DOMINGRILLA POR FRANCISCO CHIQUETE

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Se extravió la tranquilidad ofrecida; no les vengan con el cuento de que la ley es la ley; ¿y el festejo de la marina?

Una jornada electoral tranquila, ofreció el presidente, en ese estilo tan suyo de ofrecer cosas que no dependen enteramente de su voluntad. Tras eL artero asesinato del candidato a alcalde de Coyuca de Benítez, todavía se produjeron tres muertes más, relacionadas con la actividad electoral.


Para este domingo corren rumores, evidentemente infundados, sobre posibles hechos delictivos que afecten a inocentes.
Se debe precisar que los problemas de inseguridad no son generalizados. En el 2021, cuando la intervención del crimen organizado fue abierta, no se dieron problemas espectaculares, aunque sí acciones focalizadas que afectaron a una de las fuerzas participantes, y no sólo en Mazatlán, donde se dio una voltereta que ya no esperaba ni el beneficiado. También ocurrió en el resto del estado.

Hoy Sinaloa casi no pinta en el terrible concierto de la violencia electoral, aunque no se pueden ignorar los dos casos de políticos asesinados antes del inicio formal del proceso. Por fortuna la cuota de sangre ha corrido en otras tierras, como Guerrero, Michoacán, Chiapas, Puebla y Tamaulipas, cuya lejanía no le quita drama al proceso.


Ya con las campañas cerradas, el INE prácticamente se declaró incapaz de instalar cincuenta casillas electorales en la zona más violenta de Chiapas. Cosas parecidas ocurren en Guerrero, Michoacán, Tamaulipas y Guanajuato. En nuestra región también hay riesgos de que las zonas serranas de Rosario, Concordia, San Ignacio y Choix, por lo menos, haya algunas secciones electorales fuera de la participación.

Por desgracia sí hay muchas personas que temen salir mañana a emitir el voto. Algunos interesados han hecho correr las citadas versiones de posibles hechos de sangre.

Lo que se requiere es que la gente acuda a emitir su voto, independientemente de cuál sea su filiación partidista o su simpatía personal por candidatas o candidatos. Hay que hacerse el ánimo de participar, de enfrentar por lo menos los rigores del sol y el calor, para quedar con la satisfacción de que la voluntad quedó expresada en la única arma de se debe utilizar: el voto.

Además hay un compromiso con la propia sociedad. Miles de paisanos, amigos, familiares y conocidos están haciendo el esfuerzo de asistir como parte de las mesas directivas en las casillas, a sabiendas de que invertirán todo el día que normalmente es de descanso y pasarán incomodidades precisamente por la aglomeración, el calor y las responsabilidades.


Quien no ha sido presidente de casilla, ignora que después de todo el día esperado a que lleguen los votantes, hay que levantar las actas, ordenar la papelería, supervisar el recuento de votos, enfrentar a los representantes de partidos, que pretenden sacar ventajas de donde no las hay, al tratar de anular votos que son válidos, de validar los que están mal emitidos y hasta de cambiar el sentido del voto ejercido por el ciudadano.

Y todavía hay que cargar con la responsabilidad de trasladar la paquetería electoral, hacer cola para entregarla y asegurarse de los recibos, para que luego no les salgan con que a chuchita la bolsearon. Y con todo eso, muchas veces los perdedores acusan a los ciudadanos de haberse prestado al fraude.
Lo menos que podemos hacer para corresponder a ese esfuerzo es ir a votar.

LA TRAMPA VA
POR DELANTE
Políticos y activistas usan frecuentemente la denuncia contra los rivales, a los que atribuyen trampas o intentos de trampas que también ellos cometen.

En los últimos días, el INE advirtió a varios personajes públicos que deben bajar de sus plataformas y redes sociales expresiones que contravienen las disposiciones legales, sobre todo los límites en materia de propaganda electoral.


Como siempre, la vieja chachalaca, la que mandaron callar, salió con sus cosas. Vicente Fox, en efecto, posteó porras a favor de su candidata, a sabiendas de que ya no tiene ninguna influencia sobre la sociedad, y que sus apoyos realmente ya no tienen ningún efecto positivo. El INE lo mandó bajar sus posteos.

Lo mismo le pasó a Claudio X. González, el ideólogo de la alianza opositora, que también posteó cosas a favor de su candidata. Seguramente creyó que sus redes sociales tienen mucha influencia sobre la comunidad, cuando se trata del mismo mercado electoral que está a favor de ellos, sin añadir un solo voto. Al final el INE le ordenó bajar su propaganda extemporánea.

