En el blanco por Fernando Zepeda H.

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*La matanza de militares contra inmigrantes en Chiapas, es solo una expresión del riesgo que implica la militarización que se vive en el país
*Los militares están preparados para otras cosas, no para hacer funciones de policías
*Hoy se dará el cambio de comandante en la Tercera Región Militar con sede en Mazatlán
*Se reúnen hoteleros y prestadores de servicios turísticos con el Alcalde y el titular de Sectur para actuar “unidos por Mazatlán”.
*Más que pronunciamientos como esos, lo que se requiere son acciones para contrarrestar los daños que ocasiona esta guerra a la imagen turística de Mazatlán
*Empresarios y emprendedores de la zona rural no fueron invitados a ese encuentro y son ellos también los más afectados por esta ola de violencia
*Los grupos criminales han impuesto “toques de queda” en algunas zonas de Sinaloa, pero en otras como Mazatlán no ha sido necesario, la ciudadanía ha dejado de salir por las noches
*Además de la guerra a balazos, Sinaloa vive una guerra de narcomantas dirigidas a mandos militares, pero también despidiendo groseramente a AMLO y pidiendo la intervención de Sheinbaum

Los riesgos de la militarización. Lo que sucedió en Chiapas, es un aviso. Migrantes de diferentes países fueron atacados a balazos por elementos de ejército. No eran delincuentes. Su único pecado fue el salir de sus países algunos huyendo de la violencia otros de las injusticias, para buscar una mejor forma de vida. Y los mataron los militares. El numero grupo de migrantes que viajaban a bordo de un vehículo cometió el pecado de no parar, lo que fue suficiente para que los militares abrieran fuego y mataran a seis, otros más resultaron lesionados.

Hoy que los militares han tomado las calles de las ciudades, que la Guardia Nacional que sería civil, pero que ya la sumaron al Ejército, no han sido capaces de reducir los índices de violencia que vive el país, los asesinatos y evitar que los cárteles de la droga tengan secuestradas importantes zonas de México. La militarización evidente que se vive, lo que puede provocar son excesos contra los civiles. Así como sucedió en Chiapas, el riesgo es latente en el resto del país. Y no se trata de hablar mal de las fuerzas armadas de México. ¡Claro que no!. Lo que los mismos generales saben y reconocen que su preparación es y siempre ha sido para otros quehaceres, no para andar haciéndola de policías, menos de investigadores.

La formación militar es muy diferente a la que han tenido los cuerpos de seguridad y de investigación civiles. Un soldado actúa de una forma muy diferente a un policía. Aunque los dos reciben órdenes. Ambos se diferencian por el libre albedrio. Los militares son “verticales”, a una orden accionan, sin detenerse ante nada. Y es ahí donde el riesgo es mayor. Así como sucedió en Chapas, puede suceder estas masacres en otros lugares del país en donde la vigilancia que le corresponde a las autoridades civiles las suple el ejercito o la marina. La concentración de militares en Sinaloa, bajo la premisa de combatir al crimen organizado, pone curiosamente en riesgo la integridad de la ciudadanía. Por fortuna hasta hoy, la orden que han recibido los militares ha sido la de “proteger a la ciudadanía” y “evitar las confrontaciones de los grupos delincuenciales en puga”. Porque ya lo dijo el General Jesús Leana Ojeda, esto se acabará hasta que los delincuentes dejen de pelearse.

Por cierto, Lena Ojeda hoy deja el cargo. Los militares como muchos otros, quieren tan solo aplicar la Ley. Quieren actuar. Pero su formación no es la de policías.

Sumar esfuerzos. Hoteleros y prestadores de servicios turísticos de Mazatlán se reunieron ayer en torno al Alcalde Edgar González y el titular de Turismo en Sinaloa Ricardo Velarde. La preocupación los une. Saben, aunque no reconozcan públicamente que la violencia desatada desde el 5 de septiembre en Sinaloa ya afecta la imagen turística de Mazatlán. Niegan públicamente la caída en el número de reservaciones. Niegan que hasta los tiempos compartidos están resultando afectados. Niegan que el sector restaurantero sufre en estos momentos los estragos económicos a consecuencia de esta “guerra” que no se le ve fin.

