Desde hace años está claro que los sucesivos gobiernos utilizan a su antojo las cifras como escudo frente a los graves problemas de inseguridad. El presidente Andrés Manuel López Obrador se ha animado incluso a decir que nuestro país es ejemplo mundial por su sistema de combate a este flagelo.
Es cierto que no sólo este gobierno incurre en ese uso, el ejemplo viene de atrás, de los tiempos neoliberales, pero las cosas no han cambiado en esta llamada cuarta transformación.
En Sinaloa acabamos de vivir una experiencia dramática: dos grupos delictivos se enfrentaron en la sierra e hicieron rehén a un pueblo completo, robaron e incendiaron autos y maquinaria agrícola y las autoridades primero dijeron que no, que no había ocurrido nada, y después que sí, pero que finalmente fue un enfrentamiento entre ellos y que no se conocía de víctimas afectadas físicamente.
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El acontecimiento fue especialmente inoportuno porque coincidió con la realización de una gira presidencial, aunque por rumbos lejanos de aquellos acontecimientos.
Pero especulaciones aparte, el hecho estremecedor es esa incapacidad de la Secretaría de Seguridad Pública para dar con el lugar de los hechos. El propio secretario Cristóbal Castañeda confesó, cuando reconoció los enfrentamientos, balaceras e incendios, que buscaron y no hallaron. Ello a pesar de que las personas afectadas subieron imágenes a las redes sociales, lanzaron por ese medio el grito de auxilio y confiaron en que la autoridad llegaría a detener la sinrazón de las agresiones.
Mal, muy mal que una secretaría de ese nivel no pueda encontrar un conflicto tan notorio. No se trataba de un pleito de pandilleros en una plazuela, sino de balaceras e incendios de maquinaria pesada, que ya enrumbados, se puede ubicar desde el aire.
Ahora bien, si la negativa inicial fue para ocultar un acontecimiento que les perjudica ante la opinión pública, aún todavía peor sería la pretensión de ocultar a la sociedad sucesos que son muy graves, y que la población debe conocer para que esté prevenida. No es cualquier cosa la lucha entre dos grupos criminales por apoderarse del territorio. En el sur del estado ya lo hemos vivido y padecido. Necesitamos que nos hablen con verdad y también por supuesto, que sean eficaces. Las explicaciones dadas son inaceptables.
LOS DIPUTADOS LOCALES
NO COMEN LUMBRE
No podía creerse: los diputados locales de todos los partidos, los cuarenta, votaron todos en el mismo sentido. Aprobaron por unanimidad la propuesta de castigar a quienes pretendan aplicar o apliquen las llamadas terapias de conversión para “corregir” la homosexualidad.
Claro que se trata de una causa justa. Los abusos contra las personas que manifiesten preferencias sexuales diferentes son una constante que ya no se debe seguir tolerando, pero los enfrentamientos entre los diputados de las diferentes facciones o fracciones, hacían impensable que se pudiera coincidir en algún tema.
Pero tanto Morena como el PRI, el PAS y los diputados sin partidos, saben que votar contra una iniciativa como esta es ponerse en el ojo del huracán. Hay temas que sensibilizan a la sociedad y los derechos humanos de cualquier tipo son suficientemente poderosos como para que el PAS y Morena dejen de lado sus enfrentamientos permanentes.
Por supuesto que una golondrina no hace verano. Los enfrentamientos van a continuar y el siguiente paso es dejar a los pasistas fuera de la dirección de las instancias dentro de la Cámara, marcadamente la Presidencia de la Mesa Directiva, que se renueva en octubre. Pero más allá de eso, tarde o temprano, va a aparecer una nueva Ley Orgánica de la Universidad Autónoma de Sinaloa y de ser necesario, se llevará a proceso a personajes importantes de la institución y del propio PAS.
