MELCHOR INZUNZA
No resulta difícil entender el derecho que tiene la mujer a que el feto que trae en su vientre se convierta en un niño, pero no resulta muy entendible cómo el embrión puede ejercer el derecho de nacer, como en aquella radionovela, o expresar su deseo de no venir a este mundo. ¿No le parece más razonable la propuesta de libre maternidad: no obligar a una mujer a ser madre como tampoco a que no lo sea?
Dice Marcelino Perelló:
*Para muchos, como para mí, el embarazo es una posibilidad, un proyecto. El embrión es materia viva, por supuesto. También lo son las células y los protozoarios. El feto es algo más, pero no un ser humano. No es un «individuito». El feto es una promesa. Sin embargo el argumento de la jerarquía eclesiástica –dejémoslo claro, pues no todos los creyentes lo comparten– es el de que el feto ya es un individuo. Con todo y derechos. Que el aborto equivale a un asesinato y que como tal debe ser perseguido por la ley.
Órale. Pero entonces, en nombre de cierta consecuencia, que lo bauticen cuando según ellos empieza a existir. ¿Por qué esperan al parto? Y si se produce el aborto espontáneo, realicen su misa de cuerpo presente, presidida por el minúsculo ataúd. Que vaya también él al cielo. O a donde le toque. ¿O no tiene derecho? ¿En qué quedamos? Otra cosa no, pero un mínimo de coherencia sí les podemos exigir. Marcelino Perelló, Excélsior, 24 de abril de 2007)
Y Vargas Llosa:
*¿El embrión es la vida humana? Con el mismo argumento –sostiene el novelista– que los partidarios de la penalización proclaman que el embrión es ya “la vida” podría sostenerse que ella existe todavía antes, en el espermatozoide y que, por lo tanto, el orgasmo de cualquier índole constituye un verdadero genocidio.
A diferencia de esos fanáticos que en nombre de ‘la vida’ incendian las clínicas, acosan y a veces asesinan a médicos y enfermeras, y quieren obligar a las mujeres a no abortar en ningún caso, “quienes defendemos la despenalización no queremos obligar a nadie a abortar”. Sólo pedimos: no se persiga a las que se ven obligadas a dar ese paso. ((M. V. Llosa, El País, Madrid, 8 DIC 2002)
Y Savater:
*¿El aborto es un asesinato? Fernando Savater observa que hay ciertas afirmaciones que bloquean la cuestión en lugar de ilustrarla o esclarecerla. Si se dice que el embrión o el feto son algo valioso porque va a dar lugar a un ser humano, la discusión es posible y puede continuar de modo ponderado. Pero si se dice que el aborto es “el asesinato de un niño”, ya no queda más que ponerse a dar gritos coléricos. Resulta evidente que un embrión o un feto no son un niño, por lo mismo que un huevo no es un pollo.
Decir que el aborto es “el asesinato de un niño” me parece tan extravagante como asegurar que uno acaba de comerse “dos pollos” y no un par de huevos. (F. S. Política para Amador. Edit. Ariel, 1992).
*Cuando decimos que el feto es un ser humano, obviamente estamos usando el término “humano” en un sentido distinto al de “persona” ya que al feto, en los primeros meses de su gestación, no pueden atribuírsele las propiedades que hemos asociado con personas. El feto humano en este período mide apenas una fracción de pulgada, no tiene cerebro ni sistema nervioso. (Una crítica al argumento contra el aborto, Roberto Hernández, 7 de febrero de 2007)
Científicos
*A las 12 semanas de gestación no existe un individuo biológico ni un ser humano… (Colegio de Bioética, Excélsior, 18/04/2007)
*Jacques Monod, Nobel de Fisiología 1965: Pretender que un feto de algunas semanas sea ya una persona no corresponde a la ciencia sino a la metafísica… “Una confusión cuasi deliberada quiere hacernos creer que el aborto precoz equivale al infanticidio…”
*Peter Medawar, Nobel de Medicina 1960: “Si pensamos que el aborto es la cancelación de una vida… seremos genocidas en cada instante en que no tenemos relaciones sexuales. En cada rechazo de cópula.”
*Richard Dawkins: “¿Podemos decir que un embrión de apenas unas horas sufre si su gestación es interrumpida?… No puede sufrir un organismo que carece de un sistema nervioso…” (J. Silva-Herzog Márquez, Reforma, 02 /04/ 07)
Católicos disidentes
No todos los religiosos, ni todos los feligreses se dejan extender en el lecho de Procusto de la moral vaticana. De hecho, en torno a la prohibición del divorcio, del control de la natalidad y del aborto, la desobediencia católica es generalizada. El 62 por ciento de la población mundial vive en 55 naciones en las que el aborto está permitido por alguna razón.
