y en la extensión Salvador Alvarado, que ahora dirige José María Rodríguez Luque.
Dicen que desde que se produjo el cambio, los directores de planteles se la han vivido con el momo enconchado, a la espera del golpe. Dicen que sigue el Mazatlán I, donde aún sobrevive Martín de Jesús Leyva Gamboa, y luego el Mazatlán III, actualmente a cargo de Jesús Antonio Castillo Hernández. Ya hay muchos militantes azules que se declaran higueristas, y por lo tanto, más que apuntados.
Dicen que el más reciente conjuro diabólico se reza al son del Corrido de La Noria y dice “pa’que vean que todavía le queda agua al bule”.
SIEMPRE SÍ DIVULGARÁ SU SUELDO
¿QUÉ LE COSTABA HACERLO ASÍ?
Esta mañana, la secretaria del ayuntamiento, María del Rosario Torres Noriega, dará una conferencia de prensa, convocada especialmente para que la abogada dé a conocer, sin tachaduras ni enmendaduras, como decían o dicen los certificados escolares, la nómina que firma el alcalde Carlos Eduardo Felton González.
Desde luego, es una buena actitud ésta de corregir un hecho mal ejecutado, o bien ejecutado, pero mal orientado.
Si Felton o sus colaboradores la hubiesen pensado bien desde el principio, no habrían tenido que ceder a una presión de la opinión pública, simplemente se habrían mostrado respetuosos de la ley, de su espíritu, y de las convicciones que han divulgado insistentemente respecto de la transparencia y la rendición de cuentas.
Como era previsible, el propio munícipe esgrimió la existencia de datos personales en el recibo que él firma, pero el hecho es que él está obligado por la ley a divulgar los ingresos reales de quien detenta el puesto de presidente municipal y, como comentábamos en la entrega de ayer, al no existir más de una persona en ese nivel administrativo, la divulgación de sus datos se vuelve inexcusable.
Por lo pronto, como ya hemos comentado, entre los diputados corre la inclinación a dar a conocer sus declaraciones patrimoniales. Ya lo hizo Sandra Lara Díaz, de Culiacán, ya lo anunció Imelda Castro Castro, del PRD, y hoy por la mañana lo hace el mazatleco Fernando Pucheta, del PRI.
¿OCHO GOBERNADORES PODRÁN MÁS
QUE LA ORTODOXIA FINANCIERA?
Ayer en Chihuahua se realizó una nueva reunión del Corredor Económico del Norte. Esta vez fueron ocho los gobernadores asistentes, pues a los originales de Sinaloa, Durango, Chihuahua, Zacatecas, Coahuila, Nuevo León y Tamaulipas, se sumó el de Nayarit, que le vio futuro al asunto y no quiso dejar atrás a su entidad.
Esto y los pronunciamientos ahí vertidos, entusiasmaron al gobernador Mario López Valdez, quien dijo que la nueva composición lleva a hablar del G8, en paráfrasis a la denominación del club en que militan las ocho mayores economías del mundo.
Si un gobernador puede hacer mucho, ocho pueden hacer mucho más, sobre todo cuando se han puesto de acuerdo en la importancia de un proyecto como este corredor económico del norte, que se propone competir nada más y nada menos que con el canal de Panamá, aspirando no sólo a ser zona de paso para las mercancías que intercambien los países de oriente y el este de los Estados Unidos, sino a atraer inversiones que generen derrama económica, generación de empleo y desarrollo tecnológico, entre otras cosas.
La apertura de la autopista Mazatlán-Durango ha generado grandísimas expectativas, pero hay una condición indispensable, que es la modernización del puerto de Mazatlán.
Por supuesto que el gobernador López Valdez aprovecha la recta y coloca en la lista al puerto de Topolobampo, así como los ejes de comunicación largamente proyectados entre el norte de Sinaloa y Chihuahua, pero lo que es básico para el corredor económico del norte es Mazatlán.
A diferencia de otras ocasiones, los enviados de la Secretaría de Comunicaciones y Transportes se declararon entusiasmados con los proyectos de modernización del puerto mazatleco, cuyos actuales tres millones de contenedores manejados por año son importantes, pero sólo para el ámbito regional. Una vez modernizado, el puerto pasaría a tener importancia nacional e internacional.
La cosa está en ver si la fuerza de ocho gobernadores, que efectivamente están interesados en el proyecto portuario de Mazatlán, tienen fuerza suficiente como para doblegar a la ortodoxia financiera del gabinete económico federal, donde no se suelta dinero a menos que sea absolutamente indispensable, y siempre y cuando no choque con sus cuadritos, proyecciones y prospecciones.
Por todas las ilusiones que Mazatlán ha tenido a lo largo de su historia, más vale que le apostemos a la presión de los gobernadores, y más vale que ganemos.