Se niegan a la realidad de que la temporada vacacional en Mazatlán no fue buena y que en estos momentos hasta los visitantes de fin de semana que llegan por carretera han estado han bajado. Esto es crisis como consecuencia de algo ajeno a todos ellos y que el Gobierno responsable de garantizar la seguridad y la tranquilidad ha fracasado en su función. Hay preocupación y se reunieron para hablar del tema. Pero lo que se necesidad hoy no son simples anuncios de “unidad”, de “todos juntos”, sino de que todos, absolutamente todos aporten ideas, recursos y trabajo para contrarrestar la caída inminente de la imagen turística de Mazatlán.

Con pronunciamientos solamente nada se logra. Ahí tuvieron sentados a la autoridad municipal a la que debieron de exigir seguridad. Ahí tuvieron cerca a un representante del Gobierno del Estado, al titular de Sectur a quien se le debió de haber exigido garantías para las grandes inversiones que están en riesgo en el puerto. No hay que se sepa, una estrategia que permita el posicionamiento del destino turístico ante los embates de esta violencia que está dejando vacíos a los hoteles, las torres de condominios, los restaurantes, los centros nocturnos, el malecón mas grande del país.

No los toman en cuenta. Quienes no fueron convocados a ese encuentro de hoteleros y prestadores de servicios turísticos de Mazatlán con autoridades, fueron los emprendedores e impulsores de la zona rural. A través de comentarios que corrieron por las redes sociales, el empresario Roberto Osuna señaló que quienes se la están “jugando” con restaurantes y otros negocios en la zona rural de Mazatlán, no fueron invitados a ese encuentro. Todos saben lo que está pasando en comunidades de la zona rural de Mazatlán otrora muy visitadas por turistas extranjeros y decenas de locales. La inseguridad los está flagelando. Hay quienes están a punto de cerrar por un tiempo en tanto el Gobierno resuelve este delicado problema de violencia. Pero por lo menos las autoridades deberían de escucharlos. Tal vez desde ahí surjan mejores ideas que permitan mitigar los estragos que está provocando esta violencia.

Toques de queda. Hay zonas de Sinaloa en donde los grupos criminales han impuesto “toques de queda”. Pero en otras no ha sido necesario para que la población perciba que no es seguro transitar las calles, colonias y fraccionamientos sobre todo por las noches. En una zona de El Dorado se conoció ayer que por medio de altoparlantes se daba a conocer a la población que no debería de salir de sus casas a partir de las 10 de la noche. En el caso de Mazatlán esto no ha sido necesario. La falta de personas circulando por las noches ya provocó que el servicio de transporte público se redujera. Y los taxistas aseguraron que la demanda cayó en más de un 50 por ciento.

La vida nocturna también está enfrentando problemas. Muchos antros cierran temprano y quienes se exponen son los trabajadores obligados por los dueños a cubrir sus jornadas de trabajo normales. El temor sigue cobrando espacio. Las balaceras constantes y la desaparición de ciudadanos son factores que la ciudadanía tiene presentes.

También hay guerra política. Las mantas con mensajes son otra parte de las expresiones de esta guerra que libran “chapitos” y “mayos”. A esto habría que agregarles los volantes que cayeron desde el cielo en varios de los municipios de Sinaloa. En la aparición de “narcomantas” lo mismo se dirigen a las autoridades militares a quienes les piden actúen contra los delincuentes cuyas fotografías aparecen en esas mantas, como también aparecieron aquellas dirigidas a López Obrador deseándole que le vaya mal y agradecidos por que ya se fue. Pero también apareció una manta dirigida a la Presidente Sheinbaum acusando a tales o cuales sujetos señalados como generadores de la violencia en Sinaloa. No hay duda, además de la guerra a balazos está la política. Así las cosas.