La tranquilidad de Sinaloa; Fiscalía: oportunidad perdida; los logros del gobierno de AMLO
Para la gente de la Cudad de México y del resto del país es imposible entender que hoy ocurra un evento como los culiacanazos, y al día siguiente la gente esté trabajando y tratando de salir adelante.
Tampoco pueden entender qUe se dé un episodio como el del jueves, en que o falla un operativo de detención o se produce un enfrentamiento de sicarios con militares, pero que una vez pasados los hechos, unos y otros vuelven a los suyos sin pensar en regresar al lugar de los hechos o en renovar los enfrentamientos.
Los narcos, por muy bragados que sean, saben que generar balaceras todos los días les resulta perjudicial y costoso en lo económico, en los elementos humanos y en su “negocio” porque a ninguno de ellos les convienen los llamados calentamientos de la plaza, a menos que se trate de enfrentamientos internos, en los que está de por medio un territorio, un corredor para el trasiego de drogas, o un mercado boyante.
El viernes pasado la ciudad capital del estado volvió a sus quehaceres, con los cuidados de siempre, un poco más acentuados, como la ausencia de niños en las escuelas, porque la lógica nos puede decir que ya no pasará de inmediato, pero las canijas dudas obligan a no exponer a lo más preciado.
Desde la visión de la gente de fuera, Sinaloa vive en una situación de guerra que no cesa. Que andamos armados y listos para emprender un intercambio de balas por un incidente de tránsito, por una mala discusión o porque “me vieron feo”. Por desgracia tampoco podemos negar que todas esas cosas existen y ocurren con alguna frecuencia.
SINALOA ESTÁ
TRANQUILO
Así respondió el gobernador cuando a la entrada de Palacio Nacional los reporteros le preguntaron cómo está Sinaloa Sinaloa está tranquilo.
Esa respuesta fue motivo de muchos comentarios mordaces en los noticieros de TV y en las redes, precisamente porque ninguno de los analistas ni los conductores entienden la mecánica tan difícil de nuestro estado, en que hay que levantarse al día siguiente de un enfrentamiento a balazos y un narcobloqueo, para salir adelante.
Lo que no han entendido los gobernantes, los de Sinaloa y los del resto del país, es que la realidad tiene la maldita manía de aparecerse cuando menos se le espera.
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