Vivimos en un país donde conseguir una educación superior de calidad es muy complicado, donde sencillamente tienes que desembolsar mucho dinero o competir por pocos lugares contra muchos estudiantes. El promedio de la educación superior privada en Mexico va desde los 60,000 pesos hasta los 900,000 pesos, y donde el 65% de la población gana menos de 10,000 pesos al mes, esta opción es imposible.
Pero, ¿qué pasa con la educación pública de este país?, pues, básicamente el gobierno de Andrés Manuel en su búsqueda de imponer sus acciones ha buscado destruir los grandes centros educativos del país (que históricamente son la cuna de la oposición crítica nacional), que no solo son referentes internacionales, sino, que también son los que generan el conocimiento en México. El día de hoy nos enteramos de la reducción del subsidio que recibía el Colegio de México, alma mater de grandes académicos y funcionarios públicos de este país, y que el Instituto Mora dejó de recibir un apoyo significativo; esto aunado a la pérdida del 70% del presupuesto que recibía el Centro de Investigación y Docencia Económica no nos queda más que cuestionarnos, ¿qué rumbo piensa tomar Andrés Manuel?
Con una pocas excepciones (Nuevo Leon, Puebla o Querétaro) la mayoría de la educación pública estatal roza la mediocridad y esto no es culpa de las instituciones, hemos mantenido un sistema de corrupción donde las universidades públicas se han visto como sacos sin fondos, pero nada más lejos de la realidad. Las universidades deben de ser y para los estudiantes, se debe de exigir un presupuesto razonable y demandar una rendición de cuentas, para poder así generar profesionistas que no solo puedan competir a nivel nacional, sino, de igual manera a nivel internacional.
Únicamente pretendo externalizar mi inconformidad, porque yo como universitario de la UNAM, entiendo que no todos pueden vivir el privilegio que yo, pero sí pretendo buscar y lograr que la educación superior de calidad deje de ser un privilegio. Tenemos que actuar como sociedad y exigir estos cambios, es inaceptable la reducción en presupuesto a la educación, pero que el Tren Maya o Dos Bocas sí continúen. Invito a la reflexión y a la crítica con el actuar del gobierno federal, que sepan que no nos vamos a quedar callados y que los estudiantes sí podemos exigir, manifestarnos y ser la oposición que este país necesita. Por último un mensaje a todos mis compañeros cideítas, colmecas, académicos, profesores y demás gente que sea vea afectado por este actuar tan irresponsable: ¡Fuerza compañeros, la lucha apenas comienza! Porque apostar por la educación, siempre, será la decisión correcta.