Históricamente, la Coparmex ha intentado ser un contrapeso empresarial, intentando defender el sector industrial y a “los trabajadores”; jugando al sector empresarial estadounidense. Lo ideal en el estudio de los contrapesos es que el poder económico y el poder político tengan claras diferencias, sin embargo, en México el poder político-económico se han vuelto uno, tanto así que la política se ve como un medio de producción para obtener beneficio personal. Haciendo alusión a la enmarcada frase de Carlos Hank; “Un político pobre, es un pobre político”.
Por otro lado, el hecho de que Gustavo de Hoyos haya elegido a Javier Lozano como el vocero especial de la Coparmex, únicamente saca a relucir sus intenciones como presidente y las aspiraciones que tiene dentro del espectro político. Fue una mala estrategia para dirigir una cámara de empresarios, y una pésima si lo que en realidad busca un asesor político, defensor del “Estado de derecho”.
Javier Lozano es el Noroña del PRIAN, una persona sin legitimidad, sin ideales y oponiéndose a todo lo que busque el gobierno, muy a lo López Obrador en su búsqueda de la presidencia. Lo que sí me preocupa es que la Coparmex se convierta en no más que una organización meramente golpista y opuesta a la cuatroté, sin fundamentos ni acciones propias; por otro lado, me preocupa de igual, o más, las aspiraciones que pueda tener de Hoyos dentro del mundo político en esta carrera al 2024.
