DOMINGRILLA POR FRANCISCO CHIQUETE

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Pasa hasta en Estados Unidos; Todos son iguales, aunque lo niegan; los diálogos inútiles

Pasó en Estados Unidos, el país más poderoso del mundo, el guardián de la democracia en todos los ámbitos del planeta. Pasó lo que parecía anacrónico para ellos y normal sólo en los países desarrollados como Haití, o alguna nación africana metida en guerras fratricidas.

Por fortuna Donald Trump, el objeto de un atentado magnicida, resultó casi ileso. El problema es que la zaga de odio sigue vigente, y aunque no haya un nuevo intento o el servicio secreto estadunidense sea capaz de contrarrestarlo, la polarización que causan políticos irresponsables -como el propio Trump-, son caldo de cultivo para nuevos hechos de violencia.

Recordemos que en México, en 1994, un asesinato -el de Luis Donaldo Colosio- desestabilizó al país y a pesar de la gran concentración de poder que tenía Carlos Salinas de Gortari (presidente en ese momento), se vinieron los problemas encima, a tal punto, que en septiembre hubo otro crimen que sacudió lqs estructuras nacionales, el de José Francisco Ruiz Massieu, ya enfilado como líder de la fracción mayoritaria en la cámara baja.

Esto ocurre sobre todo cuando hay una polarización en la sociedad y los políticos propician los odios en la vida pública. Eso no justifica el atentado, pero Trump, precisamente, es quien genera climas de enfrentamiento.


Es una lástima que las contiendas electorales sean interrumpidas por hechos de sangre, como pasó en México, aunque las víctimas aquí no fueron candidatos presidenciales, sino humildes aspirantes a munícipes que además fueron menospreciados por un gobierno que, ya muertos, los minusvaluó.

Ojalá ese triste ejemplo trumpista sirva de ejemplo a quienes van a asumir las riendas de México. No se puede seguir denostando gente al tiempo que se tolera la impunidad. Ahí están las declaraciones del Bart, sicario que disparó contra Ciro Gómez Leyva y lamenta haber fallado, porque de haberlo matado, no habría habido investigación y no lo habrían detenido.

Si están investigando es por el pancho que está (Gómez Leyva) nhaciendo, sostiene. Dice que esperaba concretar el asesinato, desaparecer con dinero en la bolsa y después regresar. No pensaba que lo fueran a detener: ¿a cuántos periodistas han matado y no pasa nada? “México mágico”, apuntó.

Hasta la delincuencia conoce las consecuencias de la impunidad y la denostación. Sólo las autoridades (laicas) pretenden seguir haciéndose como que la virgen les habla

EL DELITO LOS
HACE IGUALES
No somos iguales, suele decir el presidente Andrés Manuel López Obrador, y llega a enojarse porque se comparan sus acciones con prácticas de los anteriores presidentes. Los excesos, sin embargo, los igualan sin derecho de apelación.


En el año 2006, ante un país expectante, el Tribunal Federal Electoral determinó que el presidente Vicente Fox Quezada violó las leyes al intervenir en la campaña electoral hasta en dos ocasiones, al hablar para favorecer al candidato de su partido, Felipe Calderón Hinojosa. Habida cuenta de la popularidad de Fox, era fácil colegir que influyó en la opinión de los electores.

Seguramente que los ciudadanos de poca edad se reirán al pensar que esa caricatura lamentable en que ha devenido Vicente Fox, pudiera influir en el electorado de manera positiva (porque en este año cada vez que abrió la boca perjudicó a su candidata), pero en aquellos tiempos, pese al mal gobierno que hizo, era un presidente muy bien evaluado.

Después del dictamen del tribunal, la izquierda mexicana bufó y resopló de indignación: el presidente fue formalmente declarado delincuente electoral, pero ni a él se le podía sancionar porque lo protegía la Constitución, ni la elección podía ser recusada, pues estaba consumada la declaratoria de validez.
Andrés Manuel López Obrador fue la víctima en aquella ocasión. El cómputo oficial lo situó debajo de Felipe Calderón por escasos 243 mil 934 votos (15 millones 264 contra 14 millones 756 mil 350). Fox quedó indeleblemente marcado como un tramposo que utilizó su investidura para evitar la victoria izquierdista.


