ELIO EDGARDO MILLÁN VALDEZ
Después de exponer sus verdades, sin la mayor autocrítica, se fue Cuauhtémoc Cárdenas del PRD. Antes de su partida trató de forzar a los perredistas para que lo eligieran presidente de ese partido por aclamación tumultuaria, sin jugársela democráticamente como pregona a los cuatro vientos que es, ante todo, un demócrata,
Ya antes le había recetado al PRD dos estrepitosas derrotas como candidato a la presidencia de la república, después que se la robaron la primera Salinas y Bartlet en 1988. Luego vino el otoño de este patriarca por la emergencia de un nuevo caudillo llamado Andrés Manuel López Obrador, que ya también va por su tercera candidatura por la presidencia.
LA SALIDA DE LOPEZ OBRADOR
Salido López Obrador de las filas del PRD para irse a dirigir mudos con un gran oído para escuchar sus rosarios y alzar el brazo cuando se les solicite porque práctica la “democracia directa”, Cuauhtémoc Cárdenas, exiliado por aquel prócer de Macuspana, creyó que era el momento de volver por sus fueros. Ahora les pidió a los chuchos su renuncia porque el Sol Azteca vivía la peor crisis de su historia.
Cierto, nunca lo dijo de esa manera, pero en el relevó de la dirigencia recién electa, seguramente él iría como el primus inter pares de una caterva de “salvadores” de la peor crisis que ha vivido ese partido en sus 25 años de historia. Pero después de estos fallidos fuegos de artificio, ¿es cierto, como afirman los nostálgicos, que la salida Cárdenas del PRD le abriría a este partido una herida por la que se desangraría hasta la última gota?
LA ORFANDAD Y EL DUELO.
Más allá del sentimiento de orfandad que experimentarán perredistas en los próximos meses, pues éstos traen en sus genes una debilidad: su propensión a que los dirijan “hombres fuertes”, pues su psiquismo requiere de este tipo de prótesis para tener seguridad como militantes. La ironía: libertarios por excelencia requieren de un hombre carismático que les permita la seguridad de la que carecen.
Pero más allá de esta debilidad psíquica, los caudillos les han hecho ganar votos a los perredistas, pero con sus caprichos y avaricia política han impedido a la militancia la mayoría de edad, pero al mismo tiempo bajo su sombra, siempre complaciente con los “buenos”, han tapado innumerables trapacerías de la militancia a cambió de que les permitan ser los dueños de vidas y haciendas.
EL RANCIO NACIONALISMO REVOLUCIONARIO.
Pero lo más lamentable es que estos hombres fuertes han extraviado a la militancia al imponerles el añejo nacionalismo revolucionario. Esa rancia doctrina que parieron los caudillos de la revolución, en la que el Estado lo era todo y la sociedad nada: una sociedad que tendría que vivir
como súbditos, recibiendo sumisamente las migajas que desde algún lugar de México les arrojaría el ogro filantrópico.
Buena suerte a Cárdenas, arrevederci ingeniero. Al marcharse del Sol Azteca seguramente usted se deshará de la pesada losa que implica la peor crisis del PRD, una losa que a pesar de su peso iba a permitirle volver por sus fueros; pero también con su deslinde del PRD, seguramente la militancia que quede podrá recobrar el ideario socialista, pues México necesita una izquierda moderna, a prueba de inmoralidades, teóricamente lúcida y muy comprometida con la democracia, con el combate a la pobreza y por hacer que este país se inserte virtuosamente en el mundo global.
No sé si este PRD podrá resolver su crisis desde sus propias filas; pero tal vez los correctivos les lleguen desde afuera corrijan su pragmatismo e inmoralidades, pues ya se prepara una reforma del Estado para que la violencia, la corrupción, la impunidad tengan un freno como lo han expresado en todas las formas miles de mexicanos en las calles.