*Aunque negados, habrá cambios en el gabinete
*El peso del poder se impone en los partidos
*No hubo posibilidades de unidad en PAN ni PRI
FRANCISCO CHIQUETE
Parecía que el gobernador Mario López Valdez otorgaba un salvoconducto laboral para todos sus colaboradores, pero el tiempo de vigencia de esa garantía fue muy breve, pues López Valdez precisó que no es momento para hablar de cambios, sino que es necesario esperar a que el Congreso determine a quiénes llama a cuentas y cómo se desahogan los análisis sobre el ejercicio del año anterior.
Esto, en buen cristiano, indica que apenas los desocupe el Congreso, todos son libres de irse a donde gusten e incluso a donde no gusten, en este caso a sus domicilios particulares, a la banca dura y despiadada.
Durante mucho tiempo se ha especulado que el gobernador hará un ajuste en su gabinete, especialmente a partir del desempleo forzoso que ha afectado a quien era alcalde de Culiacán, Aarón Rivas Loaiza, presunto relevo del secretario de desarrollo urbano y obras públicas, José Luis Sevilla Suárez, a quien desde hace mucho tiempo fue colocado en el cadalso por la opinión pública, sin que hasta el momento se hubiese concretado la defenestración anunciada.
Cada vez que Mario López Valdez rechaza que esté pensando en despedir a Sevilla Suárez, parece confirmar su salida del gabinete. Los movimientos en los equipos de gobierno son naturales y los principios de año son propicios para ello, como lo mostró el gobernador de Morelos, Graco Ramírez Garrido Abreu, quien despidió a siete secretarios, es decir, la mitad del gabinete.
Los despidos tienen dos cualidades: sirven para que los gobernantes reconozcan deficiencias en las áreas donde se dio el movimiento, con lo que se va de gane en la búsqueda de soluciones; la otra es que implícitamente se está responsabilizando al funcionario de esos problemas y desviaciones. De paso, se genera una buena expectativa entre la sociedad.
Si usted tuviese la posibilidad de hacer una encuesta entre funcionarios, colaboradores del gobernador, líderes de opinión, analistas y demás, se encontraría con que todo mundo da tronchado a que Rivas Loaiza se va al gabinete y por supuesto, se va a la secretaría mencionada, aunque el secretario actual sea panista y Rivas Loaiza del PRI, a sabiendas de que en estos momentos eso de los partidos y las procedencias es lo que menos cuenta.
Hay otros aspirantes a la incorporación que se están manejando, aunque ya en estos casos no hay unanimidad. El más conspicuo de los restantes es Alejandro Higuera Osuna, expresidente municipal de Mazatlán, a quien muchos ven en el equipo, pero otros no. El caso es que muchos lo ubicaban en la subsecretaría de Educación Básica, como se venía diciendo desde el primer semestre del año pasado, pero ahora muchos de sus colaboradores se hacen ya despachando en alguna de las dependencias que integran el Sistema Cobaes. Los Colegios de Bachilleres de Sinaloa dan para colocar a uno que otro personaje en áreas administrativas, pero de ninguna manera a un equipo tan extenso como el que quedó cesante tras el cambio en la Presidencia Municipal mazatleca.
López Valdez adelantó que además de platicar con Rivas Loaiza y con Alejandro Higuera, para saber si tienen ganas de trabajar con él, lo hará con Zenén Xochihua Enciso, exalcalde de Ahome y con Evelio Platas, quienes como alcaldes integraban el grupo calificado por el propio Malova como “los cuatro fantásticos”.
Así pues, dependerá de los diputados. Que den curso a la glosa del añejo tercer informe de labores será el banderazo de salida para estos cambios sobre los que tanto se ha especulado. Si los legisladores no se retrasan excesivamente, algunos de los que acudieron a comer rosca, o que no lo hicieron por estar de vacaciones, pero contaban con invitación, tendrán que resignarse porque no les van a tocar los tamales de la candelaria.