Las mujeres deben decidir sobre sus propios cuerpos, a menos que éstos sean considerados propiedad de las iglesias o del Estado.
Hacer creer a las madres que son asesinas cuando deciden abortar, no es más que una crueldad basada en dogmas recientes. En otras épocas la iglesia fue menos intolerante. Sergio Sarmiento aludió hace unos años a Tomás de Aquino, uno de los pilares de la teología católica, quien afirmaba que el alma ingresa al feto cuando éste empezaba a tener movimiento, esto es, alrededor del cuarto mes de embarazo, y no en la fecundación. Seguramente el santo no sostendría las idioteces de los Provida y de los curas.
El Vaticano no autoriza el aborto bajo ninguna circunstancia, porque es un “asesinato”. Pero en el caso de las monjas violadas en el Congo belga, en los años sesenta, el papa Pablo VI autorizó el legrado a las religiosas que lo solicitaran por resultar embarazadas, con la condición de abandonar los hábitos. El caso fue documentado por Manuel Buendía.
La información, divulgada simultáneamente en Europa, provocó un gran escándalo, pero el papa jamás la desmintió. (Jorge Fernández Menéndez, Milenio, 18/08/2000)
*¿Es el feto ya una persona o una posibilidad de persona? No hay que confundir lo que puede ser con lo que es. Lo dice así el sacerdote jesuita Enrique Maza: “nadie hace jugo de naranja exprimiendo las semillas de la fruta, por más que en ella se encuentre potencialmente todas las cualidades genéticas de la naranja”.
De visita en México, Hans Küng, el famoso teólogo consultor del Concilio Vaticano II, durante el pontificado de Juan XXIII, recomendó a su iglesia no radicalizarse en lo del aborto, eutanasia, homosexualidad y anticoncepción, “porque los mismos católicos tienen visiones diferentes”.
¿El embrión es un ser humano desde la concepción? Küng discrepa: “un óvulo fertilizado es ya vida, pero no es una persona”. Y propuso eludir dos posiciones: “pensar en el aborto como método de control natal o, en el otro extremo, no permitirlo, sin tomar en cuenta el riesgo de la mujer… Oponerse a una práctica que beneficia a las mujeres pobres, “no es una posición cristiana”. No permitir nada, ni el aborto ni la píldora, “es una contradicción” (Milenio, 29/03/07).
Ley hipócrita
Muchos los países han despenalizado el aborto, aun los que mayoritariamente profesan el catolicismo. Así reciban multitudinariamente al Papa en turno, no hacen caso de la prédica moral de su iglesia.
¿De qué sirve prohibir lo que no se puede impedir? Leyes como las promovidas por los panistas y priistas para hacer más rigurosa la penalización del aborto, no son aplicables en el país. ¿Cuántas cárceles habría que construir para las mujeres que se lo practican? ¿Cuántas de ellas han estado en la cárcel?
Como afirmaba Zamora Pierce en 1999, es una legislación hipócrita: ministerios públicos y jueces abandonaron toda pretensión de sancionar ese ilícito.
Las mujeres que deciden interrumpir su embarazo lo seguirán haciendo con ley o sin ella.
Sí matarás
¿Con que abortar equivale a matar a una persona? Es un pecado y un delito. No lo han sido para la iglesia cuando se trataba de torturar y matar en nombre de Dios.
La ley de Dios dice: ‘¡No matarás!’. Pero el quinto mandamiento no impidió a católicos ejercitarse en el Sí matarás, y perpetraron asesinatos y genocidios. En las cruzadas eran pasadas a cuchillo millares de personas, sin excluir a mujeres y niños: los ejércitos católicos mataban por igual a infieles y fieles: “¡matadlos a todos, que Dios reconocerá a los suyos!”
En el Viejo Testamento abundan las condenas de muerte. Y la iglesia católica todavía justifica la pena capital: “La Iglesia ha reconocido el justo fundamento del derecho y deber de la legítima autoridad pública, para aplicar penas proporcionadas a la gravedad
del delito, sin excluir en casos de extrema gravedad, el recurso de la pena de muerte”. (Catecismo católico)
Por lo demás, el Vaticano no dejó de otorgar bendiciones a dictadores, aun a los peores matones: Hitler fue apoyado por el episcopado alemán, sin desaprobación del papa Pío XII, y Mussolini por los cardenales que proclamaron la invasión a Etiopía como “una guerra santa”.
En 1937 el Vaticano le otorgó a Francisco Franco, “Caudillo por la Gracia de Dios”, bendiciones y felicitaciones, y después la condecoración papal Orden Suprema de Cristo. “¡Sean bendecidas las armas si después de usarlas el evangelio florece!”.