ELIO EDGARDO MILLÁN VALDEZ.
La división de poderes es un principio político en algunas formas de gobierno, en el cual los poderes legislativo, ejecutivo y judicial del Estado son ejercidos por órganos del gobierno distintos, autónomos e independientes entre sí. Esta es la cualidad fundamental que caracteriza a la democracia representativa. Desde esta perspectiva se confía la vigilancia de los tres poderes entre ellos mismos ya que cada uno vigila, controla y detiene los excesos de los otros para impedir que alguno de ellos predomine sobre los demás.
Estaba leyendo en una revista un artículo sobre Montesquieu, recargado en una pared del Congreso de Sinaloa, esperando que esperaba. De repente divisé que venía el gran Clouthier, y me preparé para abordarlo. Me le atravesé, pues quería hacerle unas preguntas: ¿El porqué el Congreso Sinaloense auditaba las cuentas y además se autoauditaba? ¿Acaso con esta intrusión los diputados no los convierte en juez y parte en el proceso de calificación de los recursos públicos? ¡Acaso el PRI no validaba las cuentas públicas al ritmo de un frenético y opaco fack track. Clouthier se me quedó viendo, y después se dio un cuarto vuelta y siguió caminando, rascándose la cabeza, quizá pensando que era un pinche ignorante, y no carecía de razón. Pero de eso no estamos hablando.
CUANDO LA VíBORA DE LA MAR EMPEZÓ A EXTINGUIRSE.
En el año de 2013 se configuró la Auditoría Superior del Estado (ASE), no obstante las cuentas públicas siguieron aprobándose discrecionalmente a pesar de que este “ente” había entrado en funciones con predicciones radiantes. Recordemos sólo de pasada el robadero que hizo MALOVA a pesar de que teníamos ASE y también la comisión fiscalizadora del Congreso (CFC). De todo ese cochinero sólo se pagó una pingüe suma de lo robado por el Secretario de Salud, de cuyo nombre no quiero acordarme. Y así sucesivamente, aunque la ASE al través de los años fue haciendo mejor su trabajo, y por lo general requería -por no decir obligaba- a subsanar los faltantes o las chuequeras que detectaba junto con la COC.
Parecía que en el gobierno de Quirino Ordaz y la emergencia de diputados de Morena en 2018 las cosas mejorarían y creo que la relación no ha sido desastrosa; pero en el Congreso, ante la dualidad ASE y CFC, políticos y contadores juegan la sobrevivencia . En efecto, “El conflicto consiste en que la CFC veta en automático todo, hasta los informes de la ASE que es la que “aprueba” el manejo de los recursos presupuestados. Se trata de una añeja discrepancia que por vieja debe revisarse en la Cámara local y buscarle las tuercas que lo ajusten a los nuevos tiempos”. (Noroeste. Alejandro Sicairos. 24/07/2020)
DE FRENTE A ESTE DIFERENDO QUÉ NO HACER?
No, lo que no se debe hacer es “(…) anular toda la estructura técnica y los procesos revisores de la Auditoría Superior del Estado, echando abajo los informes de ésta, porque la Comisión de Fiscalización actúa como el moderno e inclemente Tomás de Torquemada que envía a la hoguera a cuanto ente público puede. De antemano se da por hecho que las revisiones de los informes sobre las cuentas públicas que presenta la ASE a la Comisión de Fiscalización, integrada por los morenistas hallarán siempre topes más grandes que los que instala en Culiacán el Alcalde Jesús Estrada Ferreiro”( Id).
Y para variar es necesario agregar lo que ocurrió ayer. Prácticamente por unanimidad del Congreso le arrebató a la ASE la facultad de aprobar o no el gasto de todas las instituciones que reciben prepuesto público. Quizá la diezmada oposición lo hizo inocentemente, pero también Morena fue supinamente inocente, pues creen que siempre tendrán mayoría en el Congreso. Dicho de otro modo: los diputados regresaron el Congreso hasta el año del 2012, cuando imperaba la ley de la selva y Sinaloa se había convertido en la Cueva de Alí Baba y los cuarenta ladrones, lo cual es decir una barbaridad.
QUÉ DEBEN HACER LOS DIPUTADOS ANTE ESTE DIFERENDO?
Estoy de acuerdo con Alejandro Sicairos: “Fue insuficiente el paso al frente dado en 2013 con la creación de la ASE (…) ahora se requiere ir más allá, tan lejos como los requerimientos de transparencia lo demanden, dotando de credibilidad, garras y dientes al ente inspector mayor para que sus resolutivos sean tan sólidos que el Legislativo los fortalezca y los sujetos obligados los obedezcan” Noroeste. Alejandro Sicairos (24/ 07/ 2020).
Quizá se requiera, con curso de los meses, una convocatoria para integrar a los miembros de la ASE, que sea tan escrupulosa como la que se llevó a efecto en la CDMX para elegir a los cuatro consejeros del INE. La ASE debe integrar un colectivo de ciudadanos probos, capaces en la materia y valientes para acabar con la producción de ricos a costa de nuestros impuestos. En tal perspectiva la Comisión de Fiscalización del Congreso debería interponer una controversia constitucional -o algo semejante cuando los resultados que arroje la ASE no le satisfagan; y no solamente porque la mayoría de los miembros la COC.
¡Ya basta que las mayorías, de cualquier partido, se pasen por el arco del triunfo a las instituciones. Lo que está claro es que los diputados no pueden ser juez y parte, porque en vez de convertirse en fiscalizadores, deben ser fiscalizados.