EL QUÍMICO PERDIÓ LOS ESTRIBOS, SI ES QUE ALGÚN DÍA LOS TUVO

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ELIO EDGARDO MILLÁN VALDEZ.

Con su casaca de campaña gris, un día en que los regidores ya llevaban el dedo del sí levantado y de cuya fecha no quiero acordarme, le dijo a la prensa don Guillermo Benítez: “Estamos trabajando en los protocolos para ver la posibilidad de hacer el Carnaval. En el caso de que se hiciera no iba a ver desfile porque es prácticamente imposible hacer un protocolo y tener cuidado”. Y en efecto, el químico a pesar de que vivimos un tiempo nublado, no ha quitado el dedo del renglón para que haya carnaval en nuestro puerto. Le urge ser visto, revisto, pero aún no palomeado.

En ese mismo día, como la Chimoltrufia, Benítez Torres como dijo una cosa dijo otra. De declarar sobre la posibilidad de hacer el carnaval, enseguida afirmó que el carnaval se haría sí la gente decía que sí a través de una consulta, pero no dijo si ésta sería a través del INE o a mano alzada; pero más allá de las formas la consulta se haría porque se haría, quizá porque Mazatlán se cuece aparte. Vea usted, por Dios de bondad, la barbaridad que declaró al respecto, no sin aclarar que sobre el festejo del rey Momo había mucha polémica, y que para zanjar esas contradicciones traía la solución debajo de la chistera. Vea que dijo don Luis Guillermo:

 

“Después de tanta polémica que habido en relación al Carnaval apelamos a lo que creemos: a la consulta ciudadana. El que haya o no Carnaval va depender de una consulta ciudadana a los mazatlecos, esa es nuestra forma de ver las cosas, gobernar escuchando a la ciudadanía. De tal forma que ya estamos trabajando para a la brevedad posible hacer una consulta municipal, una consulta ciudadana municipal para que el pueblo decida si hay o no hay Carnaval”, reveló nuestro poco insigne presidente municipal, sin mayúscula.

 

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Más allá de este dislate y la revelación de una supina ignorancia, de plano el Químico cómico les deja a los mazatlecos y a sus visitantes la mesa servida para que jueguen a la ruleta rusa, pues si le dicen sí a la fiesta de la carne. Lo cual es una irresponsabilidad que merecería una revocación de mandato. Quienes pueden autorizar o no las fiestas carnestolendas no son precisamente los políticos chafas y sus clientelas, sino los epidemiólogos tras un estudio acucioso que tome en cuenta los contagios y decesos actuales y su progresión para los días de la fiesta, considerando además muy seriamente la posibilidad de un rebrote del covid-19, que ya está de vuelta en el mundo y ya empezó a asomarse a México.

 

Políticos de otras latitudes del mundo han cancelado ya sus carnavales; por ejemplo Veracruz en México, Río de Janeiro en Brasil, Las Palmas en España, Venecia en Italia y párele de contar. No cabe duda que la pandemia nos está volviendo locos y a los políticos se les ha endosado una locura más: a medida que se acerca el día las elecciones se han vuelto bipolares, pues como dicen una cosa dicen otra y cómo hacen una cosa hacen otra. Cuando se juntan los apetitos de poder con la ignorancia todo puede suceder; vaya, hasta que haya carnaval donde se pintarán de payasos para recibir los aplausos atronadores de la raza de bronce. Sí, que sí… Dios nos coja confesados!

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Usted estará de acuerdo con la claridosa frase de Lifeder: «El único bien es el conocimiento y el único mal es la ignorancia».