Desamor y frustración, la historia de Cuquita Jiménez, quien esperó siempre al novio que no llegó
Elota, Sin.,- Relatan los ancianos que todavía se escuchan los pasos de aquella mujer que caminó hasta su muerte las calles de la iglesia de la Purisima Concepción en el pueblo de Elota, refiriéndose a Cuquita Jiménez, la profesora a la que dejaron plantada el día de su boda.
Simplemente el novio no llegó, y la vergüenza y frustración la llevaron hasta la demencia, y durante años recorrió las calles del pueblo cubriéndose la cabeza con un velo y cargando libros, aunque no volvió a dar clases desde el trágico día que marco su vida.
El recuerdo de Cuquita Jiménez sigue entre la gente, que en su infancia vio llorar a la mujer y se familiarizó con su estampa al lado de la puerta de la iglesia y su rutinario recorrido sin nunca dar la espalda al santo recinto, en espera de aquel amor que no llegó para concretar su unión ante dios.
Cuquita Jiménez enfermó y murió, pero el taconeo de sus pasos sigue escuchándose en la iglesia, mientras que sus sollozos de desconsuelo siguen vivos en las memorias de los adultos que vivieron su historia de desamor.