El Universo se condensa en el escenario con ‘Un Universo Solo’

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-Magistral cierre del Festival Internacional de Teatro «Escena Mazatlán 2025» a cargo de la compañía CuartoyMitad y Cosmos Creativo

Mazatlán, Sinaloa, 26 de septiembre de 2025.-

El Festival Internacional de Teatro «Escena Mazatlán 2025» concluyó de manera espectacular con la presentación de la obra «Un Universo Solo», una conmovedora y profunda pieza de la compañía española CuartoyMitad y Cosmos Creativo. La actuación del talentoso Fernando de Retes, (actor, director, dramaturgo y divulgador de astrofísica) se convirtió en el broche de oro de la XIV edición del festival, dejando al público inmerso en una reflexión sobre la física, la memoria y el vasto, pero íntimo, cosmos.

«Un Universo Solo» es una obra que desafía los límites del teatro tradicional al fusionar la ciencia (especialmente la física y la astronomía) con la memoria personal y la existencia humana. A través de un monólogo evocador, Fernando de Retes transportó a los asistentes desde la ley de la gravedad hasta la expansión del universo, usando como hilo conductor los recuerdos de su infancia y la habitación de su juventud.

La obra inicia con la explicación de la Ley de la Gravedad, evocando el recuerdo de una caída de niño de una estructura de hierro. Con un uso ingenioso de las fórmulas el actor calcula el tiempo y la velocidad del impacto, mezclando la precisión matemática con la vulnerabilidad de la niñez. La gravedad no es solo una fuerza física que nos mantiene en el suelo, sino también la metáfora de aquello que nos ata a nuestros orígenes.

La obra, escrita y dirigida por Fernando de Retes y María Prado, logró que los asistentes se asomaran a los misterios del universo sin abandonar sus butacas, combinando poesía, música, ciencia y teatro en un mismo pulso narrativo.

El actor guio al público a través de un monólogo donde lo cotidiano y lo cósmico se entrelazan. Habló del vacío que existe entre nosotros y el suelo, de la imposibilidad de los átomos de acercarse más allá de ciertos límites, de lo mucho que habitamos el vacío sin darnos cuenta. Así, lo intangible de la ciencia se convirtió en emoción teatral.

El recorrido por la habitación de su infancia en Murcia —con su cama, su estantería de módulos, un corcho lleno de frases y un antiguo radiocasete— se convierte en un viaje por el espacio-tiempo personal. Objetos cotidianos, como un llavero regalado por su abuelo, se transforman en puntos de anclaje emocional en un universo en constante expansión.

La puesta en escena utiliza recursos como videomapping, proyecciones en vivo, música jazz y documentos audiovisuales, que se integran con la palabra poética para abrir un diálogo entre lo cercano y lo lejano, entre la memoria personal y la inmensidad del cosmos.

Vacío y la Energía Oscura

Uno de los momentos más memorables de la noche fue la exploración de conceptos científicos complejos. El actor aborda la idea de que somos seres huecos, prácticamente vacío, y cómo la materia deforma el espacio-tiempo. Con humor y seriedad, reflexiona sobre la posibilidad de ser astronauta a los 45 años, la viabilidad de hacer café en el espacio, y la temida fuerza de la Energía Oscura que nos separa, augurando un futuro donde la luz ya no podrá comunicarnos.

El cruce entre ciencia y filosofía permite comprender la grandeza del universo sin necesidad de tecnicismos. El escenario se convierte en un laboratorio sensible donde se muestra que el teatro también puede ser una ventana al espacio-tiempo.

Uno de los aciertos más notables de la obra fue el uso de canciones emblemáticas que marcaron distintas atmósferas del relato. Desde la melancolía cósmica de “Space Oddity” de David Bowie hasta la introspección en “Round Midnight” de Thelonious Monk, cada tema se integró como una coordenada emocional en el viaje.

“Universos Paralelos” de Jorge Drexler evocó la posibilidad de múltiples realidades, la Intro en español de “Ulises 31” conectó la ciencia ficción con la infancia y la cultura popular.

“Don’t Worry Be Happy” de Bobby McFerrin trajo humor y ligereza en medio de conceptos abstractos y “Terra” de Caetano Veloso recordó que, en última instancia, habitamos un planeta vivo y frágil.

Lejos de ser un simple acompañamiento, la música fue un mapa sonoro que ayudó a los espectadores a comprender y sentir lo inabarcable.

El diseño de cajas iluminadas, que se reconfiguran y descomponen a lo largo de la obra, simboliza la materia y el vacío, los bloques que sostienen nuestra percepción del mundo. La luz y la sombra juegan un papel esencial, lo que vemos y lo que intuimos, lo que está y lo que se escapa. En las imágenes de la función, se observa cómo el cuerpo del actor se multiplica y se proyecta, creando la sensación de un yo expandido en el espacio.

Un Universo (Solo) responde a una pregunta provocadora: ¿se puede contener el universo en un teatro? La respuesta, tras la experiencia, es afirmativa. La obra muestra que basta una habitación, una voz y la complicidad del público para que lo infinito se haga presente.

Con su propuesta, Cuartoymitad Teatro logra que el espectador no solo entienda conceptos de espacio-tiempo, sino que los sienta en carne propia, la fragilidad de ser “polvo de estrellas”, la certeza de que viajamos a toda velocidad en un planeta que nunca está quieto, y la invitación a mirar el cielo con otros ojos, conscientes de que también somos cosmos.
La presentación de «Un Universo Solo» fue aclamada por su originalidad, el uso poético del lenguaje científico y la capacidad de Fernando de Retes para mantener la conexión emocional con el público, demostrando que incluso la inmensidad del cosmos puede condensarse y resonar en la historia de un «universo solo».

El Festival Internacional de Teatro «Escena Mazatlán 2025» finalizó consolidando su compromiso de ofrecer propuestas escénicas de alta calidad que exploran y celebran la diversidad del arte teatral.