Luis Antonio Martínez Peña.
El pago de colegiaturas no es un lujo en el gasto familiar de los mexicanos. En la mayoría de las zonas urbanas del país los padres de familia han privilegiado el gasto en educación particular para sus hijos y lo consideran prioritario, después de los gastos en alimentos, vestido, y servicios básicos como agua y luz. Pero Educar y buscar actividades deportivas, recreativas, culturales y capacitación extra, es algo que prevalece en el ánimo de la mayoría de padres de familia. Es por decirlo: un motivo de preocupación que a veces conlleva a un recorte en otro tipo de gastos.
Hace algunos años en México la educación particular era vista como un lujo de ricos o de clases medias que tenían la pretensión de establecer barreras de tipo social. Luego también prevalecían razones de tipo político e ideológico contrarias al laicismo gubernamental, así aparecen colegios de educación básica y hasta universidades, particulares de corte religioso, o de exclusión sexista como las escuelas para niñas y señoritas.
El caso es que la educación pública en México, desde la fundación de la SEP en 1925 cumplió con el gran cometido de centralizar la educación, hacer de observancia nacional los planes de estudio aprobados por sus consejos, y finalmente canalizar enormes cantidades de recursos para la construcción y equipamiento básico de escuelas primarias y secundaria, preparatorias y universidades en todo el país. Con ello el crecimiento de la burocracia dedicada a administrar y a dar clases en las escuela de gobierno. El cometido de la SEP y del gobierno mexicano se ha cumplido con creces en esta política de nivelación social al dotar a los mexicanos de herramientas del conocimiento para tener una mejor perspectiva que en mucho supera las estrechas visiones de vida que tuvieron nuestros abuelos, más aptos para la escuela de la vida a partir de un oficio o actividad comercial.
Sin embargo, desde los años ochenta del siglo pasado se han generado novedades en la vida social mexicana; para las cuales el gobierno no supo dar una respuesta a través del sistema educativo y de otros sistemas, como el de salud:
1.- el crecimiento de la población y su concentración en las zonas urbanas.
2.- la creciente integración de la mujer en las actividades laborales y en el sostenimiento del hogar. 3.- Con el crecimiento de las ciudades medianas y grandes, los desplazamientos cada vez más largos entre área de habitación y área laboral.
4.- Incremento en el contacto mediático con otros estilos de vida en el planeta y la creciente globalización de la oferta laboral con exigencias en el uso de tecnologías, manejo de idiomas, etc.
Estas novedades hicieron que muchos padres de familia buscaran, en primer lugar, educar con mayor calidad a sus hijos, y partiendo del juicio de que la escuela pública no creció en calidad. Los padres fueron a los colegios privados en búsqueda de un plus: aprendizaje de un segundo idioma, uso de herramientas computacionales, actividades recreativas, pero sobre todo, los padres de familia fueron en busca de un espacio que les garantizara atención permanente, continua y de respeto a horarios de trabajo. Esto último ejemplificado en el hecho de que padres de familia trabajadores y sujetos a horarios no pueden dejar de hacer sus actividades, nada más porque a la planta magisterial tiene programada suspender las actividades por una junta sindical o de otro tipo o por una simple amenaza de lluvia.
En muchos casos los padres de familia buscan por algunos medios alcanzar las becas que otorga la SEPYC en Sinaloa para el pago de media colegiatura. También, desde el sexenio anterior, el presidente Felipe Calderón envió una iniciativa para que hubiese una deducción del pago de colegiaturas en las declaraciones anuales en el pago de impuestos. Aunque poco, algo se obtenía de regreso, y fue creo una buena señal para ese sector de padres de familia.
Al inicio de esta semana el presidente Enrique Peña Nieto, entregó su iniciativa de propuestas para la Reforma Fiscal, pero lo curioso es que entre otros ítems a gravar se encuentra el aplicar el IVA al pago de colegiaturas. No sé cuánto dinero se pretenda recaudar con esta medida y si la base de población gravable sea como para reportar ingresos significativos a la hacienda pública. Pero creo que por sensibilidad y por mantener la fiesta en paz el tema no debió entrar como propuesta. La población hace comparaciones, ve la revuelta de los profesores de la CNTE en el centro y sur del país; aquí en Sinaloa vemos con preocupación que los rituales del sindicalismo magisterial, homenajeando cada año a su líder moral con la venia y asistencia de las autoridades estatales, han dejado vació de contenidos los programas educativos. Si el gobierno federal quiere elevar la calidad educativa debe consensar con la sociedad un nuevo, moderno y eficaz sistema educativo, público, laico y con atención a las necesidades modernas de los padres de familia. Esquilmar los bolsillos de quienes han pretendido mejorar la situación de sus hijos a través de la educación particular, no sirve.
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