*En una vivienda viven ¡once!
*Falta información a los invasores
Como reporteros de Sinaloa en Línea.com tuvimos que volver otra vez a la invasión de la colonia Pino Suárez, pensamos que lo habíamos visto todo, pero no es cierto; cada casucha destartalada es una historia y a veces, una tragedia. No tienen nada, salvo el deseo y el ánimo de vivir en algún lugar, pero escogieron mal en las orillas del Estero del Infiernillo, con el peligro de la subida de agua de lluvia que se tope con la marea alta y…
La entrevista de hoy, que fue plática con Sandy María, una joven mujer, con cara de niña, pero que ya tiene dos hijos y cuenta que en esa vivienda, que no es casa, viven ¡once” entre adultos y más niños, quienes, para variar, tienen varios perritos y algunos todavía pegados a las chichis de la perra que los alimenta.
Solo un cuarto, pero sin una pared es lo que tiene Sandy María y su familia; un suegro que está discapacitado, una suegra que ronda la tercera edad, un marido que trabaja en mantenimiento y varios sobrinos en torno a esta vivienda, por supuesto de lámina y madera, sin luz, sin agua, sin baño y a escasos 5 metros del mangle del Estero del Infiernillo.
En el caminar en esa calle de tierra, que apenas mide 80 metros, hay más de 30 viviendas, pegadas, hacinadas, violentadas, porque ya la fuerza policiaca del Ayuntamiento derribó cuatro casuchas para hacer salida a un canal pluvial.
Casi todas las casuchas de cartón son iguales, tal vez unas más chicas que otras, pero en todas está el hambre, la miseria y la pobreza; los niños flacos, otros panzones (quizás de lombrices), sucios, sin bañarse, sin camisa y descalzos.
Los invasores saben que en breve serán desalojados, que tendrán que irse, pero muchos no saben que hay opciones de un lote o un pie de casa con el Invies o el Ayuntamiento que preside el alcalde Carlos Felton, pero los funcionarios y empleados no dan la información completa y llegan por ratos y se van y es que a ellos que les importa, si finalmente los que allí viven son invasores, jodidos que no
tienen para comer y mucho menos para pagar, probablemente, ese lote. Veremos qué autoridad se atreve a hacer algo realmente por ellos.