La madre de Uthra encontró a su hija inmóvil en la cama de su casa, con el brazo izquierdo manchado de sangre.
Su familia la llevó rápidamente al hospital local de Kollam, en el estado de Kerala, al sur de la India, pero la joven de 25 años ya estaba muerta.
Una autopsia realizada el 7 de mayo de 2020 confirmó que había sido mordida horas antes por la altamente venenosa cobra de anteojos india, según los documentos judiciales.
En la India, donde las mordeduras de serpiente no son extrañas, eso podría haber sido el final. Pero su familia empezó a sospechar y presentó una denuncia a la policía.
Tras un juicio que ocupó los titulares nacionales, el asesino de Uthra fue declarado culpable y condenado a cadena perpetua por unos crímenes que el juez sentenciador calificó de «diabólicos y espantosos».
El juez determinó que la muerte de Uthra fue causada por la cobra, pero el verdadero asesino fue su marido.
Y no era la primera vez que utilizaba una serpiente como arma.
Una historia de amor rota
Suraj Kumar y Uthra, que solo usaba su nombre de pila, se conocieron a través de un servicio de búsqueda de pareja y se casaron en marzo de 2018.
«Queríamos encontrar a alguien que la hiciera feliz», dijo el hermano de Uthra, Vishu, que también usa un solo nombre. «Era una chica un poco diferente. Tenía un problema de aprendizaje. Queríamos un hombre que pudiera cuidar de ella».
Kumar, de 27 años y empleado de banco, no procedía de un entorno económicamente estable. Su padre era conductor de autorickshaw, y su madre, ama de casa.
Según la sentencia, Kumar se casó con Uthra «con el objeto de obtener un beneficio económico».
Cuando la pareja se casó, Kumar aceptó una dote de 720 gramos de oro, un sedán Suzuki y 500.000 rupias (unos US$ 6.700) en efectivo.
Los primeros meses de vida matrimonial parecieron «tranquilos» y en un año tuvieron un hijo, según la sentencia. Pero los padres de Kumar no tardaron en querer más.
De acuerdo con la sentencia, los padres de Kumar exigieron a los de Uthra que pagaran los electrodomésticos, un auto, los muebles, las obras de renovación y las tasas de admisión en un curso de MBA para la hermana de Kumar.
«Uthra era alguien que nunca veía mal a nadie», dijo Vishu. «Su problema de aprendizaje hizo que no tuviera los medios para ver que la utilizaban».
El padre de Uthra dijo al tribunal que cumplía todas las exigencias de Kumar y que también le pagaba 8.000 rupias (US$ 107) al mes para que cuidara de su hija.
Pero Kumar empezó a estar «insatisfecho» con los problemas de aprendizaje de Uthra, según la sentencia.
Comenzó entonces a tramar su muerte.
Intento fallido de asesinato con una primer serpiente
A finales de 2019, Kumar pareció desarrollar una obsesión por las serpientes. Pasaba horas en internet, viendo videos de YouTube, incluyendo episodios de «Snake Master», con el reconocido experto en serpientes Vava Suresh.
El canal de YouTube de Suresh, que cuenta con más de 270.000 suscriptores, le muestra interactuando tranquilamente con serpientes, incluida la potentísima víbora de Russell, una de las serpientes más agresivas de Asia.
El 26 de febrero, Kumar compró una letal víbora de Russell al adiestrador de serpientes Chavarukavu Suresh -sin relación con Vava Suresh- por 10.000 rupias (135 dólares), según los fiscales. Al día siguiente, dejó la serpiente en la escalera de su casa y pidió a Uthra que fuera a buscar su teléfono al dormitorio del primer piso, con la esperanza de que la mordiera y la matara.
«Pero fracasó en el intento ya que Uthra vio la serpiente y dio la voz de alarma», dice la sentencia.
Kumar capturó la serpiente y la guardó en una bolsa de plástico, y en la noche del 2 de marzo volvió a intentarlo.
Kumar mezcló sedantes en un tazón de arroz indio con leche antes de que Uthra se quedara «profundamente dormida».
Mientras dormía, Kumar hizo que la víbora la mordiera antes de arrojarla fuera de la casa para destruir las pruebas.
Uthra se despertó gritando con un «dolor insoportable» y, con algo de demora, fue llevada al hospital por Kumar, quien afirmó que había sido mordida fuera de casa por la noche mientras lavaba la ropa.
La mujer contradijo la versión de los hechos diciendo que nunca había lavado la ropa después del anochecer.
Al día siguiente, mientras su esposa yacía en el hospital, Kumar volvió a buscar en su teléfono serpientes, pero esta vez buscó «cobra».
El asesinato con la segunda serpiente
Uthra pasó 52 días en el hospital Pushpagiri de la ciudad kerala de Thiruvalla recuperándose de la mordedura de la víbora, y, cuando finalmente fue dada de alta al cuidado de sus padres el 22 de abril del año pasado, no podía caminar.
Mientras estaba en la cama, con la pierna vendada tras los injertos de piel, Kumar decidió atacar.
El 6 de mayo, apenas 15 días después de que la mujer saliera del hospital, introdujo en la casa de sus padres otra serpiente que había comprado a Chavarukavu Suresh, que se dedicaba a la manipulación de serpientes. Esta vez era una cobra.
Antes de acostarse, Kumar le dio a Uthra un vaso de jugo mezclado con sedantes, según la sentencia. Mientras dormía, Kumar le lanzó la serpiente, pero el reptil no le mordió, así que le agarró la cabeza y le clavó los colmillos en el brazo izquierdo, dos veces.
Indicios de que no fue un accidente
A pesar de sus esfuerzos por hacer que pareciera un accidente, varios indicios sugerían que las mordeduras no eran naturales: desde la anchura de las marcas de los colmillos hasta la posición de las mordeduras, pasando por la imposibilidad de que la cobra hubiera entrado en la habitación por su cuenta.
