Los Juegos Florales tuvieron un estupendo
espectáculo dancístico, y la celebrada
actuación del venezolano Ricardo Montaner
Un cielo encendido saludó a la coronación de Marcela II, reina de los Juegos Florales del Carnaval mazatleco. Tras un programa con lo más clásico del ballet tradicional, el poeta ganador del Premio Clemencia Isaura coronó a la bella mazatleca y dio paso al show del cantante venezolano Ricardo Montaner.
El espectáculo del Instituto Cultura contó con la participación de los alumnos del Centro Municipal de las Artes, quienes ejecutaron diversas danzas del repertorio clásico, ricamente ataviados, en una sucesión de cuadros que hizo pensar en un sentido homenaje a las maestras de danza clásica Lupita Castro y Nelly M. de Ponzo, quienes llenaron toda una época en Mazatlán
Marcela llegó al escenario a bordo de una enorme hoja de árbol habilitada como barca. Fue un simbólico recordatorio de las muchas cosas que pasaron antes del show: una lluvia que de pertinaz pasó a intensa y que a pesar de su prolongación, no pudo detener uno de los .momentos cumbres del carnaval mazatleco.
Daniel Miranda Terrés, el poeta laureado, coronó las sienes de Marcela II, quien a su vez le entregó el premio, consistente en una flor natural y un cheque. Después, Raúl Rico dio voz a un fragmento de la poesía ganadora: Pan: el dios del miedo, que trata sobre las vicisitudes de la soledad.
Tras la coronación vino un aluvión de cohetes de todos tipos, formas y colores que entusiasmaron al público. La belleza de los juegos pirotécnicos fue recompensada con un fuerte aplauso que no regatearon ni siquiera los que recibieron el baño de cenizas que la cohetiza arrojó.
Después apareció Ricardo Montaner, con lo mejor de su repertorio, lo chispeante de sus anécdotas y dos alegres piezas: Conga y Cachita, que pusieron a bailar al público sin importar el lodo que batían con los pies. Botas Gucci, Zapatos Ferragamo, Tennis Nike y demás esplendores de las damas y caballeros quedaron jaspeados con el barro del parque de pelota Teodoro Mariscal.
Montaner empezó flojo, víctima de un resfrío que dijo haber pescado durante los mojados y “aguados” ensayos en el estadio, pero después de haber llegado a cantar como Laura León, calentó la garganta y se echó al público a la bolsa. Fue despedido con una gran ovación aunque apenas iban a ser las once de la noche, y él había ofrecido cantar hasta las cinco de la mañana, cuando le faltara hora y media para tomar el vuelo de regreso. No dejó petición sin cumplir y se prodigó en el esfuerzo. Reconoció la participación de la Orquesta Sinfónica Sinaloa de las Artes, dirigida por Gordon Campbells y también a la Camerata Mazatlán, que generaron un espléndido marco musical al cantante y a su equipo, una de cuyas coristas dio su propio espectáculo con una segunda voz intensa, jazzeada, que se llevó la noche.