Morena Sinaloa: no es que se rajen, sólo “se ausentan”; imposible que mantengan la decencia; las ambiciones personales
FRANCISCO CHIQUETE
No es lo mismo ser borrachos que cantineros.
Cuando era una oposición sin esperanzas, la izquierda mexicana se proclamaba campeona de la libertad, de la pluralidad y por supuesto, de la discusión de las ideas. Bajo sus presiones fue posible establecer en México la práctica de debates entre candidatos, peleando dramáticamente contra un régimen cerrado que rechazaba cualquier posibilidad de contrastar ideas y conceptos.
Hoy Morena Sinaloa se niega debatir, olvidada de sus luchas anteriores. Lupita D’alesio cantaba algo que luego fue parodiado en la jerga partidista: “te pareces tanto al PRI/ que no puedes engañarme”.
Es obvio que el propósito es ahorrarle al candidato Enrique Inzunza Cázares, la molestia de oír cómo le repiten las acusaciones de abuso contra una jueza y todo lo que ello implica. Lo curioso es que Inzunza ya se había declarado puesto y dispuesto a participar en el segundo encuentro entre aspirantes a senadores por nuestro estado, pero luego resultó que “el partido tomó la decisión de no participar”
.
Como dijo en el Noticiero Altavoz mi acucioso amigo Pablo César Espinoza: “¿te imaginas al profesor Manuel de Jesús Guerrero Verdugo dándole a Inzunza Cázares la orden de no ir al debate que él ya había aceptado?” En efecto, el famoso Many, por muy cercano al gobernador que sea (que lo es) no tiene autoridad necesaria como parea marcarle la línea al poderoso secretario general de gobierno en receso (el puesto lo está esperando, por si llega a perder).
En realidad Inzunza Cázares no tiene antecedentes de militancia partidista, mucho menos en la izquierda, de modo que no se le puede reclamar que haya cambiado de ideas, como sus actuales compañeros de partido (o compañeros de viaje, como decían algunos), pero su compañera de fórmula, Imelda Castro sí tiene una larga trayectoria izquierdista y sin embargo no tuvo empacho en declarar que se negaban al debate porque llevando una gran ventaja, no veían el caso de ir a presentarse en ese evento.
Los principios, luchas y postulados pueden quedar en el olvido, mientras el pragmatismo gana terreno.
Este no es el primer cambio de actitudes de la izquierda, desde que llegó al poder.
Cuando Andrés Manuel López Obrador y Morena ganaron arrasadoramente la Presidencia de la República y casi todos los Congresos Locales que estuvieron en juego (entre ellos el de Sinaloa), el PRI empezó a exigir reformas que democratizaran la vida interna de las Cámaras de Diputados, incluyendo paridad y equilibrios en las Juntas de Coordinación Política.
Certero como siempre, el constitucionalista Diego Valadés llamó la atención sobre las exigencias de algunas fuerzas políticas como el PRI para obtener reformas y derechos que no quisieron dar cuando estuvieron en el poder.
Después veríamos la otra cara de la medalla: los morenistas, que desde sus anteriores organizaciones partidistas exigían eso que ahora le demandaban, se negaron rotundamente a concederlo, como en su momento se negaron el PRI y el PAN.
Es que, insistimos, no es lo mismo ser borracho que cantinero.
LA GRAN PÉRDIDA
Pero si es una pena que el partido mayoritario se niegue a participar en un debate, la verdadera gran pérdida es la decisión del Partido Verde Ecologista de México en Sinaloa. Desde que lo supimos, empezamos a monitorear el comportamiento de la Bolsa Mexicana de Valores y hasta el Dow Jones, tan sensibles ante acontecimientos políticos de gran importancia.
Sin embargo, se dio el debate con esas ausencias (Morena y el Partido Verde, afortunadamente sin que pasara algo malo en las bolsas y sin que se conmoviera el equilibrio fundamental del universo. Y todo ese riesgo porque Chuy Valdez está a disposición de lo que se le ordene, incluyendo el esquirolaje.
LA REALIDAD ES MÁS
TERCA QUE ANDRÉS
El presidente Andrés Manuel López Obrador salió como siempre, a enfrentar personalmente la crisis que se venía encima. No es nada, dijo. Se trata de un problema pasajero que no se repetirá. Ya no habrá más apagones.