Dieciocho años después, el Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación, declara que el presidente Andrés Manuel López Obrador intervino ilegalmente en la campaña electoral en dos ocasiones, utilizando recursos públicos (por lo menos los de la mañanera) para beneficiar a su candidata y a su partido, llamando a votar para que Morena tuviese mayoría calificada en ambas cámaras.

La gran diferencia es que en esta ocasión la distancia entre las dos principales candidatas fue de casi 19 y medio millones de votos. Con un presidente tan bien evaluado como Andrés Manuel López Obrador, por encima de las evidentes fallas de su gobierno, y con la estrategia de colocarlo a él, a sus programas sociales y a la narrativa como principal oferta de campaña, es dable pensar que una parte muy importante de los votos fue generada por el propio Andrés Manuel, lo que acrecienta la importancia de sus intervenciones.

En ese sentido, Fox Quezada y López Obrador quedaron igualados. Ambos violaron las leyes electorales, esto es, hicieron trampa para que ganaran sus respectivos candidatos y partidos. En resumen, son dos delincuentes electorales declarados como tales por la autoridad correspondiente. No se les sanciona porque la Constitución dice que el titular del Poder Ejecutivo es inimputable, es decir, que no se le puede juzgar ni sancionar, excepto por el cargo de traidor a la patria.

Fox simplemente dijo que él no había incurrido en lo que le señalaban, dejando correr las cosas hasta que se agotaron. En cambio el presidente López Obrador puso su mejor cara de inocente preguntando ¿yo? ¿cuándo? Para luego soltar una ristra de insultos contra los magistrados de ese tribunal y contra todos en general, demostrando que es eso lo que le irrita del Poder Judicial: la capacidad para establecer situaciones distintas a las que él ordena.
Por cierto que López Obrador, cuyo paso por la Presidencia queda marcado por ese delito, con tanto que le importa la opinión de la historia, ofreció muchas veces acabar con el fuero presidencial, como muestra de que no temía nada ni pensaba hacer nada indebido. Pero la promesa se traspapeló en el archivo del olvido.

DIÁLOGO ¿PARA QUÉ?
El Congreso de la Unión lleva a cabo los foros de consulta a que se habían comprometido, y por más que han participado expertos con opiniones, propuestas, análisis esclarecedores, nomás no se ve que vayan a hacer alguna diferencia.

Como acostumbra el presidente, cada vez que las opiniones distintas a la suya ganan espacio, aparece para romper con su influjo verbal todo lo que le vaya ganando espacio entre la sociedad. No le bastó con advertir que sí, que el diálogo era bueno, pero sin moverle ni una coma a su propuesta central, que es la elección de los jueces; ahora además dijo que es mejor que los candidatos a jueces, ministros y magistrados, no tengan experiencia, porque así no hay mañas adquiridas. Otra vez el desprecio al conocimiento.


El doctor Diego Valadés, exdirector del Instituto de Investigaciones Jurídicas entre muchos otros cargos de primera línea, advierte que con la propuesta presidencial de modificar sustancialmente al Poder Judicial, el país se pone en riesgo de una regresión terrible, en que los jueces, ministros y magistrados, deberán responder a los intereses del titular del Poder Ejecutivo y de su partido, pues ellos serán puente fundamental para ganar una elección de esa naturaleza.

Valadés es una de ls voces más serenas e informadas del ámbito jurídico nacional. Sus consideraciones han guiado en muchas ocasiones el debate nacional, pero en esta oportunidad ni él ni los investigadores que presentaron un estudio completísimo de las iniciativas y de la situación del Poder Judicial, serán suficientes para sacar al presidente de sus determinaciones.

EL OTRO DIÁLOGO
¿PARA QUÉ, TAMBIÉN?
Este martes se vuelve a dar un encuentro entre el gobernador Rubén Rocha Moya y las autoridades formales de la UAS, presumiblemente el encargado de rectoría, Robespierre Lizárraga Otero para buscar una solución al conflicto Estado-UAS, que tiene movilizada a la centenaria casa de estudios, a pesar del periodo de fin de cursos en que se encuentra. El encuentro será en la Ciudad de México, en la Secretaría de Gobernación.


