El Curso de Astronomía del SAMAZ enciende sueños cósmicos en la niñez

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La Sociedad Astronómica Mazatleca (SAMAZ) ha encendido la chispa de la curiosidad cósmica en niños y jóvenes al continuar con su curso de Introducción a la Astronomía. En el Parque Central, este programa de doce sesiones cultiva una nueva generación de entusiastas observadores del cosmos, con un impacto notable en los más pequeños.

Entre los asistentes, destacan voces llenas de asombro y aspiraciones como Ángel Fabián Martínez Zurita, de 12 años, quien relató cómo su fascinación por el espacio comenzó a los ocho o nueve años, viendo videos del sistema solar.

Aunque todavía pondera si la astronomía será su camino definitivo, su amor por las matemáticas lo mantiene cerca: «Tal vez», dijo, insinuando un futuro donde ambas pasiones se entrelacen. Su consejo para otros es claro y conciso: «Vayan al curso porque pueden aprender mucho de astronomía.»

Por su parte, Sofía Padmé Carrión Magaña, de 11 años de edad, expresó que su entusiasmo por la astronomía surgió en cuarto año de primaria, impulsado por videos sobre el espacio.

Respondió que los conocimientos adquiridos en el curso han superado sus expectativas: «Vengo desde hace mucho tiempo y sí he aprendido muchísimo de lo que ya sabía, y me ha parecido muy interesante, de hecho de grande quiero ser astrónoma….descubrir mi propio planeta”.

Rufino Domínguez Arellano, uno de los experimentados instructores del curso, se mostró gratamente sorprendido por la dedicación de los jóvenes participantes.

Explicó que el curso es de iniciación y está dividido en doce sesiones. “A mi me tocó el primer tema que habla acerca de los objetos que se pueden observar en el cielo y me tocó hablar de los objetos del sistema solar, qué es el sol, qué es la luna, qué son los planetas, qué son los asteroides, sus características y cómo podemos observarlos”.

La idea era que los participantes se lleven una idea básica de cómo está compuesta la familia del sistema solar y cómo podemos admirar y entender porqué se comportan como lo hacen.

“Creo que la gente está muy receptiva y es algo fabuloso porque queremos motivarla a que se enamore de la astronomía y que disfrute esta ciencia”.

Domínguez Arellano ve en estos jóvenes el futuro de la ciencia. «Los niños, la juventud, son el futuro».

La capacidad de los niños para absorber y comprender conceptos complejos a tan temprana edad es «algo gratificante», pues demuestra que ya traen muchas nociones previas, dijo.

“La astronomía puede alimentar nuestro espíritu porque nos hace reflexionar en las inmensidades del cosmos y en que los problemas que podamos tener son realmente insignificantes comparado con todo lo que nos rodea, y asomarnos un poquito al universo es algo gratificante”, concluyó.