EL PESO DEL PODER
DENTRO DE LOS PARTIDOS
En varias oportunidades, Jorge Gómezllanos ha externado su decisión de ir por la presidencia del comité directivo municipal del PAN, pero cada vez que lo intentó, se topó con la oposición de Alejandro Higuera Osuna, quien como alcalde hacía valer el poder sobre sus representados y ordenaba quién debía participar y quién no. Siempre fue “no” para Gómezllanos, quien esperaba que en este turno cambiaran las cosas, con Higuera fuera del poder.
Sin embargo, se negoció una planilla intermedia que dejara a un Higuerista como Martín Pérez en la presidencia del comité directivo municipal y a un feltonista como Roberto Osuna, El Zeus, en la secretaría general y como promesa para calmarlo, a Jorge Gómezllanos como secretario general adjunto.
El acuerdo sin embargo, no prosperó. Los higueristas siguieron separados de los feltonistas y se fue la última oportunidad de conciliar, como tanto se ha dicho que intentan.
Ahora el agarre tiene tres polos: Alejandro Camacho Mendoza, expresidente municipal, exdirigente panista, exdiputado local en dos ocasiones y candidato en varias oportunidades más. Camacho ha sacado victorias que parecían increíbles a base de trabajar directamente con los votantes internos, pero últimamente la distribución de votos se decide en base a la cuota de poder de que se disfrute, más allá de los viejos procesos democráticos que Acción Nacional vivió en otros tiempos.
Por el higuerismo, Roberto González Meza y Sergio Rubio pretenden mantener la hegemonía que por casi nueve años (con las pequeñas interrupciones de delegaciones creadas por dirigentes estatales para fregar a Higuera). Su responsabilidad es mayúscula, pues una derrota significaría un largo ostracismo para esa corriente, sino es que su desaparición definitiva.
Finalmente va la corriente de Felton, personificada por Arturo García Canizales, con Jorge Gómezllanos en la secretaría general. Frente al acoso del poder, Gómezllanos decidió declinar a favor de la corriente que le garantiza mayores posibilidades de seguir haciendo política dentro de su partido. Aunque al alcalde Carlos Felton dijo que no metería la mano y que dejaría en libertad a sus compañeros y simpatizantes, el hecho es que tiene la obligación política de ganar. Una derrota ante el higuerismo lo dejaría marcado y acotaría sus capacidades, sobre todo si efectivamente, el exalcalde logra una colocación en el gobierno de Sinaloa.
UN ASPIRANTE
DE POCO PESO
Daniel Chavarría lanzó su candidatura a lña dirigencia priísta municipal cuando todavía no hay convocatoria ni plazos establecidos. El mandato asignado a Maribel Chollet Morán termina a mediados de año, y aunque el tiempo se pasa volando, el anuncio fue asaz tempranero.
Ha servido sin embargo para que sus rivales lo calibren. Poco peso es lo que más frecuentemente se dice de él. Chavarría sólo ha tenido exposición pública durante el trienio de Jorge Abel López Sánchez, cuando fue director de comercio en Oficialía Mayor, y si bien no protagonizó grandes escándalos, tampoco fue un dechado de popularidad.
Por ello ha generado extrañeza que Jorge Abel se plantee la lucha con un aspirante que si bien es cercano a él, no cuenta con ascendiente ni presencia ante otras corrientes y en todo caso, exacerba a las oposiciones al jorgeabelismo.
Es cierto que a su llegada a la dirigencia partidista, Maribel Chollet tampoco tenía un palmarés muy grande, pero al menos había sido regidora y contaba con un carácter fuerte para imponerse, aunque al final eso le haya costado la apretada derrota en la reciente elección del Distrito XX.
Chavarría habla de una candidatura de unidad, pero es sumamente difícil, como no sea unidad exclusivamente entre las corrientes jorgeabelistas, que debería coincidir con un desinterés de todos los demás actores políticos.