Pero resulta que la realidad es terca, más terca que el presidente, y durante los días subsecuentes siguió habiendo apagones, aunque la CFE dijo que no en tales, sino fallas aisladas que de todos modos se fueron repitiendo de estado en estado, hasta convencer al país de que las cosas no nos van a ir bien en este periodo de verano.
-Es de que ha habido mucho calor y se está incrementando la demanda, dijo el presidente para explicar y atemperar los acontecimientos. Lo muy grave es que el calor apenas empieza y a como va el asunto del cambio climático (con el que hemos cooperado negándonos a usar energías alternativas), las temperaturas van a ser cada vez más altas, incluso en zonas que tradicionalmente son frescas. La demanda, por tanto, seguirá creciendo, y con ella la insuficiencia.
Por supuesto, el mundillo oficial se hará eco del presidente aseverando que no, que no habrá más apagones, que la crisis no es más que una exageración de los medios y una maniobra de los conservadores, pero la memoria nos lleva a los tiempos del Covid, en que el presidente aseveraba que no pasaría nada, que podríamos seguir saliendo y que ya nos avisaría cuando fuera necesario encerrarse, lo que de darse, sería por muy poco tiempo. Luego vino la aceptación de la realidad y el presidente tomó medidas muy fuertes: nos recomendó usar “el detente”, una estampa religiosa con la leyenda “Detente el corazón de Jesús está conmigo”.
Todavía se discute si los muertos por esa pandemia fueron 780 mil u 830 mil. ¿Así nos irá a ir con la crisis de la electricidad, que a decir del presidente no es crisis?
MENOS MAL, CON
CASTRO MELÉNDREZ
No hay persona o personaje del gobierno, en cualquiera de sus niveles, que no quiera apoyar al presidente en este, como en otros temas de dificultades. “Desde este modesto girón de la patria”, el presidente de la Junta de Coordinación Política del Congreso del Estado, Feliciano Castro Meléndrez, dijo que en Sinaloa no habrá apagones y que en los días de arranque de la crisis prácticamente no pasó nada porque “sólo falló la energía en algunos pueblos del sur de Mazatlán”,
Es decir que para don Feliciano los habitantes de esos pueblos no son nada o casi nada. Como dijera Felipe Calderón, “daños colaterales. Aún así, contra semejante optimismo, sucede que sí hubo fallas en el servicio eléctrico para algunas colonias mazatlecas.
Una lección importante de este episodio es que nadie, por más poderoso que sea (como el presidente) puede decretar en fin de una crisis cuya solución inmediata está en sus capacidades. Por supuesto, nadie va a reconocer que se manejaron mal los programas del sector eléctrico, que el dinero destinado a inversiones que ampliarían la capacidad de generación y distribución eléctrica, se llevó a obras caprichosas e inútiles. Mucho menos dirán que esos errores frenan las posibilidades de crecimiento del país.
LA DECENCIA NO ES
PATRIMONIO GENERAL
Ante diferentes personajes que tocaron el tema de buena fe, el candidato aliancista Guillermo Romero se comprometió a respetar a su contrincante morenista Estrella Palacios por el hecho de ser mujer, y además una mujer que no ha dado motivos para escándalos ni señalamientos. Sin embargo, de sus alrededores han salido ya algunos ataques injuriosos que no corresponden al nivel que supuestamente se buscaba dar a la campaña.
También personas cercanas a Romero aseveran que su candidato ha sido objeto de guerra sucia. Seguramente que así es, aunque en todo caso han sido menos notorios que los que salen de su lado, dejando además el rastro de pagos por publicidad en Facebook.
Es una pena que se uno y otro lado incurran en esto, habiendo tanto qué decir, qué contrastar y hasta qué denunciar de los unos contra los otros y los otros contra los unos.
¿MALA CONSTRUCCIÓN
O ACTO FALLIDO?
Con todas sus letras, la candidata presidencial morenista Claudia Sheinbaum dijo “nosotros no vamos a llegar a la presidencia como lo hizo el presidente Andrés Manuel por una ambición personal. Nosotros llegamos a hacer justicia. Nosotros llegamos a que haya bienestar para el pueblo de México.
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Ni Xóchitl Gálvez se había atrevido a decir algo tan contundente respecto del presidente.