La bronca es que el gobierno de Sinaloa pretende que en la Universidad Autónoma de Sinaloa haya una Ley Orgánica que democratice su vida interna, controlada férreamente desde 2005, cuando inició el periodo rectoral de Héctor Melesio Cuén Ojeda.
Decir que es el mismo grupo el que ha gobernado desde entonces es relativamente cierto, pero “la sincera verdad como decía un personaje de López Tarso, es que las decisiones las toma sólo una persona, el propio Melesio, por cuya autorización pasan las candidaturas a consejeros técnicos, a consejeros universitarios, directores de unidades académicas, autoridades regionales, dirigentes de organizaciones internas y hasta aspirantes a alumnos de las principales y más demandadas facultades universitarias.

El problema del estado es que se fue por lo aparentemente fácil y quiso imponer el peso de su poder, sin recurrir a la política. En estos momentos el Congreso de Sinaloa está entrampado como narramos la semana anterior, por sus deficiencias jurídicas, y no tiene posibilidades de superarlas.

La justicia federal ha protegido la posición de los representes de la UAS y los diputados no hallan cómo hacerle para cambiar el score.
Los representantes del cuenismo van a Gobernación a que les den la razón y le ordenen al gobernador suspender los procesos judiciales levantados bajo acusaciones de corrupción, sin ofrecer ni la más mínima cesión en sus aspiraciones de seguir gobernando libremente a la casa de estudios y por supuesto, sin que haya castigos.
Encima, quien lleva el papel de árbitro, la secretaria de Gobernación, está hoy más ocupada en su nueva tarea, que será la dirigencia nacipnal de Morena, que en avenir a dos partes que de antemano están advirtiendo que no van a ceder en sus posiciones.

Si lo duda, échele un ojo al panorama: la UAS está movilizando estudiantes en tareas de volanteo para pedir el apoyo de la sociedad, y al tiempo que se apunta para ir a dialogar en Gobernación, prepara una marcha a la ciudad de México, donde pretende llegar hasta Palacio Nacional para reiterar sus acusaciones contra las violaciones a la autonomía, que le atribuyen al gobierno sinaloense; y por el lado del gobierno, ya se advirtió que se podría ejercen la orden de aprehensión contra el exdirector de bienes inventarios de la UAS, Héctor Melesio Cuén Díaz (hijo de Cuén Ojeda) porque ha utilizado muchos recursos médicos para aplazar las audiencias a que se le cita. Ni uno ni otro quieren ceder, por el contrario, enconan sus posiciones.

DE RISA INVOLUNTARIA
Alejandro Moreno, dueño absoluto del PRI (o lo que queda), amenaza con hacer un corredero de padre y muy señor nuestro de las ya diezmadas filas tricolores. Como hizo AMLO, acusó a sus enemigos de traidores por el simple hecho de no estar de acuerdo con él, los deturpa públicamente y anuncia que los va a expulsar para que no le estorben adentro ¿con cuántos se irá a quedar?


Su fiel escudero, Rubén Moreira, salió a decir que se equivocan quienes creen que el partido ya se le escrituró a Alito, e invitó a todos los que quieran competir por la dirigencia a que le entren ¿a poco no tienen gente? Preguntó a sabiendas de que todos los consejeros políticos están coptados o designados por ellos. Se dio el lujo de ofrecer “piso parejo” para que compitan con Alejandro Moreno y con la esposa de Moreira, que es la secretaria general. De risa loca.

Enfrente no hacen malos quesos. Dicen en Acción Nacional que fue un grave error la alianza cn el PRI y que es mejor seguir solos. Quizá, pero si unidos les fue como les fue ¿se imaginan cada quien por su lado? Estos señores deben creer que hay colas de muchas cuadras con gente que quiere ir a inscribirse en su organización.

En Morena no se quedan atrás. La virtual presidenta electa Claudia Sheinbaum dijo con toda firmeza que el relevo en la dirigencia será decisión del partido. “Yo no me voy a meter”. De esas declaraciones que nadie toma en serio. Pero casi simultáneamente, el brillantísimo futuro secretario de Educación Pública y dirigente saliente de Morena, Mario Delgado, anunció que el relevo se dará en septiembre, pero que primero habría que hablar con la presidenta. ¿para qué si ella no se va a meter en eso? ¡Ah los políticos!