Este sábado, decenas de miles de patasaladas y turistas congregados frente al malecón se dejaron seducir por la magia y la intensidad de la luz durante la recreación del Combate Naval en la bahía de Puerto Viejo, al recordar la defensa porteña durante la fallida intervención francesa en 1864.
A las 22:30 horas Olas Altas cayó en la penumbra para anunciar que la 117 edición del Combate Naval estaba por comenzar; después Raúl Rico González, director del Instituto de Cultura de Mazatlán, inició la cuenta regresiva y creció la expectación de miles de personas congregadas sobre la plancha asfáltica del malecón.
La primera ráfaga surgió del mar cuando una embarcación que recordaba la presencia de La Cordeliere emitió el primer estallido de pólvora que iluminó y llenó de incandescencia el marco oscuro del Oceáno Pacífico.
Para recrear la defensa de los mazatlecos, desde puntos estratégicos de la playa se respondió con misiles que explotaban en el cielo y dejaban caer decenas de bengalas sobre las imaginarias tropas enemigas.
A esas alturas el Paseo Claussen y Olas Altas estaban atiborradas por miles de personas que habían llegado desde temprano para ubicarse en el mejor ángulo y poder apreciar el alucinante espectáculo que combinó la explosión de los juegos artificiales y la música.
La lluvia no fue impedimento para que los asistentes disfrutaran las explosiones a nivel del mar, anillos de Saturno, bengalas de colores y discretos “cuetes” que formaban ramos de flores en el cielo.
Sonatas épicas y música pop amenizaron el ambiente mientras el público mazatleco esperaba con singular alegría los chifladores, buscapiés y serpentinas que imperaron a lo largo del firmamento; a su vez,uno que otro desbalagado llegaba “barrido” de la romántica velada ofrecida por “El buki” durante la coronación de la Reina del Carnaval en el estadio.
El Rey Momo veía desde lo alto la batalla multicolor y apoyaba a las tropas mazatlecas que defendían con harta gallardía a su entrañable terruño.
En los últimos minutos, las tropas descargaron todo su arsenal y la pirotecnia pintó de colores el cielo y el mar, mientras miles de almas aplaudían el poderío de la defensa porteña y la retirada de la amenaza extranjera.
-¡Ya se murieron esos… los barcos no traen nada!”, gritó alguien en la parte final del espectáculo piromusical que como en aquellos días, provocó la euforia colectiva aunque esta vez fue por el impresionante manto multicolor que llenó de luz la bahía mazatleca.