Seguramente van a continuar las ineficiencias de la Fiscalía, pero ello no va a detener el proyecto de sacar del poder universitario a Héctor Melesio Cuén y su equipo, y ello por supuesto generará nuevos y más intensos enfrentamientos entre las fracciones.
EL PRI ES IGUAL A SÍ
MISMO, PERO PEOR
La visita de Enrique de la Madrid a Sinaloa mostró que ese partido sigue teniendo cuadros muy importantes, con capacidad de diagnóstico y de propuesta, pero con poca capacidad de proyección, y que encima de eso, carga con las taras y vicios del viejo partido tricolor.
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En Mazatlán arrancó con una conferencia de prensa en el restaurante El Bambú, a donde llegó recorriendo cada una de las mesas para saludar a toda la asistencia, no sólo a aquellos con quienes iba a interactuar. Ágil, activo, De la Madrid intercambió comentarios con quienes se interesaban en algún tema, hasta intercambió fotos con el agrónomo Guadalupe Tirado Canizales, amigo suyo de tiempo atrás.
Pero con todo y sus diagnósticos acertados, no tiene instrumentos para conmover a las masas. Además el aparato del PRI sinaloense lo trajo rodeado, casi encapsulado. Y dígame usted qué popularidad le pueden transmitir Álvaro Ruelas, Bernardino Antelo y hasta Paola Gárate. En las diversas entrevistas De la Madrid dijo cosas diversas, pero la más intensa fue la que soltó en los micrófonos de Grupo Chávez: los delincuentes deben poner atención porque el gobierno de los Estados Unidos va a exigir la extradición de quienes sean introductores de droga en su territorio.
Es una advertencia de que estaría dispuesto a cambiar radicalmente la política actual respecto del crimen organizado, pero para que eso cuente, necesitará ser candidato y encima, tener posibilidades reales de triunfo, y hasta el momento no tiene asegurada ninguna de las dos condiciones.
Sin embargo hay cosas que se deben tomar en cuenta: a diferencia del mes de mayo, las movilizaciones de los aspirantes opositores son vistas con interés por la sociedad. Esta semana Beatriz Paredes hizo una gira por Sonora, donde tuvo buenas recepciones y algunos encuentros entusiastas.
Por supuesto, la estrella en ese firmamento sigue siendo Xóchitl Gálvez, quien en Hermosillo también tuvo reuniones clamorosas.
Con ella, que anunció ya haber rebasado las 150 mil firmas necesarias para seguir adelante, se abre un fenómeno muy importante, que potencia sus posibilidades de competir exitosamente en la elección presidencial.
Es obvio que los sectores más empobrecidos de la población son clientes de Morena y no van a cambiar de idea, pues además del agradecimiento, está el arraigado miedo de que un cambio de partido derive en la pérdida de las pensiones y becas que les benefician.
Así, lo que le queda a Xóchitl o algún otro aspirante opositor, es generar una movilización intensa en las clases medias, donde la decepción respecto del gobierno lópezobradorista abre espacios para un resultado electoral diferente al que se había previsto como destino manifiesto.
Parece un hecho que la oposición consiga ese voto, lo que falta ver es hasta dónde llega la capacidad de movilización, porque el electorado de enfrente ya está más que amarrado.
NO LO ACUSAN: LO
RESPONSABILIZAN
Uno de los temas más intensos de esta semana fue la versión de que varios periodistas han complotado para acusar al presidente de estar dispuesto a asesinar a Xóchitl Gálvez, a otro aspirante o a un periodista.
Desde el propio presidente hasta los voceros tradicionales de su gobierno, y otros analistas honestos, han reclamado esta situación.
Lo que se advierte más bien es que todos los que han tocado el tema han planteado la responsabilidad del presidente si llega a ocurrir una desgracia de ese tipo, porque su discurso contra los enemigos políticos y los críticos de su régimen es absolutamente violento, sin importarle las consecuencias que pueda generar la expresión presidencial.
Es necesario que alguien le haga ver al mandatario que las palabras pueden jugarle al país una mala pasada.