Don Ricardo Lizárraga Granados, sus inicios

0
597
*Semblanza en donde describe al ejemplar empresario sus inquietudes y logros

Situado a 45 kilómetros de Mazatlán, en el pueblo El Verde, Concordia; nace en el año 1926 Don Ricardo Lizárraga Granados, el hijo menor de Juan Lizárraga Zatarain y Amada Granados de Lizárraga.
Su educación formal la curso hasta el cuarto grado de primaria, que en ese entonces era el máximo grado de estudios en su pueblo natal.
En este lugar vivió hasta la edad de 14 años; su estancia en la casa paterna estuvo marcada por el trabajo; ayudaba a su padre en las labores del campo y a su corta edad resintió las carencias y necesidades en un pueblo cuyas extensiones de tierra no llegaban más allá de lo que su vista alcanzaba, porque sin ser propiamente sierra, El Verde está rodeado de cerros.

INICIA LA TRAVESÍA
A la edad de 14 años se fue a una mina en Villa Corona Durango a trabajar con sus hermanos Enrique e Irineo. Lo habían invitado a colaborar con ellos cuando se encargaban de la tienda de raya de la compañía.
Don Ricardo se encargaba de atender a la gente de la mina. A los 18 años decide ir a Mazatlán, donde un tío le dio la bienvenida y le ofreció en traspaso la tienda de abarrotes La Gaceta Comercial, ubicada en el centro de la ciudad.
Esta le dio muy buenos resultados y así, posteriormente compró otra tienda de nombre La Faja de Oro. Sus hermanos se habían venido de la mina un año después que él y pusieron una tienda de ropa en el centro de la ciudad de nombre El Centro Mercantil.

LA INVERSIÓN
Invitaron a Don Ricardo a la tienda de ropa tomando la decisión de invertir con ellos todo lo que logró reunir en sus años de trabajo.
Fue entonces que durante estos años apareció en su vida Don José Montes, la persona que marcaría su destino, ya que fue quien lo invitaría al rubro del café en la esquina de Zaragoza y General Dami en la ciudad de Mazatlán, donde colocaron los primeros 43 kilogramos de café que dieron inicio a su carrera en este negocio.
Fue Don José, quien compraría la casa, además de lo necesario para instalar el tostador y Don Ricardo invirtió lo que tenía en acondicionar el local, fue ahí cuando a sus 24 años, un 12 de Octubre de 1950 comenzaría esta travesía.
El siguiente paso, sería buscarle un nombre adecuado y a tono con la región y en particular conquistar el mercado potencial de ese entonces, fue así que inspirado por el mar, su gente, los pescadores, se le bautizó al producto como “EL MARINO”.

SIN DESCANSO
Así fue como Don Ricardo empezó su negocio de café, con una camionetita usada y una bicicleta que utilizaba para poder recorrer calles, barrios y rancherías ofreciendo su aromática mercancía.
Durante dos años no salió ni los domingos a pasear; no descansaba; fue una etapa crucial y no debía detener el paso.
Tomó por costumbre trabajar de lunes a sábado en Mazatlán y los domingos iba a abrir plaza a otros lugares. Todo lo realizaba a mano y empacaban el café en bolsitas de papel estrasa; también lo vendían mezclado con azúcar.
Otra manera de vender el café molido era en latas galleteras.

NUEVAS PLAZAS
Así abrieron plaza en Escuinapa y El Rosario, y no se le dificultó su distribución gracias a las relaciones que había establecido en anterioridad.
A los años invitó a su hermano Enrique a trabajar con él, para ese entonces ya tenía presencia en Culiacán y en el mercado local ya despuntaba.
Don Ricardo Lizárraga Granados contrajo matrimonio a la edad de 30 años con Yolanda Mercado Escutia con quien procreó 6 hijos de los cuales sobreviven 5: Carmen Yolanda, Ricardo, Javier, Arturo y Juan Carlos, quienes continuarían su legado en la empresa.
En uno de sus viajes a Jalapa conoció a Don Justo Fernández el principal productor de café del país. Don Ricardo iba a una convención nacional de café y Don Justo lo invita a quedarse…