Lo mismo pasó con el candidato presidencial de Movimiento Ciudadano, Jorge Álvarez Maynes, quien muy ofendido hizo público su enojo porque el PRI, según él, lo quiere meter a la cárcel, toda vez que la Fiscalía de Justicia de Nuevo León lo culpa por la desgracia de su fallido evento de cierre de actividades de proselitismo. Evidentemente quiso hacer su último servicio a la campaña a la que sirvió.
Todavía hubo una denuncia adicional, Fue contra el vocero presidencial Jesús Ramírez, quien a pesar de la veda electoral, subió una supuesta encuesta que atribuye al presidente un apoyo del ochenta por ciento de la población. Ramírez es chato, pero se las huele. Para cuando el INE empezó a analizar el asunto, él ya había bajado el cuerpo del delito.

Como se ve, por todos lados se cuecen las habas. Todos saben que sus acciones fueron indebidas, pero todos querían violentar las disposiciones, porque al fin de cuentas, hubo quién dijo enfáticamente aquello de que “a mí no me vengan con el cuento de que la ley es la ley”.

Por cierto el autor de la frase fue el más sancionado por el INE, pues violó la Ley Electoral en más de treinta ocasiones, sólo que no hay ley que castigue a un presidente. Sólo lo obligaron a bajar sus discursos violatorios de los videos de las mañaneras. En efecto, que no le vengan con el cuento de que la ley es la ley.

ELECCIONES MATAN
FIESTAS TRADICIONALES
Este sábado fue primero de junio, día de la marina, una efemérides que siempre ha sido importante en el país, pero que en esta ocasión pasó absolutamente desapercibida porque se trató nada menos que de la víspera de la elección más importante que se haya realizado en nuestro país, a juzgar por el número de puestos públicos que se encuentran en juego.

El primero de junio se festeja a la marina porque en una fecha como esa, pero del año de 1917, zarpó el primer buque acogido a la ley que emitió Venustiano Carranza para que los barcos que navegan con bandera mexicana estén al mando de la oficialidad mexicana. Otro primero de junio, pero de 1942, Manuel Ávila Camacho decretó formalmente que se festejara esa fecha.

A partir de ahí hemos visto muchas cosas con el pretexto del festejo: desde los fallidos llamados de Adolfo Ruiz Cortínez para emprender “la marcha al mar”, hasta los festejos ridículos de personas como el exalcalde de Angostura, José Manuel Valenzuela López, El Chenel.
Normalmente el presidente de la República encabeza los festejos desde alguno de los puertos de nuestro país, alternando los litorales año con año. Luego los gobernadores de estados costeros encabezan las de sus respectivos estados, en un ceremonial de gran pompa y boato.

Durante el gobierno de Felipe Calderón los medios portuarios se sintieron traicionados, pues se emitió un decreto que daba a la Secretaría de Marina la responsabilidad de vigilar y administrar los puertos, a la par de las Administraciones Portuarias Integrales, que hasta entonces dependían de la SCT.

Pero ahora con López Obrador las cosas se fueron al extremo. La API fue cambiada por la Asipona, a la que se asignaron facultades y recursos para ejecutar obras de carácter urbano, pero sobre todo, les dieron ínfulas suficientes como para que el contraalmirante Mariel Aquileo Ancona Infazón se convierta en otro presidente municipal de Mazatlán, pasando sobre los reglamentos vigentes.

Juan Sigfrido Millán Lizárraga, para la segunda parte de su periodo gubernamental, ptrparó un festejo marino a todo tren. Se hizo a la mar, con prensa, bocadillos y un ceremonial con todos los protocolos, pero al día siguiente la gran nota no fue suya, sino de un alcalde oscuro de un municipio modesto. El Chenel Valenzuela se vistió de marino, se subió a una lancha y en lugar de arrojar al mar el arreglo floral que llevaba consigo, se lanzó al agua él mismo, abrazado de las flores.
Y así lo siguió haciendo durante los otros ocho años en que fue alcalde, porque se eligió y reeligió tres veces, cada vez traicionando al partido que le dio la anterior oportunidad, suspirando eternamente por un cuarto rgreso, a pesar de sucesivos fracasos. Cada año el ridículo superaba a los anteriores, pues en algún momento cambió el uniforme naval por túnicas, vestidos vaqueros, en fin, cuanto delirio se le pudiese presentar.

Quizá el año próximo los festejos vuelvan a ser rumbosos, pero ya sin AMLO, que nunca le supo bien a la importancia del mar, y de nuevo sin el Chenel, por razones obvias.