El movimiento de los maiceros, que amenaza con extenderse e intensificarse, resulta simbólico para el gobierno de Andrés Manuel López Obrador, tanto por sus compromisos de campaña para apoyar a los productores de granos básicos, como por su anunciada convicción de no reprimir las protestas.
En el segundo día de la toma de Pemex en Topolobampo, el secretario estatal de Seguridad Pública, Cristóbal Castañeda, llegó a hablar con los dirigentes de los agricultores, para advertirles que el gobierno federal había ordenado ya el desalojo, pero que el gobernador Rubén Rocha Moya intervino para evitarlo, al menos de momento.
Una situación curiosa. Normalmente los niveles locales del gobierno tienden a proteger al presidente, no a echarle la bronca o a balconearlo como posible represor, y esto último es lo que ocurrió.
Pero además, es difícil pensar en que alguien como el presidente López Obrador mande desalojar por la fuerza a campesinos que tienen tomadas instalaciones de Pemex, cuando él personalmente encabezó la toma de cincuenta y un pozos petroleros en su natal Tabasco en 1996. Tenía causas muy justas, por supuesto pero ¿alguien puede decir que la causa de los agricultores sinaloenses no lo es?
La esperanza de solución se entorpece porque el gobierno federal ofrece diálogo, pero bajo sus condiciones, y lo que es peor: sin expectativas reales de respuesta positiva.
El secretario de Gobernación Adán Augusto López Hernández mandó decir que con gusto recibiría a los representantes de los campesinos el lunes, si antes dejaban liberadas las instalaciones de Pemex en que están ahora.
Por otra parte han salido filtraciones que hablan de mantener la oferta gubernamental de comprar un millón trescientas mil toneladas de maíz, lo que cubre a los productores de diez hectáreas o menos, pero no a los demás. Es decir, se ofrece diálogo, pero no se mejora la oferta.
Al que le apura, le atiza a la olla, dice el dicho. Por eso el gobernador Rubén Rocha Moya acaba de disponer que empiecen de inmediato las tareas de compras a los productores beneficiados por las reglas de operación. Ese es otro punto que calentó la lucha: se ofrecía y se ofrecía, pero no se concretaba nada. No le creemos a Segalmex, advertían los dirigentes.
Además no tarda en aparecer otra discrepancia: los servidores de la nación, que lo mismo sirven para un barrido que para un fregado, no metieron al padrón a todos los productores que lo merecen: en ejidos numerosos hay muy pocos registros y esto puede atizar las inconformidades.
Es una pena que el gobierno federal se mantenga en sus trece, reacio a ceder, a negociar con todos. El asunto del maíz es muy grave, la diferencia entre costos de producción y precio del producto es abismal, mandar a los productores a que los despedace el mercado equivale a propiciar la quiebra en muchos hogares sinaloenses, y no sólo los que viven directamente de la agricultura, sino a todo el sistema económico relacionado con ella.
Por si fuera poco, en este gobierno se han desmantelado instituciones que servían de apoyo al campo, como la Financiera Nacional, recién extinguida en el maratón legislativo del Congreso. Ni el gobierno de los Estados Unidos, incluyendo al periodo de Donald Trump, se ha atrevido a suspender los recursos destinados al campo, como está pasando en México.
Dentro de Morena ya hay muchas personas que están por el uso de la fuerza, comprando la idea de que no es una protesta social, sino una campaña contra el presidente Andrés Manuel López Obrador. Esperemos no caigan en la tentación. Hace una semana advertíamos que el presidente no cambia sus proyectos ni mucho menos permite que le arranquen apoyos que él no tiene decididos y que no vayan dirigidos a su población objetivo, y esta posición no parece haber cambiado en lo más mínimo.
LA RAPIÑA CON
UNIFORME POLICIAL
Uno piensa que el diez de mayo es una fecha que conmueve a todo mundo, pero no. Los agentes de la Policía Municipal asignados a la vigilancia de los panteones se pusieron a extorsionar, incluso a asaltar a los niños y adultos que dedicaron el día a limpiar tumbas para ganarse unos centavos.
No es nuevo, por supuesto, pero ahora este robo se hace delante de la gente. Muchos dolientes fueron testigos del descaro con que los elementos policíacos amenazaban incluso a los niños y los adultos mayores que se ganaban unas monedas con esa humilde tarea de acarrear agua o limpiar tumbas.
La costumbre es que el resultado de la rapiña que se hace abajo llegue más arriba. No se duda porque ningún jefe policíaco se ha dado cuenta de lo que es tan común, y mucho menos llegan a enterarse o a sospecharlo los políticos de más arriba.
AHORA SI. TIRO DERECHO
Ya sabemos que el gobernador no se guarda nada y que tampoco se limita a la hora de intensificar los pleitos que trae en el alambre.
En la semana que termina confirmó que su régimen le está buscando cuentas pendientes a Héctor Melesio Cuén Ojeda, investigando hasta por debajo de las piedras. Si es así por supuesto, no tardarán en encontrar suficiente como para llenar un expediente, pues cuando un gobierno se lo propone, encuentra todo lo que se puede, y lo que no se puede también. Cuén debe estar muy preocupado y empezar a actuar de manera mucho más efectiva que sólo ir a contratar nuevos abogados. Además debe asegurarse de que si en efecto anuncian una marcha-monstruo, debe serlo. Cualquier otra cosa le sería inútil.