Los dos pares de marcas de mordedura en el brazo de Uthra tenían una anchura de 2,3 y 2,8 centímetros, respectivamente, mucho mayor que la anchura típica de los colmillos de las cobras, que oscila entre 0,4 y 1,6 centímetros, dijeron expertos al tribunal.
Eso indicaba que la mandíbula superior de la cobra había sido empujada como si estuviera siendo ordeñada.
La hora del día también levantó sospechas.
«Las cobras no suelen morder a menos que se las provoque mucho. Y después de las 8 p.m. suelen estar inactivas», dijo Hari Shankar, inspector general adjunto de la policía de Kerala, que trabajó como investigador principal en el caso.
En el tribunal, los investigadores demostraron su argumento montando un experimento para demostrar si una cobra atacaría a una persona dormida.
En el video, se lanzó el mismo tipo de cobra sobre una cama con un maniquí por la noche. El video muestra que la serpiente se escabulle varias veces y solo muerde una pechuga de pollo atada a una extremidad cuando se le provoca repetidamente.
Los expertos también plantearon dudas sobre cómo llegó la cobra a la habitación de Uthra.
Las cobras solo pueden elevarse verticalmente hasta un tercio de su longitud, se dijo al tribunal, lo que significa que la cobra de 152 centímetros que mordió a Uthra únicamente pudo elevarse hasta una altura de unos 50 centímetros, no lo suficientemente alta como para entrar por las ventanas. Además, tres orificios de ventilación de la habitación estaban sellados.
Y, por último, Uthra había dormido durante lo que posiblemente fue una de las experiencias más dolorosas de su vida.
Vava Suresh, el cazador de serpientes estrella que Kumar había visto en Internet, fue llamado a declarar. Dijo al tribunal que durante sus 30 años de carrera había sido mordido 16 veces por una víbora de Russell y 340 veces por una cobra, lo que le produjo un dolor «insoportable» y «severo», aunque solo tres mordeduras de víbora y 10 de cobra fueron «críticas», dijo.
El cazador de serpientes dijo que tuvo que amputarse el dedo medio de la mano izquierda tras una mordedura de cobra, y que tras otra mordedura ya no puede girar completamente la muñeca derecha. Dijo que una serpiente que muerde para protegerse no ataca dos veces, ya que los animales ahorran su veneno. Y estaba seguro de que Uthra se habría despertado al ser mordida, si no hubiera estado sedada.
Postura del vendedor de la serpiente
El 8 de mayo, al día siguiente de la muerte de Uthra, Chavarukavu Suresh, el adiestrador de serpientes que vendió la cobra a Kumar, se enteró de su muerte en el periódico local. Intentó llamar por teléfono a Kumar, según el tribunal, pero este no respondió. Al día siguiente, Kumar devolvió la llamada a Suresh y le dijo que no debía decir a nadie que le había vendido la serpiente.
Suresh dijo que le preguntó a Kumar por qué había cometido un «pecado grave», y Kumar respondió que ya no podía vivir con su mujer. Si Suresh guardaba silencio, dijo, podrían hacer pasar su muerte por una «maldición de la serpiente» y ambos evitarían verse implicados en un asesinato.
En Kerala, la «maldición de la serpiente» es una creencia supersticiosa según la cual las cobras tienen el poder de maldecir a las familias que no las adoran.
Pero, cuando la policía detuvo a Kumar, también arrestó a Chavarukavu Suresh, que confesó haberle vendido las dos serpientes, aunque Suresh insistió en que no tenía nada que ver con la trama del asesinato.
El magistrado judicial jefe de Kollam le perdonó, dejando a Kumar como principal sospechoso. Chavarukavu Suresh declaró posteriormente contra Kumar ante el tribunal.
La condena
La fiscalía llamó a múltiples expertos que testificaron que la mordedura de la víbora de Russell tampoco fue natural.
Los expertos dijeron que era casi imposible que la serpiente que vive en el suelo pudiera navegar por las baldosas lisas hasta el primer piso de la casa de Kumar, donde Uthra fue mordida. Además, las marcas de la mordedura eran verticales, lo que sugiere que fue mordida mientras estaba acostada.
El experto en serpientes Vava Suresh dijo al tribunal que a las víboras de Russell les gustan los paisajes secos y áridos, mientras que la casa de Kumar estaba construida en un terreno pantanoso. También dijo que los lugareños le habían dicho que no habían visto una víbora de Russell en la zona desde hacía 15 años.
Kumar se declaró inocente de los cargos, pero el juez le condenó por cuatro delitos, entre ellos intento de asesinato y homicidio, y le impuso dos cadenas perpetuas.
«Esto es impactante para nosotros»
Cinco semanas después de la condena de Kumar, la familia de la mujer sigue sorprendida que el hombre en el que confiaban para amar a su hija haya conspirado para matarla.
«La policía y la fiscalía han hecho bien su trabajo», dijo su hermano Vishu. «A pesar de ser un caso rarísimo, han podido demostrar su culpabilidad.
«Pero (Kumar) se mantuvo estoico y no mostró ningún remordimiento. Eso es impactante para nosotros».
Su objetivo ahora es asegurarse de que el hijo de 2 años de Uthra crezca feliz y recuerde a su madre como la mujer cariñosa y atenta que era.
Cada vez que la familia de Uthra le muestra a su hijo una fotografía de su madre, él sonríe, dijo Vishu.
«Levanta la mano hacia la foto y dice ‘Uthra amma, Uthra amma'», utilizando la palabra malayalam para referirse a la madre, dijo. «Nos aseguraremos de que sepa quién era su madre».