La víspera de su muerte, el candidato presidencial
encabezó aquí dos mítines en que se presentaron
graves fallas de su equipo oficial de seguridad
Un día antes de su muerte, Luis Donaldo Colosio estuvo en Mazatlán, encabezando una gira de proselitismo que a la luz de los acontecimientos, se advierte plagada de errores en materia de seguridad, y nos explican cómo fue posible que lo asesinaran en Lomas Taurinas, una colonia de la fronteriza Tijuana.
En esa víspera de su muerte, Colosio habló con dos periodistas mazatlecos sobre su campaña,. Que a juicio de muchos no terminaba de convencer, opacada por el levantamiento zapatista; de Manuel Camacho Solís, quien era constantemente mencionado para suplirlo en la candidatura; de su propósito de reformar al poder en favor de la ciudadanía, y hasta de la alegría de sus eventos de campaña, que en Sinaloa estallaron de veras jubilosos.
Sinaloa enlínea recuerda en el video que aquí presentamos, esta fecha de su aniversario luctuoso, con el mitin de la Glorieta Sánchez Taboada, donde el Estado Mayor Presidencial fue desplazado por un anillo de seguridad creado por María Elena Gómez Pinera, La güera guerrillera, y que a medio recorrido fue detenido por el propio candidato, alarmado por la forma en que arrollaban a la gente que lo quería saludar.
Meses después la propia Güera guerrillera mostró a los medios nacionales fotografías de un supuesto Tranquilino que habría asistido a ese mitin, y que fue detenido como posible coautor del asesinato en Lomas Taurinas. El personaje fue dejado en libertad cuando se desechó la teoría del complot y se abrazó la del asesino solitario.
Todavía después, en un evento realizado en el Estero del Infiernillo, un periodista logró cruzar a la ayudantía del candidato y subirse a la camioneta principal, sin estar registrado para ello, en una falla increíble, pues envolvió al mismísimo jefe de guardias, general Domiro García Reyes.
Y un pequeño detalle en el Infiernillo: Colosio casi detuvo la camioneta para leer una pancarta de protesta: “hasta cuándo vamos a estar viviendo así sin que las autoridades hagan caso de nuestras demandas y nuestras…” Colosio dio para sí mismo una respuesta que ya no pudo ser: “pues primero déjenme llegar, chingao…”
Al otro día lo asesinaron.