ELIO EDGARDO MILLÁN VALDEZ
El presidente Andrés Manuel López Obrador escribió un pequeño documento, que denominó: “Algunas lecciones de la pandemia COVID-19”. En él destacó la necesidad de reconvertir “Los organismos financieros y económicos internacionales en verdaderos promotores de la cooperación para el desarrollo y el bienestar de los pueblos y naciones”. Vale decir que esa propuesta no es nueva, como lo afirma el columnista Carlos Ramírez; pero es hoy más urgente que hace 60 años. En efecto, esta propuesta es parte integrante del programa de las Naciones Unidas, pero también fue reiterada en la Conferencia de Bandung en 1955 y en la Carta de los Deberes y Derechos Económicos de los Estados de Luis Echeverría y también en la creación del socialismo del siglo XXI.
El columnista Sergio Sarmiento, señaló respecto a la propuesta del presidente: “No sorprende el argumento fácil, casi un dogma en el grupo en el poder. Irma Eréndira Sandoval, la secretaria de la Función Pública, afirmaba el 23 de abril que el programa de “austeridad republicana”, que busca contrarrestar el desplome económico causado por las medidas de emergencia sanitaria, debe cumplirse “para superar esta crisis del modelo neoliberal”. El Presidente ofreció una variación sobre el mismo tema el domingo cuando afirmó: “Lógicamente, el coronavirus no es responsable de esta tragedia económica. La pandemia solo ha puesto en evidencia el fracaso del modelo neoliberal en el mundo” (Diario El Zócalo. Sergio Sarmiento. 05/ 05/2020
Carlos Ramírez, por otro lado, afirma que “López Obrador ha acertado en su rechazo al modelo económico neoliberal, pero parece no encontrar todavía el modelo alternativo. Si un nuevo modelo de economía social no llega, entonces seguirá prevaleciendo el neoliberalismo. La clave se localiza en la definición de tres propuestas que construirían un modelo alternativo: nuevo modelo de desarrollo, reconversión de la planta industrial y una política económica basada en una reforma fiscal* para el Estado. Se trataría de buscan la forma de crecer y de manera simultánea distribuir la riqueza producida**, con un Estado promotor del desarrollo” (Indicador Político. Carlos Ramírez. 05/05/2020)
COMENTARIOS DE LAS TRES VISIONES.
Producto de su ceguera, Sergio Sarmiento expresó que el neoliberalismo es simplemente liberalismo, al que sólo le agregaron el neo, cuando es archisabido que el neoliberalismo es un modelo económico, cuya característica es liberar de manera salvaje las fuerzas del mercado y minimizar la fuerza del Estado. El liberalismo, en cambio, es un modelo fundamentalmente político, que es justamente donde ha salido un frase que propone un orden distinto: “Todo el mercado que sea posible, todo el Estado que sea necesario”. Esta defensa del consenso de Washington es indefendible.
La texto de López Obrador sólo expresa un buen deseo de cambiar el infame modelo que hoy tiene ha trastocado al mundo, ya que las instituciones bancarias a las que alude son propiedad del capital financiero. A quién le solicita que los cambios se produzcan, tal vez al Dios en el que cree. No obstante la expresión de deseo del presidente tiene cierro paralelismo la propuesta de Carlos Ramírez, considera que lo que le falta a México es un programa de desarrollo y su implementación, cuando se ha comprobado que el neoliberalismo no puede trascenderse a partir de los esfuerzos de un sólo país. Cuántos países por separado o en grupo han implorado -y no pocas veces luchado- por un cambio económico en el orden mundial.
La mayoría de ellos han mordido el polvo en el intento.
Hoy se requiere la convergencia de muchos países para enfrentar al capital financiero, cuyos esfuerzo tendrán que centrarse al principio en la refundación de la Organización de las Naciones Unidas, para adaptarla al siglo XXI, pero además para que sus acuerdos en materia económica sean vinculantes.
Ello permitiría se construya un consenso tal que cualquier país que no cumpla sus acuerdos pueda sea sancionado; sé que un consenso de este tamaño solamente será posible en el mediano y largo plazos, sobre todo porque los inconformes con esté régimen en vez de dar un paso adelante, se han refugiado en sus fronteras nacionales, y desde esa cortina de humo le mientan la madre al neoliberalismo.
Se requiere que los líderes de los países más afectados por este orden económico, desplieguen un trabajo internacional a la altura de sus deseos.
Notas:
* Claro que bajo la égida del neoliberalismo, los países podrían vivir menor si acaban con la corrupción, si sus autoridades realizan una reforma fiscal moderada que no corra la inversión a otras latitudes del mundo y por supuesto y una reconversión progresiva de la planta industrial, pero ello no significará abolir el Consenso de Washington.