Beristáin ha visto a 27 púgiles coronarse con títulos del orbe, pero su carrera como el entrenador más exitoso del boxeo mexicano inició sin que él mismo lo deseara
Era tan joven cuando el boxeo lo sacó del cuadrilátero, que llegó a odiarlo. Por su repulsión al aroma del sudor entre las vendas o al sonido de los golpes al costal, se alejó de los gimnasios; pero la persistencia de un amigo por ser entrenador le hizo volver a regañadientes. A 63 años de aquel regreso, Don Nacho Beristáin se consolida con la esquina más exitosa del boxeo mexicano: ha llevado a casi 30 púgiles a conquistar títulos mundiales y apoyó a otros seis a llegar al podio olímpico. La radiante y larga senda que ha trazado a un costado del ring le ha valido un homenaje el próximo 21 de mayo en una función especial dentro de La Plaza de Toros México, en Ciudad de México.
“Dios sabe porqué hace las cosas. Siempre he buscado la manera de hacerme a un lado de lo que le hace daño al box, los boxeadores o mi persona, de conducirme de otra forma y ayudarles a conducirse mejor”, comentó Don Nacho, de 82 años de edad, tras beber un trago de café de una tazas azul, que deja en su escritorio, dentro de la oficina de su Gimnasio Romanza.
Era un niño cuando en su natal Veracruz se calzó por vez primera los guantes, en un rudimentario gimnasio con dos costales, donde aprendió lo que él mismo nombra un ‘pugilismo rupestre’.
Su padre, de profesión maestro, se mudó con él y sus hermanos a la Ciudad de México y de entre las pocas cosas que Ignacio llevó consigo fue su pasión al boxeo. Era 1955 y sobre la Calle República de Colombia, en el Centro Histórico reposó su residencia; de allí caminaba hasta el antiguo palacio del deporte de los puños: el Gimnasio Viejo Jordán.
“Me sorprendió todo allí. El Viejo Jordán era legendario. Tenía como 16 o 17 años cuando llegué, todo era una maravilla…hasta los 18 años que fue mi primera pelea, los golpes nunca son dulces”, recuerda entre una leve sonrisa.
Pero la dulzura estaba en las prácticas. Convivía con destacados púgiles, conocedores managers, expertos entrenadores, como el Dr. José Rodríguez, entrenador del Instituto Politécnico Nacional, de quien aprendió más allá de la técnica, el trato humano a los gladiadores del ring. El Viejo Roldán fue su refugio y su escuela.
“Por donde vivía, no tenía ni compañía ni amigos que les gustara el boxeo, que me acompañaran; es necesario tener a alguien con quién acompañarse a hacer los entrenamientos…pero vivía la vida bien, hasta eso”.
Después de varias peleas amateurs, Beristáin padeció un golpe en el ojo al que hizo poco caso. La desidia encausó en una infección en su lagrimal y el Dr. Gilberto Bolaños Cacho (entonces Jefe de Servicios Médicos de la Comisión de Box del DF) le dio las malas noticias, pero también salvó su vista.
“Ya no podría pelear y me regañó, pero me ayudó porque me recetaron unas gotas que eran bien caras y el señor me dijo: “no te preocupes, vienes aquí cada ocho días y aquí las tendrás. Era muy buena persona”, agregó Don Nacho, quien en cada experiencia encontró maestros para perfilar su pensamiento y su actuar.
Ver era una gran ventaja, pero dejar el boxeo se convirtió en su mayor dolor y por ello decidió alejarse por completo de toda venda, guante o cuerda que le recordase los combates.
“Después de lo de mi ojo sentía repudio, coraje, ni siquiera quería pasar por un gimnasio, pero un amigo Manuel Moreno, todos los días ‘machacando’ con que ‘entrena a mi hijo’, duro y duro -dice mientras choca el puño derecho contra su palma izquierda-, hasta que fui y vi que sí tenía grandes facultades”.
Don Nacho decidió dejar atrás el coraje, por ayudarle a brillar a un nuevo talento. Así, reunió un equipo de cuatro peleadores con el que ganó un torneo en 1959 y desde entonces, poco a poco se hilvanaron más puños en alto bajo su tutela.
Su agudo talento como entrenador le dio trabajo en la Secretaría de Comunicaciones y Transportes, después en la de Obras Públicas del DF. Ganó varias veces el ‘Torneo Guantes de Oro’ para adultos y jóvenes y acaparó la atención para integrarse al equipo técnico de los boxeadores que nos representaron en los Juegos Olímpicos de México 1968.
Así iniciaron los logros internacionales. Vio coronarse como Campeones Olímpicos a Ricardo Delgado y a Antonio Roldán y con el bronce a Joaquín Rocha y Agustín Zaragoza.
Tal como crece el camino del pugilista, Beristáin inició su recorrido como entrenador en el ámbito amateur, hasta los Juegos de Montreal 1976, donde vio llegar su última medalla olímpica: un bronce con Joaquín Paredes.
Para 1992, Beristáin fundó el Gimnasio Romanza, que debe su nombre a los apellidos de sus dos primeros Campeones Mundiales: Gilberto Román y su favorito Daniel Zaragoza “fue cuatro veces Campeón Mundial y se entregó en cuerpo y alma todos los días de entrenamiento y de pelea».
Allí, al oriente de la Ciudad de México, han saltado cuerda, hecho sombra y sparring, o perfilado sus golpes y contraataques hombres a los que Beristáin les ayudó a convertirse en leyenda: Ricardo ‘Finito’ López, Óscar de la Hoya, Jorge Arce, Julio César Chávez, Juan Manuel Márquez, Humberto ‘Chiquita’ González, quien presume: “Don Nacho me enseñó a caminar en el ring”.
“He tenido muchos grandes momentos, pero también grandes dolores con grandes muchachos que se pierden en la vida fácil, que pueden dar mucho más pero se olvidan que la disciplina no se estira ni se encoge y para ser Campeón del Mundo hay que ser disciplinado. He tenido muchos dolores: Víctor Rabanales, Melchor Con…Rabanales por ejemplo: un gran muchacho pero lo manipulaban sus familiares, le hicieron un gran daño porque él es noble y trabajador en el gimnasio, pero se perdió en el chupe ”, lamentó Don Nacho.
El próximo sábado 21 de mayo, verá a muchos de sus antiguos pupilos regresar a los tres escalones para hacer una función de exhibición en su honor, en la Plaza de Toros México, alumnos que con su esfuerzo y gloria le ayudaron a salir del odio al boxeo, hasta amar de nueva cuenta el deporte en que por casi siete décadas ha escrito su historia.
Admirador del JC Chávez de hoy
A pesar de que Julio César Chávez es una de las más grandes leyendas del boxeo, Don Nacho admite que lo hizo sufrir mientras perfilaba su carrera dentro del ring, entre abusos al alcohol y sustancias nocivas, pero hoy, admite que es su máximo fan, no por los las 37 peleas de Campeonato Mundial que estelarizó, sino por vencer al más grande rival: las adicciones.
“El principal admirador de JC Chávez padre soy yo. Lo he disfrutado como peleador y como amigo. En aquel ‘tobogán’ (las adicciones) que tuvo, yo hablé con él para que dejara el vicio y tuvimos muchas diferencias, pero ahora verlo limpio y hasta ayudar a la gente es algo que me da mucha alegría y más que me quiere mucho. Ahora para la función que quieren hacer en mi honor dijo ‘nada más porque se trata de ti, por ti si voy a pelear’”.
NÚMEROS
- 67 años acumula en el boxeo.
- 6 medallas olímpicas se hicieron con su apoyo.
DATOS CURIOSOS
- En 2016, Don Nacho recibió en el Gimnasio Romanza a Misael ‘El Chino’ Rodríguez, quien entrenó a escondidas con él, previo a ganar bronce en los Juegos Olímpicos de Río de Janeiro. No querían que nadie supiera que entrenaba con Don Nacho para que no lo bloquearan en la Federación Mexicana de Boxeo de Aficionados.
- Una regla de oro que instauró Don Nacho en su Gimnasio Romanza es que el 30 por ciento de las ganancias de sus boxeadores, se destinen a costear gastos escolares de otros compañeros de gimnasio.
- En 2006 Don Nacho Beristáin ingresó al Salón de la Fama del Boxeo, como entrenador, pero en diciembre del 2010 fue exaltado al Salón de la Fama del Boxeo Internacional con uno de sus alumnos: Julio César Chávez.
DATO BAJO EL RING
Tuvo ‘agarrón’ con Márquez. Muchos quieren rendir homenaje a Don Nacho Beristáin en la Cámara de Diputados como en la de Senadores, pero él se niega. “Para mí la política es una mentira”, confiesa. La política fue motivo de una de sus más álgidas discusiones con Juan Manuel Márquez, tras noquear a Manny Paccquiao; Don Nacho se molestó porque días después de la épica batalla, ‘Dinamita’ le regaló los guantes de aquel pleito al entonces presidente Enrique Peña Nieto. “Le dije: ‘pon tus cinco sentidos para llegar en la mejor condición de tu vida en tu última pelea, porque los golpes que te den allá arriba no te los va a quitar el Señor Presidente”.
SUS FRASES
“Ayudar a los peleadores son me ha costado gran trabajo. Así como ha habido Campeones del Mundo, ha habido peleadores que terminan sus carreras como médicos, ingenieros o abogados”, Ignacio Beristáin, Salón de la Fama del Boxeo Internacional.
“Lo mejor que me ha dejado boxeo es respetarme a mí mismo y buscar ser un mejor mexicano, conducir lo mejor posible a los peleadores. Lo más duro es convencerlos; algunos debieron ser Campeones Mundiales y no lo hicieron por dedicarse al chupe y la vida fácil”, Ignacio Beristáin.